Del "maestrazo" y mil días de ayuno a una inédita represión
La historia argentina está atravesada por las reivindicaciones de los docentes. Las medidas de fuerza por mejoras salariales jaquearon a la mayoría de los gobiernos tras la recuperación de la democracia: Alfonsín, Menem, De la Rúa y Cristina Kirchner convivieron con paros y tensiones, pero sin avanzar sobre ninguna manifestación. El caso paradigmático de Neuquén
Los registros históricos citan a la primera huelga docente en 1881. Ocho maestras y la directora de una escuela de San Luis paralizaron sus actividades por la falta de pago. Redactaron una carta al gobernador de la provincia con copia al Superintendente General de Educación, Domingo Faustino Sarmiento para comunicar la medida. “Suspendemos las tareas a nuestro cargo por la falta de pago absoluto en los pasados ocho meses”, decía la misiva. Sarmiento sintió tocado su orgullo y les respondió que no iba a permitir dicha injusticia. El dinero apareció rápidamente, pero tiempo después las huelguistas fueron separadas de sus cargos por su “irrespetuoso procedimiento”, según consta en los archivos de la época.
Aquella huelga, ocurrida hace 138 años, se replicó ciento de veces en los siglos XX y XXI, transformándose en la herramienta más poderosa de los maestros ante cada atropello contra la educación pública. En la retina gremial aún se recuerda, por ejemplo, el paro de los docentes bonaerense en septiembre de 1958, durante el gobierno de Arturo Frondizi, cuando plantaron los guardapolvos y no fueron a trabajar durante casi un mes. La ardua lucha derivó en la creación del estatuto del docente --en vigencia en la actualidad-- y el nacimiento de la Federación de Educadores Bonaerenses (FEB), dos imperiosas necesidades de aquellos años.
La lucha docente resurgió con fuerza con la recuperación de la democracia. El ajuste requerido por los organismos internacionales a la presidencia de Raúl Alfonsín para mantener en pie el financiamiento externo empobreció a la mayoría de los trabajadores. Al inicio de 1988, el gremio docente había perdido el 40% de su salario respecto a 1981.
El 14 de marzo comenzó una la larga huelga recordada como el "maestrazo". Durante 43 días, 530.000 docentes de todo el país realizaron un paro por tiempo indeterminado en reclamo de salario y por más presupuesto educativo.
“Ante una realidad económico-social que generaba desencanto en buena parte de los sectores que en 1983 habían votado por Alfonsín, la huelga docente de 42 días se forjaba como el canal que lograría encausar la expresión de docentes, padres y alumnos que, cotidianamente, se enfrentaban con la situación de crisis que atravesaba el sistema educativo”, explica la investigación “La huelga docente de 1988. Una aproximación desde la perspectiva de los docentes autoconvocados”, UBA-2006.
El paro adoptó una modalidad activa con manifestaciones, actos, festivales artísticos, clases y asambleas en la vía pública, sin registrarse hechos de violencia ni intervención policial alguna. Para muchos docentes, el conflicto terminó en “fracaso” por la interna sindical, aunque paro otros cimentó las bases de las exitosas reivindicaciones que estaban por venir.
1.003 días de ayuno en una carpa
La Carpa Blanca fue una de las protestas más extensas de la conflictiva década del 90 en todo el país. El 2 de abril de 1997, Ctera se instaló frente al Congreso de la Nación para exigir una Ley de Financiamiento Educativo, la derogación de la Ley Federal y el rechazo al intento del gobierno de Carlos Menem de privatizar la educación, emulando el modelo chileno.
En esos 1.003 días, 1.500 docentes de todo el país ayunaron en la Carpa Blanca; 4500 docentes y voluntarios se ocuparon día y noche de la organización; 2.800.000 personas la visitaron; 1.500.000 personas firmaron el petitorio exigiendo un fondo de financiamiento para la educación; se realizaron 475 eventos culturales, entre ellos recitales, muestras de pintura, fotografía, escultura y teatro; se dictaron 36 cátedras universitarias; 6.700 escuelas de todo el país recorrieron sus instalaciones y 95 delegaciones extranjeras apoyaron la protesta.
La extensa lucha culminó cuando el Congreso Nacional promulgó una Ley de Financiamiento Educativo que garantizaba un fondo salarial de $660 millones de dólares. La carpa fue retirada el 30 de diciembre de 1999 durante los primeros meses de gestión de Fernando de la Rúa, tras 12 paros nacionales y 6 marchas multitudinarias a Plaza de Mayo.
El idilio de los gremios docentes con el mandatario radical duró muy poco. En agosto de 2001, meses antes el estallido social de diciembre, se dictaminó un paro de alcance nacional por 24 horas que tuvo una altísima acatación. La medida incluyó la toma del Colegio Nacional de Buenos Aires por parte de maestros a alumnos. “No se justifica este paro. Atravesamos un momentos en que necesitamos al esfuerzo a todos los argentinos", se quejó De la Rúa por aquellos días.
Paros y paritarias tensas con Cristina
En 2012, los gremios plantaron bandera y paralizaron las clases en disconformidad al porcentaje de aumento ofrecido. Fue el primer paro docente contra la gestión de Cristina Kirchner. Los docentes reclamaban un piso de 3.000 pesos, frente a los 2.800 que anunció el por entonces ministro Alberto Sileoni. Finalmente el gobierno nacional dio el aumento por decreto.
Al año siguiente, el gobierno nacional ofreció un 17%, lejos del 25 exigido por los docentes, como piso para la discusión. La paritaria se cerró el 15 de febrero con una suba del 22% para el sueldo mínimo inicial del maestro, a abonarse en tres tramos hasta diciembre. Los gremios no estuvieron de acuerdo. El referente de Suteba, Roberto Baradel, consideró la oferta “absolutamente insuficiente” para el distrito bonaerense.
“Lamentamos que por segundo año consecutivo el gobierno se haya retirado de la mesa negociadora y haya resuelto imponer unilateralmente un porcentaje tan bajo”, se quejó el gremialista tras lanzar un paro de 96 horas.
El 14 de marzo, el gobierno de Scioli elevó su oferta al 22,6%, escalonado en tres etapas, pero los sindicalistas lo consideraron insuficiente, pero el gobierno bonaerense decidió dar por terminada la discusión, y cerró así la paritaria, por decreto.
En 2014, el acuerdo llegó recién el 31 de marzo, cuando el gobierno nacional fijó un incremento anualizado del 28,7% en dos tramos, llevando el haber básico a 4.400 pesos. También Scioli llegó para esa fecha a un acuerdo con los docentes bonaerenses -tras 17 días de paro-, llevando el sueldo inicial a 5.000 pesos a partir de agosto. Los aumentos otorgados por el gobernador bonaerense fueron de entre el 30 y el 38%, y se garantizó que no descontarían los días no trabajados.
Neuquén, una provincia amiga de la represión
Los únicos dos casos de represión a los docentes tras la recuperación de la democracia se registraron en Neuquén. El 12 de abril de 1997, los maestros protestaban en Cutral-Có por recortes salariales. Teresa Rodríguez, una ama de casa que se acercó para apoyar la lucha de su marido, cruzó la manifestación y murió por una bala policial. La Justicia nunca identificó a los culpables y los sospechosos se reincorporaron años más tarde a sus tareas.
Días antes, el gobernador ordenó desalojar a un grupo de docentes que protestaban sobre la Ruta 22 por el descuento de una bonificación de un 20 por ciento por zona desfavorable, además de otros beneficios. La policía cargó contra maestros, políticos opositores y hasta contra el obispo Agustín Radrizzani. Se produjo un movimiento de apoyo en Cutral-Có y Plaza Huincul, también con un corte de ruta, que terminó con el asesinato de Rodríguez.
Diez años después, en abril de 2007, otro gobernador, Jorge Sobisch, decidió acabar con una huelga de los docentes a la fuerza. La policía neuquina reprimió la movilización y mató al maestro Carlos Fuentealba con una granada de gas lacrimógeno. El cartucho impactó en su nuca, causándole un hundimiento de cráneo. En el hospital provincial fue sometido a dos operaciones y finalmente murió al día siguiente.
Fuentealba se había recibido de docente en 2005, a los 38 años.Trabajaba como profesor de química en el Centro Provincial de Enseñanza Media (CPEM) Nº 69 de la Cuenca XV, uno de los barrios más pobres del oeste neuquino. Allí fue elegido por sus compañeros como delegado sindical. En 2006 recibió el premio del “Rey del Colegio” como mejor profesor, distinción otorgada por los estudiantes. El día en que murió, tenía 40 años y dos hijas de 10 y 14 años.
En 2009, cuando el hoy secretario de Seguridad de la Nación Eugenio Burzaco fue designado a cargo de la Policía Metropolitana, Humberto Tumini, dirigente del Movimiento Libres del Sur, desempolvó un pasado hasta ese entonces desconocido.
"El actual diputado nacional Burzaco, es de lo más reaccionario que se puede encontrar en plaza. Tiene un antecedente que ocultó en su currículum legislativo: el haber asesorado en cuestiones de seguridad a Jorge Sobisch cuando éste era gobernador de Neuquén y cobró triste fama por la muerte del maestro Fuentealba a manos de la policía de dicha provincia".