Para Vernet, el crimen del diputado Armas esconde “una trama de mafia judicial”
“Una trama de mafia judicial”. Así definió José María Vernet como “la hipótesis más probable” sobre el crimen del diputado Mario Domingo Armas, ocurrido en 1986, cuando era gobernador de la provincia.
Vernet se mostró sorprendido por el reciente impulso a la investigación, paralizada durante más de treinta años en la justicia rosarina, y consideró que el asesinato “pudo estar relacionado” con las disputas –harto conocidas en los pasillos de los Tribunales pero nunca llevadas a los expedientes- en torno a las designaciones de jueces en la provincia.
Diputado por el Partido Demócrata Progresista, Armas integraba la estratégica Comisión de Acuerdo de Magistrados y también la Comisión de Asuntos Constitucionales de la provincia. El 8 de febrero de 1986 fue asesinado de dos balazos por un sicario que lo sorprendió cuando retiraba su auto del Edificio Alfar, en Paraguay al 800, pleno microcentro de Rosario. Tenía 71 años.
La investigación impulsada por el fiscal Marcelo Vienna se concentró en Raúl Campilongo, agente de Inteligencia del Ejército durante la dictadura, quien habría reconocido ser el autor del crimen, según testimonios aportados a la causa por el diputado provincial Carlos Del Frade.
Campilongo debía prestar declaración informativa este jueves, pero la medida se postergó para este viernes. En el reciente allanamiento a su casa, dijo el fiscal Vienna, “no se encontraron armas de fuego y se secuestraron dos maletines de cuero marrón que habrá que peritar” para establecer si se corresponden con los que portaba el asesino de Armas, de acuerdo a la descripción del testigo Gerardo Rosso.
El ex agente de inteligencia –recomendado en tales funciones por Jorge Alberto Fariña, condenado a prisión perpetua por delitos de lesa humanidad- revistó como empleado del Instituto de la Vivienda durante la gobernación de Vernet. A la vez fue como íntimo allegado al abogado Héctor Cerrutti, apodado El Padrino en los corrillos de Tribunales por su reconocida influencia en el nombramiento de jueces del fuero penal y laboral en la segunda mitad de los años 80.
Campilongo “se vestía como un abogado”, declaró Jorge Majul. Pero no lo era, y hasta ahora nadie precisó cuáles eran sus tareas como empleado de Cerrutti.
Consultado al respecto, Vernet dijo que durante su gobernación “dejé que los poderes legislativo y judicial se ordenaran con independencia del ejecutivo” y, en particular, “los problemas de los jueces se resolvieron en las cámaras de Diputados y de Senadores, reservándome el poder de veto sobre las listas que me traían los senadores después de los acuerdos”.
“Cerrutti me provocó más de un dolor de cabeza. Nunca fue parte de mi gobierno. Usaba mi nombre y la oposición se tomaba de eso para criticarme”, agregó el ex gobernador, quien sostuvo que el abogado, fallecido en 2011, “usaba el poder que le daban algunos dirigentes gremiales”.
Antes de la gobernación, Vernet fue contador de la Unión Obrera Metalúrgica, cuyo representante legal era Cerrutti. El abogado “no era peronista, sino socialista –dijo-. Tuve dos reuniones bastantes pesadas con él, y en la segunda, donde estaba Raúl Carignano, lo hice retirar, porque no tenía nada que hacer”.
Un agente “de gran valor”
Vernet también se refirió a Campilongo. “Lo tenía como buche (soplón), no como operativo. Nunca tuve trato con él. Lo debo haber visto dos o tres veces”, dijo.
Según el ex gobernador, el empleo de Campilongo en el Instituto Provincial de la Vivienda pudo surgir de alguna relación del ex espía de la dictadura con “diputados o senadores nacionales” de los cuales habrían dependido los nombramientos. “Nunca lo tomé. Recuerdo que una vez tuvo un problema con una mujer que trabajaba en el Hotel Majestic y lo denunció por pedirle una coima. En ese momento hice intervenir a la policía”. Vernet agregó que “en esa época los servicios estaban metidos en todas partes”.
Campilongo inició su actividad como agente de la dictadura en 1979, recomendado por Jorge Fariña. No fue su único aval: también lo recomendó Marino Héctor González, otro connotado represor del Ejército, condenado a prisión perpetua en 2013 por delitos de lesa humanidad. Se desconoce cuáles eran las relaciones previas de Campilongo con Fariña y González.
El 1° de mayo de 1979 Campilongo fue nombrado personal civil de inteligencia IN 14 en el Destacamento de Inteligencia 124. Al año siguiente fue calificado como “elemento de gran valor” en el organismo represivo. Actuaba con el seudónimo Ricardo Campodónico, bajo las órdenes del capitán Julio César Domínguez, el mayor Fariña y el teniente coronel Pedro Durán Sáenz.
En 1982, como “elemento de gran valor”, fue trasladado al Destacamento de Inteligencia 121, en Rosario. El ex agente de inteligencia Gustavo Bueno lo involucró como participante en el robo de la documentación de la Conadep en el asalto a los Tribunales de Rosario, en 1984.
Campilongo debería presentarse este viernes en el Juzgado de Instrucción número 11. “Hay otras medidas pedidas para el avance de la investigación, pero hasta que no se produzcan no me parece serio comentarlas”, dijo el fiscal Vienna.