Los detalles de la imputación a Cabrera y el testimonio de su mujer: "Tenés 40 años al pedo"
El docente que se entregó e irá a juicio por el crimen de Ivana Garcilazo fue imputado este miércoles por homicidio agravado. El hombre quedó detenido fuera de Rosario, para preservarlo de posibles represalias de las hinchadas. La fiscalía dio a conocer cómo dieron con el paradero del profesor de educación física y entrenador del club Social Lux. Las palabras del papá y el marido de la joven hincha de Central.
“No tuve intención de matar. Y de hecho no lo hice”. El que habla es Ariel Cabrera, profesor de educación física y estudiante universitario. Tiene una remera color salmón, el pelo desprolijo, fino, negro, corto; y la barba canosa. El hombre está rodeado por al menos siete policías. Hasta hace una hora y media tuvo puestas un par de esposas, que en apenas unos minutos le volverán a poner, cuando el juez Florentino Malaponte lo impute por el homicidio de Ivana Garcilazo y le dicte prisión preventiva por el plazo de ley. Malaponte considera que el riesgo de fuga existe y que el hecho que se le imputa “es una agresión estúpida y desmedida”. “ No se explica en una persona con estudios universitarios. Y mayor”.
Ariel Cabrera fue una de las tres personas que el 30 de septiembre atacó con baldosas a Ivana, a su marido y a un grupo de hinchas de Central que volvía del Clásico. Su participación en el hecho no se conoció hasta el 11 de octubre, cuando la Fiscalía difundió los pedidos de captura de él y su amigo Damián Reifenstuel, que continúa prófugo. Un día antes, a la causa se había sumado un testimonio clave: la pareja de Cabrera se acercó espontáneamente a denunciarlo. “Sos un pelotudo. Tenés 40 años al pedo”, fue lo último que le dijo por teléfono, dos días antes de que el también entrenador del club Social Lux se entregue.
La audiencia que imputó a Cabrera fue este miércoles a las 14 en el segundo piso del Centro de Justicia Penal. El silencio acompañó la hora y media que llevó la exposición de las partes y resolución del juez. Sólo se escuchaba un megáfono y un par de bombos y redoblantes de la puerta del edificio. Desde ahí, un nutrido grupo de amigos, familiares y compañeros de trabajo pedían incesantemente justicia por Ivana. Lo que se dice: el aguante.
La reconstrucción de los hechos
Según la investigación del fiscal Gastón Ávila, el 30 de septiembre de este año Ariel Cabrera, Damián Reifenstuel y una persona aún no identificada, los tres hinchas de Newell’s, miraron el clásico rosarino en la zona de Catamarca e Iriondo. Cuando terminó el partido, caminaron para la zona del Parque Independencia, donde está la cancha leprosa: exactamente dos kilómetros y medio.
En Ovidio Lagos y Montevideo se encontraron con un grupo de autos y motos que venían de la cancha de Rosario Central. Los tres comenzaron a tirar con baldosas a los automóviles y una le dio a Garcilazo en la cabeza. La mujer, que tenía la camiseta de Central puesta, murió en el momento y cayó desvanecida al asfalto. En otra moto y al lado de ella estaba su marido. Daniel no se imaginaba que casi 20 días más tarde iba a increpar a uno de esos tipos. “¿Qué se te cruzó por la cabeza? Yo estaba más cerca”, le dijo este miércoles.
Ese sábado, Cabrera se acercó al marido de Ivana para seguir con la agresión. Daniel se descolgó la linga del pecho y comenzaron a forcejear. En eso la vio a la chica en el suelo y fue a asistirla. Cabrera tomó la linga y se fue corriendo por Montevideo para el lado de Callao. A los pocos metros tiró la cadena de la moto.
Damián Reifenstuel y el tercer sospechoso se fueron por calle Montevideo, para el lado de Richieri. Un taxista persiguió al ahora prófugo y llamó al 911. En la central le dijeron que iban a mandar un móvil al lugar del hecho. El hombre le pidió que no, que vayan a donde estaba él que estaba persiguiendo al sospechoso. “Nosotros sabemos cómo hacer nuestro trabajo”, le respondió el operador. El conductor de taxis pudo acercarse al docente y anoticiarlo. “La mataste”, le dijo, mientras el tipo huía.
“No hay dudas de que los tres tiraron, la duda es quién tiró la piedra que mató a Ivana”, concluyó el fiscal Ávila en algún momento de su intervención. Cuando se conoció el hecho, las versiones aparecieron por doquier. Barrabravas y cuidacoches ocupaban el podio de posibles culpables. A nadie se le cruzó por la cabeza que iban a ser un par de docente. Capaz los de sus propios hijos.
40 años al pedo
La fiscalía difundió el 9 de octubre de este año imágenes para identificar a dos sospechosos. Múltiples testigos reconocieron enseguida al profesor de química Damián Reifenstuel. Cuando investigaron su celular, vieron que el 30 de septiembre a las 19.42 había llamado a Cabrera. Era la única llamada registrada después del hecho. Y la última. Los investigadores terminaron de reconocer al entrenador físico cruzando datos. Finalmente, lo delató su foto en el padrón de socios de Newell’s.
Pero el martes 10 de octubre terminó de cerrar todo. La pareja de Cabrera se presentó por propia voluntad. Ese día, más temprano, reconoció a su compañero de hacía diez años en el video que se había difundido. Habían pasado diez días del crimen: diez días de convivencia sin que le diga nada.
La mujer se fue caminando, llorando, de su casa. Le mandó el video y él inmediatamente la llamó, pidiéndole que vuelva a la casa. Ella, sin embargo, se fue a lo de sus suegros, pero no se animó a hablar con ellos. En cambio, lo llamó a él. Cabrera reconoció a su mujer que era el del video, pero que no mató a Garcilazo. Ella le preguntó por qué no le dijo nada. Él le dijo que tenía miedo que se enoje. “Sos un pelotudo. Tenes 40 años al pedo”, le respondió la denunciante.
Según reveló el fiscal, la mujer dijo que siempre veía los clásicos en la misma casa. La noche del clásico, él volvió a la madrugada a su casa. La mujer no se extrañó, era normal que suceda. Cuando peritaron el teléfono de Cabrera, saltó que a las 20.30 había estado en Pérez, en la casa de Damián.
El diez de octubre a la noche allanaron la casa del imputado y de sus padres. Él hombre ya no estaba ahí. Se entregó dos días después, un día más tarde de la difusión del pedido de captura. “No le quedaban muchas alternativas”, reconoció Ávila en la audiencia.
“¿Por qué lo hiciste?”
Raúl Garcilazo y Daniel Valenzuela, padre y esposo de Ivana Garcilazo respectivamente, pidieron la palabra en la audiencia de este miércoles. Los dos son parte de la querella, representada por el abogado Marcos Cella, que siempre estuvo de acuerdo con lo expuesto por el fiscal.
Raúl, vestido de bermuda verde militar y una remera blanca con la foto de su hija, fue breve. “Este hijo de puta tiene que pudrirse en la cárcel”, dijo con voz baja. Daniel pidió justicia por su mujer. “¿Por qué lo hiciste?”, le preguntó directamente a Cabrera . “¿Qué se te cruzó por la cabeza? Yo estaba más cerca”.
El imputado le respondió. Con la voz clara aseguró que nunca quiso matar. “Y de hecho no lo hice”, apuntó. El docente de gimnasia dijo que acompaña en el dolor a los familiares, que de hecho su mamá y su hermana son de Rosario Central. “No lo sentís”, le respondieron los familiares. “No, acompaño en el dolor y estoy a disposición de la justicia”, repitió Cabrera.
Sin intenciones de matar
La defensa de Ariel Cabrera, con los abogados Alberto Tortajada y Sergio Larrubia al frente, sostuvo, contra la exposición del fiscal Gastón Ávila, que se trató de un delito preterintencional, no de un homicidio. Esto es: se quiso causar daño, no matar. “Hubo un acto muy criticable, pero no hubo un acuerdo previo. Sí, fue una locura. Se quiso cometer una agresión y pasó a mayores”, consideraron los abogados defensores. También solicitaron que la prisión preventiva sea por un plazo determinado de tiempo. El juez, finalmente, no dio lugar a sus pedidos. Sólo a uno: Cabrera será trasladado a una unidad penitenciaria fuera de Rosario, para evitar mayores problemas entre las hinchadas.
La decisión fue agredir
El juez Florentino Malaponte dio por finalizada la audiencia casi una hora y media más tarde e imputó a Cabrera por Homicidio agravado por ser cometido con ocasión de espectáculo deportivo, en grado consumado en carácter de coautor. También dictó prisión preventiva por el plazo de ley.
Para Malaponte, existió una decisión de agredir, que se suma a la agresión contra Valenzuela. “Es una agresión estúpida y desmedida, no se explica de una persona con estudios y mayor de edad”, sostuvo.