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La primera semana del juicio oral y público a la banda narcocriminal Los Monos fue intensa. Algunos imputados pudieron dar sus testimonios en los alegatos iniciales, como Ramón Machuca, que acusó al socialismo de armar la causa. La continuidad del proceso desde este lunes anticipa que las escuchas telefónicas serán el centro de la discusión.

Por un lado la Fiscalía dice tener diálogos de intervenciones de líneas telefónicas lo suficientemente comprometedoras para cimentar su acusación y convencer al tribunal de que la familia Cantero era una asociación ilícita que se apoderó de un territorio con el fin de hacer negocios económicos, a partir de delitos violentos. La actividad económica ilegal  que la justicia provincial no tiene facultad para juzgar es el narcotráfico, sostén de todo el negocio.

Pero las defensas centran su estrategia en cuestionar la validez jurídica de las escuchas telefónicas. En los alegatos iniciales fue Fausto Yrure, defensor de Monchi, Guille y El Viejo Cantero, Agustín Ruíz, Lorena Verdún, Emanuel Chamorro y Leandro Vilches, quien criticó  el papel preponderante que la Fiscalía haría de las escuchas.

Las defensas le dan una interpretación política a la causa. Según ellos, se trata de un armado derivado de un momento político en que se reclamaba más acción contra el narcotráfico en momentos en que la violencia tuvo su pico de homicidios en 2013. Así, el juez Juan Carlos Vienna decidió en sintonía con el gobierno perseguir a la familia Cantero.

En aquel momento la imagen construida por el kirchnerismo fue letal al acuñar el estigma de "narcosocialismo". Por eso decidieron avanzar contra los Canteroi, interpretan las defensas. "Hubo un pacto entre el socialismo, el juez Vienna, Luis Paz y la División Judiciales. Nos tomaron a nosotros como una asociación ilícita criminal para mostrar que nosotros somos el monstruo, el mal de la provincia, pero en verdad lo que pasa es una farsa", enfatizó Monchi Cantero.