Tras la declaración de la Emergencia, la Municipalidad de Rosario inició el pasado lunes una adecuación para el reordenamiento del sistema de Transporte Urbano de Pasajeros a fin de atravesar la situación y garantizar la continuidad en la prestación del servicio. Pero mientras el Ejecutivo agudizaba el ingenio para que los usuarios no se bajen del colectivo, la bici tomó fuerza y se convirtió en el medio de transporte por excelencia de buena parte de la ciudad.

“Escuchamos a nuestros vecinos y vecinas. Trabajamos sobre sus solicitudes, y analizamos sus comportamientos. Sabemos que el principal reclamo y lo que más necesitan es una mejor frecuencia”, dijo la Secretaria de Movilidad Eva Jokanovich. Sin embargo la baja de pasajeros que recrudeció en la pandemia sumó a las calles rosarinas a miles de ciclistas que tracción a pedal mediante, se bajan de los micros para ser uno más de la masa crítica ciclística. Los motivos son de los más diversos: algunos por gusto, otros por economía, o simplemente por el hartazgo que el colectivo nunca llegue.

Un reciente estudio de la UNR en materia de movilidad argumenta que gran parte de los rosarinos dejó de usar el colectivo y volvería al trasporte motorizado si cambian algunas cosas, como la desinfección o las condiciones de higiene de las unidades. La caminata, en tanto, creció a un 42 por ciento de adeptos, mientras que el uso de la bicicleta es un 25 por ciento mayor que antes de la pandemia.

El estudio, basado en 700 casos, tiene la rúbrica del Instituto de Estudios de Transporte de la Facultad de Ciencias Exactas Ingeniería y Agrimensura de la UNR que cuenta con la participación de la ex titular del Ente de la Movilidad, Mónica Alvarado

Avalando estos datos de la ciudad de Rosario, la Cámara de Comercio e Industria de Bicicletas (Commbi), informa en su página que en Argentina existen 0.18 unidades ciclísticas per cápita, lo que indicaría que aproximadamente en Rosario habría unas 220 mil bicicletas. De estas, se supone que muchos pueden tener varias, incluso algunas en desuso.

También hay que ver los números del Ente de la Movilidad. Antes de la pandemia se subían a los colectivos 450 mil pasajeros diarios, hoy son sólo 130 mil. En ese sentido, la mejor proyección se daría en los próximos meses con la presencialidad en las escuelas, es decir, en el mejor de los escenarios se esperan 250 mil pasajeros diarios, menos de la mitad de 2019.

“Mucha gente se pasó a la bicicleta, por ejemplo sobre calle San Juan antes en hora pico pasaban 35 bicicletas y ahora suman más de 180. Otra arteria para citar es Avenida Avellaneda donde antes pasaban 74 personas en bicicleta y ahora lo hacen 384. En Rosario ahora la repartición modal es de un 13 por ciento cuando antes era solo el 3 por ciento para las bicicletas”, explica a RosarioPlus Emanuel Ayala miembro de Rosario en Bici, una agrupación de ciclistas dentro de la ONG STS, la cual opta por la bici como medio de trasporte para el cuidado del medio ambiente.

“Los números son claros y muestran que la gente está dejando de usar el colectivo y opta por otro medio de trasporte, en este caso la bicicleta. Muchas veces por un componente económico, la crisis hace que la gente opte por este medio el cual es más económico y eficiente. Por otro lado hay mayor conciencia, tanto ambiental como de darle otro uso a la ciudad, es por eso que el auto está dejando de tener la preponderancia que tuvo en otros tiempos, hay algunas personas que traducen el hecho de bajarse de sus autos tomando a la bicicleta como medio de trasporte”, agrega Ayala.

Según el joven amante del pedal, el promedio de ciclistas y bicicletas en Rosario es del 15 por ciento sobre el total de una población de casi un millón de habitantes, que alcanzaría a 140 mil personas montadas a una bici, contra los 702 mil automóviles patentados, casi un auto por rosarino.

La experiencia del que sabe

Marcelo Gordo es otro de los protagonistas de esta cadena de valores que es fenómeno en la ciudad. Bicicletero desde hace más de 37 años. Quien viva en la zona oeste en  barrio clase media de Azcuénaga no puede no conocerlo. Su negocio se llama Piñón Fijo y el nombre es idea original, antes que el payaso cordobés saltara a la fama. “Lo que ocurre en mi negocio es que aumentó mucho la venta de bicicletas nuevas, se reparan bicicletas que estuvieron sin uso por mucho tiempo y se mantiene lo que se está usando”, cuenta.

Los rosarinos, cada vez más amigos de la bici

“Hay varias cuestiones que le dieron impulso al uso de la bicicleta. Uno fue el tema de la pandemia que al gremio nuestro lo favoreció, no sólo por el mal trasporte que hizo que la gente se volcara a la bicicleta, sino también que muchos no querían compartir viajes por cuidar su salud. Sumado a los paros que de colectivos que fueron muchos”, dice.

En tanto reitera que la pandemia fue determinante para la actividad y que es una de las pocas actividades que  floreció en tiempos de aislamiento. Además que muchos después al salir como hormigas de sus casas, tomaron el ciclismo como una tarea recreativa para despejarse. “Yo defiendo la bicicleta porque es el medio más sano para movilizarse”, enfatiza y dice no tener conocimientos médicos al respeto, pero que cuando uno hace una rehabilitación, muchas veces, “lo mandan a andar en bicicleta”.

La nueva escuela de bicicleteros reparadores que vino para quedarse

Hace no tanto tiempo, en la ciudad de Rosario encontrar un bicicletero que pueda reparar era tarea difícil, más aún si nuestro medio de trasporte nos fallaba con una pinchadura o rotura y dejaba a pie, la opción era caminar, bicicleta al lado hacia nuestro destino silbando bajo. Hoy en Rosario, en diversas zonas el negocio bicicletero floreció como claveles y es una buena salida laboral para los jóvenes. En la zona centro donde hablar de este rubro era casi imposible hoy conviven una veintena de estos negocios, que más que un comercio son un servicio a la comunidad.

Los rosarinos, cada vez más amigos de la bici

“Hay un impuso demás de parte de la municipalidad al uso de la bicicleta abriendo ciclo vías y habilitando bicicletas públicas agrega un plus para que esto sea así. Cuando se genera una necesidad hay que cubrirla y últimamente muchos chicos amantes de la bici se vuelcan a la mecánica que tiene sus complicaciones, pero las bicicletas básicas no lo son, son fáciles de armar. Eso en un taller que intenta atender un segmento”, opina Gordo sobre esta cuestión.

En tanto el avezado bicicletero saluda la iniciativa: “Es bueno que haya colegas nuevos porque la actividad ya se había trasformado en algo donde, para una reparación simple, había que esperar más de 15 días, que otros chicos aporten es muy sano, los pibes jóvenes tienen muchas ganas”.  

“Es una realidad el aumento del trabajo, hay que reconocer que es tanto el trabajo que existe un límite físico para atender todas las necesidades, se triplicó el trabajo. Yo suelo compartir mi trabajo con otros colegas, chicos nuevos que se vuelcan a la actividad. Este invierno hemos trabajado muchísimo, cuando generalmente en esa época es  donde menos actividad hay en el rubro”, expresa. 

Gordo asegura que la necesidad de reparación sigue de manera sostenida, bajó un poco porque ahora es tiempo de vacaciones. Aunque los clientes que te traen la bici tiene más paciencia porque no la necesitan con urgencia, y agrega sobre cómo comprar una bicicleta: “Hoy se consiguen muy buenas bicicletas y a precios accesibles. Cuando a mí me consultan sobre qué comprar yo opino que hay que tener algunos parámetros como para qué se va a usar esa bicicleta y cuánto se pretende gastar. Una bicicleta básica con buen cuadro y un buen sistema de frenos puede estar entre los 20 y 25 mil pesos, es una bici que funciona para ir y venir del trabajo y también se puede usar como recreación”

“En el caso de las reparaciones es algo puntual y depende de cada caso, hay bicicletas que están muy deterioradas y es mucho mejor comprar algo nuevo, eso siempre que no haya una cuestión afectiva, que esa bicicleta haya pertenecido a algún ser querido como un abuelo”, finaliza. .