La Policía de Santa Fe busca enfrentar la desigualdad de género desde adentro
Por primera vez, la provincia tiene una Subsecretaría de Bienestar y Género en la Policía para intentar deconstruir una de las instituciones más patriarcales. En sus primeros meses de gestión, lograron relevar dos problemáticas puntuales que preocupan a las agentes: la violencia laboral y las complicaciones aparejadas a las tareas de cuidado
El machismo y la desigualdad de género atraviesan a todas las instituciones, públicas y privadas, y la Policía de Santa Fe ha sido históricamente una de las más patriarcales. Límites en el ingreso, trabas para llegar a puestos de mando, acoso laboral y sexual e invisibilización de la violencia de género son sólo algunas de las inequidades por las que pasan las mujeres que deciden ponerse el uniforme.
En octubre del año pasado una encuesta sobre 300 mujeres policías y penitenciarias de la provincia dejó al descubierto un complejo panorama. Si bien varias organizaciones han puesto el tema sobre la mesa, recién este año se comenzó a trabajar oficialmente para intentar deconstruir desde adentro una institución con una estructura arcaica y patriarcal.
Natacha Guala es quien está al frente de la flamante Subsecretaría de Bienestar y Género. Es abogada y docente universitaria, además de integrante del colectivo feminista “Mala Junta”. En su nuevo rol trabaja para coordinar estrategias y acciones institucionales en la Policía de la Provincia de Santa Fe.
El trabajo de la Red de Mujeres Policías y el proyecto de ley de la diputada Alicia Gutiérrez que proponía la creación de un Centro Integral con Perspectiva de Género fueron algunos de los puntapiés que abrieron el juego para que hoy esta política pública sea una realidad.
"Hay antecedentes internacionales y nacionales también de políticas de género en las fuerzas armadas y federales, pero a nivel provincial es un área nueva a desarrollar y es una responsabilidad y un desafío muy grande", contó la funcionaria en diálogo con Rosarioplus.com.
Guala analizó que "el trabajo policial tiene particularidades que propician la violencia de género” y admitió que “es una institución antigua o pensada con una matriz histórica obsoleta y además muy masculinizada".
Además, resaltó que "cada vez van ingresando más mujeres, por lo que es una problemática que debemos abordar desde la perspectiva del derecho y la ciudadanía para todas".
Por lo pronto, la pandemia frenó todas las actividades de una agenda que se viene cargada y ambiciosa.
Violencia laboral y tareas de cuidado en una agenda de género inédita
Guala tomó nota de los reclamos históricos y puntualizó que "el desafío es construir una agenda nueva que atienda a estas problemáticas que están muy extendidas en la policía y muy naturalizadas”. La sociedad se está transformando y la policía no puede quedarse atrás.
En sus primeros meses de gestión, lograron relevar dos problemáticas puntuales que preocupan a las agentes: la violencia laboral y las complicaciones aparejadas a las tareas de cuidado.
"Muchas mujeres que son responsables exclusivas de hogar en muchos casos tienen dificultades para sostener el trabajo y las tareas de cuidado en simultáneo", precisó la funcionaria en contacto con este medio. A los obstáculos para crecer en la carrera, se le suman la compatibilidad entre la vida familiar y el trabajo policial.
El 52,4 % de las mujeres policías son jefas de hogar, por lo tanto las afectan los traslados a destinos lejanos y las guardias de 24 horas, releva el primer informe de la subsecretaría presentado en febrero.
Por otro lado, hizo hincapié en la violencia laboral. "Está muy invisibilizada o naturalizada, en términos de lo que las mujeres podemos o no hacer en comparación con los varones. El trabajo policial en el estereotipo es una tarea más masculina, se considera que las mujeres no tienen la misma preparación, o tienen que demostrar mucho más para llegar al mismo lugar", ejemplificó.
Según el informe de la Red de Mujeres Policías, el 52,8% de las agentes dijo haber sufrido violencia de género en su trabajo. En el 56% de esos casos, fue de índole psicológica, pero también simbólica (25,8%), sexual (8,1%), económica (4,4%) y física (5,6%). En su mayoría (69%) el agresor fue un jefe.
El 86% de esas situaciones no fueron sancionadas ni resueltas por la institución.
Por último, explicó que la capacitación es parte de la agenda de todos los sectores. Esperan la implementación de la Ley Micaela como “el primer gran marco que toda la administración tiene que garantizar”.
Jefas policiales reunidas por la igualdad
En mayo, el gobierno provincial, a través de la secretaría de Estado de Igualdad y Género Celia Arena, y de la subsecretaria de Bienestar y Género en la Policía Natacha Guala, reunió a las principales jefas policiales para armar una agenda conjunta.
Actualmente, son nueve las mujeres que ocupan cargos jerárquicos en la institución. "Hay otras trabajadores al mando de comisarías o dependencias particulares, pero es parte de este proceso de transformación que ocupen lugares más visibles", aclaró Guala.
"Fue un primer espacio de encuentro que propondremos que se realice en forma periódica. Las trabajadoras tienen clarísimo qué es lo que hay que hacer y por dónde va y por eso es importante que haya un espacio que se dedique a llevar adelante esa agenda", relató.
"La sociedad se está transformando y la institución policial no puede quedar afuera. La perspectiva de género es central, por eso la designación de mujeres en puestos de decisión importantes son expresiones de esa voluntad política de llevar adelante una transformación real y profunda", consideró Guala y valoró las acciones llevadas a cabo por el ministerio de Seguridad de Omar Perotti.
Celia Arena destacó luego de dicho encuentro "la decisión política de jerarquizar y otorgar a las mujeres estos espacios. Por primera vez en la historia hay una mujer al frente de una Unidad Regional tan importante como es la de Santa Fe", ejemplificó sobre el caso de Marcela Muñoz, que asumió hace pocos días en la UR I.
La cantidad de mujeres en la Policía ronda el 35%, pero el escalafón es un embudo. La “representación” femenina disminuye drásticamente a medida que aumenta el grado de jerarquía y sólo llegan a los máximos cargos menos del 1%” de las jefas.
“La agenda que se viene tiene que ver con la implementación de la Ley Micaela y la capacitación en perspectiva de género para todos los integrantes de la institución policial, la creación de dispositivos de acompañamiento de violencia de género pero también en clave preventiva y la promoción de la igualdad en términos del desarrollo profesional y de la carrera policial para las mujeres y personas LGBT+”, concluyó Guala en diálogo con este medio.
Por lo pronto, este es un avance que hasta hace tiempo era poco probable. La Policía de Santa Fe, manchada por el gatillo fácil y con la violencia de género perpetrada dentro de las fuerzas, intentará comenzar a deconstruirse. No es tarea fácil, pero hay una decisión política que podría traer asociados cambios que con el tiempo puedan brindarle a las agentes mujeres un ambiente de trabajo seguro en el que estén garantizados sus derechos y sean escuchados todos sus reclamos.