Alarma la cantidad de animales silvestres que están cautivos como mascotas
Una encuesta de la UNR en Casilda arrojó que casi 1 de cada 3 hogares tiene un animal salvaje en cautiverio. Por eso lanzaron una campaña para advertir sobre los riesgos que implica esta práctica que, además, está penada por ley
Desde la cátedra libre de Fauna Silvestre, en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional de Rosario, buscan crear conciencia sobre los riesgos de capturar, trasladar y tener animales silvestres como mascotas.
Se trata de una campaña de “desmascotización” de la fauna autóctona y el equilibrio ecosistémico que llegó a más de tres mil chicos de jardines y escuelas de Casilda y Rosario, y ahora irán por más jardines de infantes, escuelas primarias y secundarias.
Claudia Nigro es docente de la cátedra y directora del proyecto de extensión, quien detalló que “el abordaje es diferente entre los distintos grupos etáreos, con títeres para los más chiquitos, se disfrazan con los de la primaria y utilizan material audiovisual para los mayores”.
El mensaje es claro y simple: no es correcto tener animales silvestres como mascotas porque hace mucho daño al animal y más aún al ecosistema. También buscan que quede clara la diferencia entre “lo que es un animal de compañía y lo que es un animal silvestre, fueron años de evolución junto al hombre lo que permitió al perro y al gato convivir con las personas y crear un lazo afectivo”, explicó.
Nigro destacó que el tráfico de fauna silvestre, más allá del daño que se produce en cada animal en particular, afecta seriamente al ecosistema y el equilibrio del medio ambiente, ese animal que falta (y a la mayoría de las veces, debido al tráfico, se trata de grupos completos) genera un desequilibrio, con consecuencias que pueden ser muy graves como la desaparición de especies o proliferación descontrolada de otras, cada animal cumple una función esencial en la cadena trófica.
De esta manera “el ecosistema se empobrece y se desequilibra, sumado a que la frontera humana avanza debido a la expansión de la frontera agropecuaria o de las ciudades, el espacio de desarrollo natural de las especies nativas o autóctonas se ve muy reducido”.
La cucha del gorila
Para esta actividad, la cátedra realizó previamente un proyecto de investigación donde comprobaron que “la tenencia de animales silvestres como mascotas en nuestra zona es muy alta” y responde a lo que se ha estudiado mundialmente.
Para esto se realizó una encuesta en Casilda, de manera aleatoria y sin previo aviso: “Se preguntó a la población sobre las mascotas que tenían en su casa, y los resultados que tuvieron es que de los 334 casos que tuvo la muestra, descubrieron que casi 100 hogares tenían de mascota un espécimen silvestre, en su mayoría aves o reptiles”.
Claudio Nigro, junto con otra docente de la cátedra, Cintia Manoni explicaron que “la tenencia de animales silvestres en cautiverio es un delito penado por la ley 22.241 que prohíbe además el traslado y venta de la fauna autóctona en la Argentina”. Sin embargo su cumplimiento se dificulta “por no existir una fuerza de seguridad abocada a este tema y un espacio donde asistir y alojar el estado del animal que fue tenido en cautiverio”, explicaron.
A nivel mundial por año se secuestran 35 millones de animales de su hábitat natural para ser vendidos. De esta cantidad solo el 10 por ciento sobrevive al traslado.
El cautiverio le genera una daño muy grande a las especies que no son domésticas, el animal se encuentra en estado de estrés permanente ya que no está adaptado para la convivencia con el hombre, a vivir fuera de su hábitat natural.
Por qué perros y gatos sí son domésticos
Los perros llevan unos 30 mil años conviviendo con los humanos. Su evolución lo fue llevando para que se convierta en un animal de compañía. Lo mismo sucede con el caballo, o con el gato, que llevan unos 5 mil años de su evolución conviviendo con personas. Se trata de procesos evolutivos muy largos que fueron modificando las especies para convertirlos en animales domésticos y para que desarrollen un vínculo afectivo con las personas.
Un animal que ha convivido con el hombre no puede ser reinsertado al ámbito natural como si no hubiese sucedido nada, muchas veces no existe un destino feliz para este individuo, que deberá ser alojado en un refugio para continuar con su rol de mascota hasta que se muera, se trata de evitar de empeorar lo que ya se arruino.
La cultura antropocéntrica, que desde hace siglos domina nuestra concepción del mundo, concibe al hombre como ajeno a la naturaleza y muchas veces enfrentado a ella, tratando de modificarla, transformarla o destruirla para su comodidad, diversión o lucro. Si esta actitud persiste, puede llevar a que en unos años se haga imposible la vida en la tierra, no se trata sólo de preservar espacios naturales artificialmente creados como plazas o animales en cautiverio, sino de proteger y preservar ambientes naturales silvestres que permitan el equilibrado desarrollo de la flora y la fauna.