__tadevel:head__

La selección argentina empató 0 a 0 con Perú en la Bombonera. Era un partido decisivo y no estuvimos a la altura. Seguimos con chances pero habrá que ganarle a Ecuador, en Quito. 

FORMACIONES

Argentina: Sergio Romero; Gabriel Mercado, Javier Mascherano, Nicolás Otamendi, Marcos Acuña; Lucas Biglia, Ever Banega; Ángel Di María, Lionel Messi, Alejandro Gómez; Darío Benedetto. DT: Jorge Sampaoli.

Perú: Pedro Gallese; Aldo Corzo, Miguel Araujo, Alberto Rodríguez, Miguel Trauco; Renato Tapia, Pedro Aquino, Yoshimar Yotún; Jefferson Farfán, Edison Flores; Paolo Guerrero. DT: Ricardo Gareca.

Árbitro: Wilton Sampaio
TV: TyC /TV Pública

Primer tiempo

No fue buena la producción argentina. Perú le cedió pelota y terreno pero la Albiceleste no supo que hacer con todo eso a disposición. Hubo que esperar hasta los últimos diez minutos para ver un par de buenos acercamientos. 

Las más claras fueron un remate de Messi que se fue muy cerca y un cabezazo de Benedetto, tras centro de La Pulga, que se fue por arriba del travesaño.

Los de Sampaoli se repitieron por el medio y Perú cortó el circuito casi siempre. Algo de Messi y "Papu" Gómez, lo mejor de un equipo al que se le acorta el tiempo para  conseguir el resultado. 

Segundo tiempo 

Nada cambió. Solamente fue un buen rato argentino pero la pelota nunca entró. Messi no tuvo socios, Benedetto no fue contundente y faltó hambre. 

Si bien hubo varias chances, algunas increíblemente desperdiciadas, casi nunca dio la sensación de que Argentina podía ganarlo. Hacía falta nada más que un gol. Y no llegó.     

Ahora hay que ir a Ecuador (ya eliminado) a ganar. Con todo lo que eso cuesta, especialmente ahora. Los otros resultados que se dieron este jueves mantienen viva la esperanza, pero el rendimiento desalienta a cualquiera. 

Habrá que ser optimistas. Pensar que por algo todavía queda una mínima chance. Aferrarse a cualquier cosa. No valen los análisis, vale ganarle a Ecuador. Si eso pasa, al menos iremos a repechaje y los corazones descansarán hasta 2018 cuando nos juguemos todo. Y si no llegamos, será merecido.