Las consecuencias de la sequía que azota por estos años a la provincia y al país continúan modificando el paisaje al que estábamos acostumbrados. Antes que comenzara este verano furioso, miles de peces comenzaron a aparecer muertos en las costas de diferentes puntos de la provincia. Además, se secaron lagunas, producto de la falta de lluvias, la bajante de los ríos y las altas temperaturas, que generan falta de oxígeno (anoxia) en el agua. El fenómeno afecta, entre otros, al río Salado, la cuenca Las Encadenadas en Villa Cañás, la laguna Del Plata en Vera, las lagunas Cristal y El Bonete en Calchaquí. Según estiman desde el Ministerio de Ambiente, “se trata de un fenómeno natural y del cambio climático, y mientras no llueva se secarán más lagunas”.

En las últimas semanas, se viralizaron imágenes que muestran corredores de kilómetros de costas repletos de sábalos, viejas de agua y moncholos sin vida en la laguna Del Plata. Según apuntan de la provincia, no habría causantes de contaminación aunque sí una injerencia del cambio climático. “En Villa Cañas fue un fenómeno similar cuando las sequias que llevan casi tres años generaron que se consumiera su laguna. Esto va a seguir ocurriendo en otras que no se sirven de cauces de ríos ni arroyos, porque su vida depende de las lluvias, que no hay”, analizó el funcionario del Ministerio de Ambiente Gaspar Botto, consultado por Rosarioplus.com.

De todas formas el funcionario puso paños fríos al asunto y aseguró que “aunque parezca alarmante las toneladas de peces sin vida, es parte de los ciclos milenarios de sequias e inundaciones que en la sociedad general no se analiza”. A la vez, agregó que “es cierto que el cambio climático influye más”.

“Estas sequías producirán que se sequen más lagunas pero no hay peligro de extinción de las especies, sino que se ajustan las grandes poblaciones que luego con un mejor clima van a recolonizar”, aclaró Botto. Se estima que el fenómeno de La Niña comenzará a descender en el otoño, cuando las lluvias vuelvan a ser más regulares. Lo cierto es que, tal como explicó el especialista, que una laguna se considere seca no implica que quizás no tenga algo de agua baja, ya se considera así cuando baja su profundidad a medio metro. “La baja del agua y el calor generan mayor radiación solar y entonces se genera la anoxia en los peces”.

Esto no ocurre así en el Delta del Paraná producto de su amplio caudal, que por más bajante y calor que se sienta, “permite la supervivencia de los seres vivos”, por lo que descartó que aparezca peces sin vida en la costa del Paraná.

Consultado sobre cierta preocupación de vecinos en torno a que la degradación de los peces muertos contaminen, Botto aclaró que “es un tema muy debatido en la ciencia, pero el consenso es la no intervención del hombre por la cadena alimentaria natural, ya que esos peces alimentan a las aves y otros animales, y no son peses intoxicados, sumado a que sólo se colocaría maquinaria pesada en una costa si la situación extrema lo ameritara, porque también generaría un impacto en el ambiente”.