Cómo evolucionó la situación educativa y laboral de jóvenes entre 2017 y 2021
El Observatorio de la Deuda Social Argentina expuso una baja en el nivel de escolarización durante el último año, aunque se mantuvo por encima de 2019, 2018 y 2017. La cantidad de jóvenes que no estudian ni trabajan cayó a niveles de 2018
El año posterior al inicio de la pandemia marcó una leve caída de la escolarización de jóvenes de entre 18 y 24 años en Argentina, aunque el dato estuvo por encima de los registros de 2019, 2018 y 2017. Durante 2021 también se pudo advertir que buena parte de los que estaban estudiando en 2020 fueron al mercado laboral.
Los datos se desprenden del estudio que elaboró el Observatorio de la Deuda Social Argentina (Odsa), dependiente de la Universidad Católica Argentina (UCA), en el que analizaron el comportamiento de jóvenes de entre 18 y 24 años en el período previo a la irrupción de la pandemia, y posterior a ella.
Como resultado del análisis, el observatorio destaca que entre 2017 y 2021 Argentina mantuvo un preocupante comportamiento: más del 25% de esa franja etaria, no estudia ni trabaja. Otra cuestión que persiste a simple viste es que durante esos cinco años más del 50% no estuvo incluido en el sistema educativo.
Al analizar entre hombres y mujeres, también se advierten ciertas particularidades. Una de ellas tiene que ver con que en 2021 las mujeres de entre 18 y 24 años alcanzaron el nivel de escolarización más alto de los últimos cinco años (comparando también con varones). Al mismo tiempo, al comparar el nivel de personas que no estudiaron ni trabajaron en 2021, las mujeres superaron ampliamente a los hombres.
Análisis general
Durante la pandemia tuvo lugar una mejora en la situación educativa de los jóvenes de entre 18 y 24 años, pero pasada la crisis, el déficit educativo volvió a ceder, aunque con niveles todavía por encima de los registrados antes del Covid 19.
SI bien se puede advertir una mejora respecto a 2019, el nivel de jóvenes que no cursaba estudios terciarios o universitarios, es decir, que estaban excluidos del sistema educativo siguió por encima del 50%. Al mismo tiempo, el informe indicó que de manera persistente, entre 2017 y 2021, más del 25%, es decir, 1 de cada 4 jóvenes, no estudia ni trabaja de manera remunerada.
Más allá de que los datos en general no son alentadores, lo registrado durante 2021 mejora algunos indicadores de años anteriores. Es el caso de la cantidad de jóvenes que no estudiaron ni trabajaron, el nivel bajó a porcentajes de 2018. Al sumar quienes estudiaron o trabajaron, sucede algo similar, ese número mejora los de 2020 y 2019, y se ubica en niveles de 2018.
Análisis entre hombres y mujeres
Al dividir a la población entre hombres y mujeres, la foto cambia considerablemente y determina muchas diferencias. La cantidad de mujeres que estudiaron o cursaron una carrera supera el nivel general, y por mucho margen si se las compara con los hombres.
Ahora bien, si se analiza el porcentaje de personas que no trabajaron y no estudiaron (independientemente de si buscaron o no trabajo), las mujeres superaron ampliamente a los varones.
En tanto, el nivel de varones que no estudiaron pero trabajaron, duplicaron a la cantidad de mujeres en esa condición.
Respecto al año anterior, al analizar a cada uno por su cuenta, se observó una leve baja de las personas que no estudiaron ni trabajaron. En el caso de las mujeres, hubo una importante mejora en el nivel de escolarización, mientras que los varones sufrieron una leve caída, provocada por un importante aumento de quienes fueron hacia el mercado laboral.
Posición
Por último, el informe analizó la evolución de la composición de la población de jóvenes que no estudian ni trabaja en relación a su estrato socio ocupacional del hogar.
El porcentaje de jóvenes que no estudiaron y no trabajaron fue significativamente mayor en los estratos de obreros integrados y trabajadores marginales con respecto a los estratos medio profesionales y medio no profesionales.
La situación general no parece haber cambiado mucho con la pandemia, salvo un relativo agravamiento de esta situación de exclusión entre los jóvenes de estratos marginales. En este segmento, más de 4 de cada 10 jóvenes sufren esta doble exclusión (45,5%).
Las mayores mejoras durante el período tuvieron lugar entre los jóvenes de hogares de clases medias profesionales, donde la tasa de exclusión cayó de 8,9% a 2,4%.