En Rosario, la tasa de desocupación femenina duplica a la masculina
Las masivas movilizaciones en todo el país contra la violencia de género demuestran una sensibilidad social en alza. La desigualdad naturalizada en el mercado laboral forma parte de la problemática. Radiografía de lo que pasa en la ciudad y en el resto del país
La dependencia económica aparece entre las principales razones por la que muchas mujeres deciden continuar con relaciones amorosas traumáticas y violentas. Aunque difusa y abstracta, la inequidad de oportunidades en el mercado laboral es una de las tantas aristas que rodean a la violencia de género. Los datos oficiales del 2015 (últimos registros difundidos) marcan que en comparación con los hombres, las mujeres ocupan menos empleos, están más precarizadas y perciben menos salarios. Ocurre en Rosario y en los principales aglomerados urbanos del país.
En febrero de este año, el gobierno de Santa Fe publicó el Informe Laboral de la Encuesta Permanente de Hogares con los datos recogidos en los últimos meses del 2015. El relevamiento lleva la firma del gobernador Miguel Lifschitz y del ministro de Economía, Gonzalo Saglione. La información corresponde a la tasa de actividad, de empleo, de desocupación y de subocupación del Gran Rosario, Gran Santa Fe y San Nicolás/Villa Constitución.
El desglose contempla la situación de los trabajadores según el sexo. Las conclusiones no son nada alentadoras para las mujeres rosarinas: tienen una tasa desocupación que casi duplica a la de los hombres, son más relegadas por el sector privado, sufren más precarización laboral y tienen menos incidencia de la mayoría de las ramas. Solo prevalecen en actividades vinculadas con la salud, la educación y las tareas del hogar.
El 58,5% del total de los empleados del Gran Rosario corresponde al sexo masculino, mientras que el 41,5% restante al sexo femenino. Los vértices se modifican al pasar al índice de desocupación. Las mujeres conforman el 57,2% total de desocupados. Aunque al dato más preocupante y desigual hay que buscarlo en la tasa de desocupación por género, guarismo que se obtiene dividiendo el número de personas desempleadas por todas las personas que se encuentran en la fuerza laboral.
El porcentaje femenino alcanza el 11,7%, casi el doble de la desocupación masculina, que muestra que el 6,6% de los varones activos están desocupados. En otro apartado, el informe detalla que la no realización de los aportes jubilatorios asoma como uno de los indicadores más importantes de la precariedad laboral de las personas asalariadas
En ese rubro, las mujeres también salen peor paradas que los hombres. Las trabajadoras asalariadas que no poseen descuentos jubilatorios alcanzan el 31,4%, en tanto que el porcentaje de varones sin descuentos jubilatorios es de 24,2%.
El sector estatal es el que brinda más oportunidades de empleo a las mujeres, ya que casi seis de cada diez ocupados son mujeres (57,8%). En el sector privado, en cambio, la participación de las mujeres es menor, abarcando el 39,4% del total de ocupados.
El relevamiento distingue cuatro tipos de “calificaciones ocupacionales”: profesional, técnica, operativa y empleos no calificados (no se necesita formación ni aprendizaje previo). En el Gran Rosario hay una “sobrerrepresentación” de las mujeres en los trabajos no calificados, abarcando el 64,5%. Ocupan el 46,4% de los trabajos profesionales, el 48,5% en los técnicos, y el 30,8%,en los operativos,
Qué ocurre a nivel nacional
El Instituto de Estudios y Formación de la CTA difundió días atrás un detallado relevamiento sobre la situación de las mujeres argentinas en el mundo del trabajo. Del total de la población relevada por la Encuesta Permanente de Hogares en los 31 principales aglomerados urbanos del país, el 51,5% eran mujeres. La tasa de actividad promedio (personas activas) fue de 57,9% contemplando ambos géneros. Ahora bien, al poner lupa por sexo, la masculina aumentaba al 70% mientras que la femenina disminuía al 46,8%.
“Esto significa que, a pesar de ser mayoría, las mujeres siguen teniendo menor participación en el mercado laboral que los hombres, con casi 7,5 millones inactivas”, señala el informe.
En lo que respecta al empleo, la tasa general era del 54,5%, aunque para las mujeres bajaba al 43,6% y al 31% para aquellas menores de 30 años.
El único registro en el que las mujeres superan a los hombres es el de la desocupación. En 2015, esta tasa fue del 5,9%. Para el sexo femenino ese valor estaba un punto por encima (6,9%) y en el caso de las menores de 30 años el porcentaje se elevaba al 14%. En números, significa que alrededor de 452.000 mujeres se encontraban en ese momento sin trabajo.
Salarios y cargos jerárquicos
Según este relevamiento, en 2015 las mujeres percibían un 25% menos de salario que los hombres, desigualdad que se agravaba hasta un 37% en los trabajos informales. Los números bajan el sector privado, pero aun así las diferencias son marcadas.
De acuerdo al último estudio de remuneraciones de la consultora Mercer, los cargos gerenciales de las compañías están ocupados en un 79% por hombres y un 21% por mujeres, con una diferencia salarial de 11% a favor de los hombres.
Más arriba, en el caso de los puestos de gerentes senior, la participación femenina cae a 16% y la diferencia salarial crece a 14%. Al llegar a la cima rango de director (CEO), las mujeres apenas ocupan el 5% de los cargos y ganan un 22% menos que sus colegas masculinos.
Las mujeres y el impacto del ajuste
Para la CTA, es “fácil deducir que la crisis económica que vivimos hoy en Argentina repercute con particular violencia sobre las mujeres”. “El aumento de la pobreza y los tarifazos las afecta directamente ya que -producto de la lógica patriarcal que impera en nuestra sociedad-, son ellas quienes se hacen cargo de la administración del hogar y la alimentación y cuidado de los hijos, teniendo que “hacer malabares” para estirar los recursos y llegar a fin de mes”, subraya el informe del Instituto de Estudios y Formación.
La desocupación, los despidos y la flexibilización laboral, agrega el estudio, profundizan la violencia de género, debido a que la reducción del acceso al trabajo favorece el establecimiento de relaciones de dependencia de la mujer hacia el hombre, con todas las limitaciones para ellas que esto significa en términos materiales como simbólicos.
Un parámetro que sirve para palpar el ajuste es el valor del Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM), que en la actualidad se encuentra, en términos reales, en los niveles más bajos de la última década, según el análisis del Observatorio del Derecho Social.
En el primer cuatrimestre de este año la caída en comparación con el mismo período del año anterior fue del 4,4%, y si la comparación se realiza contra el primer cuatrimestre de 2012 la caída fue del 10,9%. Para encontrar un nivel inferior del SMVM en términos reales es necesario remontarse al primer cuatrimestre del año 2006.