Una invasión de jejenes llegó a Rosario con el calor primaveral
Desde la dirección de Control de Vectores del Municipio aseguran que se trata de un fenómeno estacional, pero que sus factores se ven potenciados por el cambio climático y los problemas ambientales que atraviesa la región.
La presencia de jejes comenzó a notarse con la llegada de la primavera y zonas aledañas. El director de Control de Vectores de la Municipalidad de Rosario, Carlos Tasinato, dijo en el programa de Ariel Bulsicco por Sí 98.9, que a diferencia de los mosquitos este tipo de insectos no necesita agua estancada para reproducirse. Pero a la vez sostuvo que muchos de los problemas ambientales que afronta la región inciden en el crecimiento de este tipo de poblaciones, tal ese el caso de la notable bajante del río que lleva más de dos años y que secó algunos canales en las islas que “hace que los insectos se concentren en canales aledaños a la ciudad, con vías de ejes en la rivera del río”.
El jején es un insecto volador que se alimenta de sangre y cuya picadura produce un corte en la piel doloroso y fácil de infectar con el rascado. Si bien podría decirse que se comporta similar a un mosquito durante la temporada estival, hay ciertas regiones en las que su presencia ha llegado a tornarse casi incontrolable, a lo que se suma el hecho de ser mucho más resistente a los repelentes químicos normalmente utilizados.
Si bien Tasinato reconoció el problema en la ciudad que calificó de estacional, sostuvo que en otras zonas del país, como la provincia de Buenos Aires, es de mayor gravedad y viene por lo menos desde el año 2000, cuando el insecto colonizó toda la cuenca del Río Salado, que en territorio bonaerense se extiende a lo largo de casi setecientos kilómetros y atraviesa más de quince municipios. Llegó desde las provincias del norte argentino a través de las sucesivas inundaciones.
En cuanto a las fumigaciones, ya sea para jejenes como mosquitos, dijo que “hay que tomarlo entre pinzas porque no es 100% efectivo y que con esas prácticas se agrede mucho más ambiente, que si bien son permitidos, no dejan de ser insecticidas por lo cual van a tener un efecto colateral sobre poblaciones de insectos benéficos”.
“Debería prevalecer el cuidado de uno mismo y si voy al parque a las 19 seguro que voy a toparme con mosquitos porque vivimos en una zona donde es prevalente la presencia de mosquitos”, explicó y ratificó su postura de que la fumigación no es la solución al problema. “Uno cuando va al médico no siempre le dan antibióticos”, ejemplificó.
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