Varios referentes de comedores comunitarios que participan de la Corriente Clasista y Combativa (CCC) se apostaron este lunes de mañana frente al Palacio Municipal para hacer visible la falta de asistencia económica para sostener el servicio social, y reclamar en ese sentido.

“El hambre no espera”, “Emergencia alimentaria”, son algunas de las consignas que se pudieron ver en los carteles que resaltaron la movilización barrial, además de un par de ollas que suelen utilizar a diario para alimentar a cientos de personas en sus barrios de origen, en el sur, en el oeste y en el norte de la ciudad.

Venidos desde barrios diferentes de Rosario, un grupo quedó a la espera de reunirse con alguna autoridad municipal. Según Vanina Otero, una de las referentes en diálogo con el móvil de Sí 98.9, lo primero que obtuvieron fue una amenaza. “Cuando fuimos adentro por la reunión nos apuraron con que si no sacábamos las ollas de la puerta nos quitarían el convenio de los comedores, con las cooperativas (de trabajo). Nos apretaron”, denunció Otero. 

Según quienes participaron del reclamo, cada comedor que coordina la CCC recibe 40 mil pesos diarios; o 28 mil pesos en el caso de las raciones de merienda, más conocidas como “copa de leche”. 

“Puedo asegurar que eso no alcanza. Para hacer una comida a la semana hay que gastar 100 mil pesos como mínimo, para preparar unas 100 raciones”, comparó Otero. “Cuando arrancamos en pandemia con otras madres, poníamos plata para hacer la olla, y hay que darle de comer a todos, no solo a la gente del barrio. Hay gente que viene de más lejos, llegan en carritos, en bicicleta, chicos chiquitos. Pero ahora no podemos poner de nuestro bolsillo porque no da. Lo que cobramos por tarjeta Alimentar son 78.000 pesos mensuales. Eso dura una semana”, valoró.

Entre el mitín se comentó la caída de tal o cual comedor, en uno u otro barrio. “Y sí, dejaron de funcionar, pero no porque fueran comedores fantasma, como dice el gobierno, sino porque dejó de llegarles la mercadería. No les mandan, directamente, y así no se puede. Les aseguro que en el barrio hay hambre de verdad”, reforzó la mujer. 

Otero aseguró que “cada vez es más la cantidad de gente que viene a buscar comida. Y cuando ponemos el cartelito de que por falta de insumos no hacemos comida, igual se forma la cola de gente que viene por las dudas. Los comedores populares no recibimos la leche que mandó el gobierno”, contó.

Otra de las coordinadoras de comedores, en este caso, Mónica, desde barrio Ludueña, agregó:  “Antes cocinábamos tres veces en la semana y ahora dos porque no alcanza. El subsidio que estoy recibiendo es de 60 mil pesos, estamos estirándolo como chicle. La gente come pero se está mermando el tupper. Hay familias con 6, 7 chicos y se les está dando la mitad de la comida que se les daba. Es una tristeza, no se aguanta esto. Cuando no llego con la comida hago mate cocido con tortafritas”.

De la manifestación participaron hombres y mujeres, muchos venidos con los carros de la actividad cartonera que realizan a diario. “Antes éramos solo mujeres las que estábamos en los comedores, porque llevábamos a nuestros hijos. Hoy hay hombres también que vienen a comer, y alguno capaz que siente vergüenza porque antes trabajaba y le alcanzaba, pero el hambre es más fuerte”, concluyó.