Glifosato: la Muni se escudó en el difícil control sobre jardines particulares
El Ejecutivo recibió a las agrupaciones ecologistas que reclaman por la promulgación de la ordenanza que se aprobó por unanimidad semanas atrás. El control sobre la utilización de glifosato en las propiedades privadas asoma como el principal argumento del poder Ejecutivo para no avanzar en su reglamentación
La pelota parece estar del lado del Concejo. La marcha atrás de 15 ediles respecto a la prohibición del glifosato -votada de forma unánime semanas atrás- derivó en un nuevo proyecto con modificaciones que debe pasar por dos comisiones antes de ser debatido en el recinto.
Pero las esquirlas del escándalo salpican por estas horas a la Municipalidad, que tiene en su poder la facultad de promulgar o vetar la ordenanza ya aprobada. Para dar a conocer su postura, el secretario de gobierno Pablo Javkin recibió este martes a las agrupaciones ecologistas que tanto militaron y lucharon por la normativa que ahora está en duda.
De la reunión participó también la concejala Verónica Irizar, quien levantó la mano en la primera votación y el jueves pasado avaló el ingreso del nuevo proyecto. Durante la charla, los dos anfitriones transmitieron algunas de las dificultades que, a juicio del oficialismo, pone en jaque la promulgación del proyecto ya sancionado.
Vale recordar que en el texto aprobado se califica a este herbicida como “probable cancerígeno” tanto para uso agronómico como en espacios públicos y jardines particulares. La prohibición, por tanto, comprende a áreas suburbanas como rurales, sea de uso agronómico, particular o estatal.
El municipio sostiene que es muy difícil controlar lo que pasa dentro de los jardines privados respecto a la utilización o no de glifosato. Ese argumento le permitiría al poder Ejecutivo local patear la ordenanza tal como está presentada.
“Se aferran a este argumento. Entendemos que puede ser difícil el control, pero para nosotros no es motivo para no avanzar en la promulgación”, explicó Mirko Moskat, integrante del Taller Ecologista, quien participó del encuentro.
La postura de las organizaciones es clara: que se reglamente esta ordenanza y luego sí debatir correcciones o modificaciones como, por ejemplo, prohibir también la comercialización del producto.
“No nos vamos conforme con la reunión porque no nos llevamos una respuesta clara sobre lo que piensa hacer el municipio. Percibimos cierta incomodidad sobre el tema”, explicó Moskat.