Intentó robar unos lechones, lo descubrieron y fue preso
Apenas unos minutos habían pasado de las doce de la noche, con los juegos artificiales de fondo y los restos de la cena todavía tibios, el joven de 25 años tomó una decisión terminal: para fin de año, más allá de la situación económica y la cantidad de comensales, iba a cocinar un lechón.
Tomó el último sorbo de sidra, se levantó de la mesa y se perdió en el interior de la casa. Mientras el resto de los familiares continuaban con la celebración, el muchacho juntó las herramientas que le permitirían volver a su hogar con el banquete del próximo jueves y comenzó a caminar hacia una finca cercana.
Sin demasiada precisión, por los avatares de un festejo desmedido, pero con la firmeza de cumplir con su objetivo, el joven ingresó a la propiedad de un vecino para llevarse unos lechones. Con una maza en una mano y un cuchillo en la otra, el improvisado faeneador buscó el rastro de los animales porcinos para iniciar su cacería, pero su incapacitado instinto lo colocó en el medio de la mesa familiar de las supuestas víctimas del robo.
Ante la inesperada situación, y alejado de la exigida meta planteada al comienzo de la noche, el muchacho levantó sus armas y amenazó de muerte a las personas que se encontraban festejando Navidad. El cambio de escenario repentino, que demandaba una serie de esfuerzos imposibles de cometer un 25 de diciembre a la madrugada, provocó la fuga inmediata del frustrado ladrón, que retornó a su vivienda vaticinando una austera despedida de año.
Aunque el insólito episodio no tuvo el desenlace esperado por el joven de 25 años, los dueños de los lechones (dos hombres de 56 y 30 años y una mujer de 20) no quisieron dejar pasar el desagradable hecho y denunciaron el intento de robo y la amenaza de muerte en la sub comisaría 26°de Villa Gobernador Gálvez.
Finalmente, efectivos del Comando Regional de de Álvarez detuvo al erróneo bandido rural en General Obligado S/N Ruta 18 Km 1,5. Se le secuestró un cuchillo de 14 cm de hoja, una maza con mango de 24 cm y la ilusión de comerse un lechón en las últimas horas del 2020.