Revelan detalles para entender el secuestro y crimen de Jimi Altamirano
El fiscal Matías Edery imputó a los dos detenidos por el homicidio del músico y malabarista. Expuso una trama que conjuga una abultada deuda en dólares entre dos facciones de Los Monos, y delitos por encargo desde la cárcel
El fiscal Matías Edery imputó este lunes a los dos jóvenes que están detenidos por el secuestro al voleo y asesinato del músico y malabarista Lorenzo “Jimi” Altamirano, ocurrido el 1º de febrero en la puerta del estadio Marcelo Bielsa, en el Parque Independencia. Y en la imputación quedaron expuestos los motivos de primer y segundo orden que llevaron a los sicarios a liquidar a un joven totalmente ajeno a sus andanzas e intereses.
De acuerdo con el acta imputativa, Alexis Romero y Daniel Bommer actuaron por encargo de dos delincuentes que cumplen condena de prisión en el penal federal de Ezeiza: Leandro Vilches y Pablo Camino. Y la razón que llevó a estos a encargar el crimen fue dejar un mensaje de advertencia a otros miembros del clan Los Monos que, como ellos, también purgan prisión pero en otros penales: se trata de Leandro “Pollo” Vinardi, Carlos “Toro” Escobar y Gerardo “Dibu” Gómez.
La razón de fondo que enfrenta a estas facciones de la organización comandada por Guille Cantero –también desde las rejas– es una deuda de 70 mil dólares que éstos le reclaman a Vilches, Camino y a Héctor Masini, los tres recluidos en el penal de Ezeiza.
Sobre ese contexto, Edery expuso que Romero robó el 30 de enero en Pasco y Cochabamba el Renault Sandero con el que dos días después saldrían de cacería para secuestrar a cualquier persona y consumar el encargo.
El 1º de febrero a la noche, Romero y Bommer salieron junto a un tercer cómplice por ahora no identificado, afirmó el fiscal. Bommer, de 22 años, está preso desde la semana pasada, cuando la Agencia de Investigaciones Criminales lo encontró en una clínica de rehabilitación para adictos en Villa Bosch, el conurbano bonaerense. Romero, de 27 años, había sido detenido en marzo, en VGG, y está alojado en la UP Nº 1, de Coronda.
En la audiencia presidida este lunes por el juez Héctor Núñez Cartelle, Edery planteó que Vilches le ordenó a Romero, y Camino a Bommer, la comisión del caso que estremeció a Rosario por la frialdad de un crimen tan gratuito, y porque se consumó cerca del ingreso principal al Coloso de Newell's.
Aquel 1º de febrero, el Sandero negro quedó registrado por cámaras de video en 27 de Febrero e Iriondo. Dos personas descendieron y le cayeron encima a Altamirano, quien regresaba a su casa luego de ensayar con su banda de música punk. Eso fue a las 21.20, y para las 22.45, una cámara en el Parque Independencia mostró el Sandero que se detuvo frente al Coloso, cerca de la puerta 6, y allí hicieron descender al rehén. Le dispararon tres veces por la espalda. Murió poco después en el Heca.
Sus captores le habían puesto en un bolsillo una esquela de papel: “Damián Escobar, Leandro Vinardi, Gerardo Gómez, dejen de sacar pibes del club para tirar tiros en Rosario”, decía. El mensaje refería a los rivales de Vilches y Camino, quienes ya entonces estaban a cargo de la barrabrava de Newell's, como días atrás lo confirmó la polémica bandera desplegada en la popular, durante el partido homenaje a Maxi Rodríguez.
Hubo esa misma noche una comunicación telefónica entre Bommer y Romero con Camino.
Bommer, un joven que hasta entonces no tenía antecedentes penales, estuvo internado a la semana siguiente en el Heca, por haber sido baleado en las piernas en Iriondo y Deán Funes, cerca de su casa y cerca de donde fue secuestrado Altamirano.
Edery les atribuyó a Bommer y a Romero participar de actividades ilícitas por encargo de los referidos, incluso el robo de vehículos para perpetrar los mandados.