Un informe oficial sobre consumos y prácticas de cuidados expuso que el alcohol es el psicoactivo más consumido entre personas de 16 a 75 años que responden a distintos patrones sociodemográficos. Un 66,5% de los encuestados consumieron esa sustancia durante el último año, mientras que en ese mismo período un 25,6% de argentinos y argentinas consumieron tabaco.

Se trata de un estudio elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) y la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina (Sedronar), con el objetivo de obtener información actualizada sobre la magnitud del consumo de sustancias psicoactivas en la población urbana de 16 a 75 años, los diferentes patrones de uso y el perfil sociodemográfico de las personas consumidoras.

Se presentó información correspondiente a los 31 aglomerados urbanos del país para un conjunto de indicadores seleccionados, la cual se encuentra dividida en distintos capítulos. Los primeros cinco corresponden a la presentación de los datos relevados sobre el consumo de cada una de las principales sustancias psicoactivas: alcohol, tabaco, tranquilizantes, marihuana y cocaína.

Para abordar las prácticas de consumo de las distintas sustancias se utilizaron los siguientes indicadores:

  • Prevalencia de vida (PV): porcentaje de la población que manifestó, al momento en que se realizó el estudio, haber consumido una determinada sustancia al menos una vez en su vida.
  • Prevalencia anual (PA): porcentaje de la población que manifestó, al momento en que se realizó el estudio, haber consumido una determinada sustancia en el último año (o en los últimos 12 meses).
  • Prevalencia mensual (PM): porcentaje de la población que manifestó, al momento en que se realizó el estudio, haber consumido una determinada sustancia en el último mes (o en los últimos 30 días).

Tanto la prevalencia anual como la prevalencia mensual pueden asociarse al consumo reciente o frecuente. Para pasar en limpio y tomar en cuenta lo correspondiente al período 2022, se tomó en cuenta la prevalencia anual.

Alcohol

La prevalencia anual es 66,2%. La prevalencia fue mayor en las personas jóvenes, con 69,6%, y adultas jóvenes de 25 a 34 años, con 76,7%. Luego disminuye conforme aumenta la edad, con una diferencia de casi 22 p.p. entre aquellas en edades más jóvenes y las que pertenecen al tramo de 66 a 75 años. La prevalencia anual según clima educativo del hogar exhibe la misma tendencia que la prevalencia de vida, donde el mayor porcentaje se dio en hogares con clima educativo alto: 79,1%, y el menor corresponde a los hogares con clima educativo bajo: 56,7%

Tabaco

La prevalencia anual fue de 25,6%. En las edades centrales, de 25 a 34 años y de 35 a 49 años, se ubica alrededor del 30%, mientras que en las personas de 66 a 75 años desciende a 17,5%. Las personas que viven en hogares con clima educativo bajo son las que presentan la mayor prevalencia anual (30,0%), en tanto aquellas en hogares con clima educativo alto registran el menor porcentaje (19,8%).

Tranquilizantes

La prevalencia anual alcanzó el 6,9% y mantiene una distribución con características similares a la prevalencia de vida, aunque con valores más bajos. Se observa un crecimiento a medida que aumenta la edad: desde valores bajos en las personas de 35 a 49 años (5,0%), asciende a 20,6% entre las personas de 66 a 75 años.

Marihuana

Respecto a la prevalencia anual de consumo de marihuana (13,8%), los datos correspondientes a la distribución etaria registran la misma tendencia que los de prevalencia de vida. Se observa, además, que a medida que el clima educativo del hogar es más alto, aumenta la prevalencia anual de consumo.

Cocaína

Para este caso, se presentan los datos del consumo de cocaína correspondientes al total de los 31 aglomerados urbanos para los indicadores de prevalencia de vida y edad media de inicio del consumo, desagregados por sexo, y en el caso del primero, también por clima educativo. Un 5,1% de los encuestados reconoció haber consumido en algún momento de su vida. La edad media de inicio son los 21 años, y predomina entre quienes viven en un clima educativo alto que en un clima educativo bajo.