Casi el 90% de las concejalas rosarinas vivió situaciones de violencia política
Este tipo de violencia de género ha estado invisibilizada por mucho más tiempo que en otros ámbitos. Un estudio revela la realidad local de las mujeres que se dedican a la política
Históricamente, la política ha sido protagonizada por varones y estructurada a partir de lógicas y patrones de comportamiento masculinos. La mayoría de las femineidades que acceden a cargos políticos sufre ataques y agresiones que pueden llegar hasta impedir o limitar el ejercicio de sus derechos. Si bien la ciudad de Rosario se caracteriza por la conquista de derechos, el Concejo Municipal no es la excepción a la regla. Casi el 90% de las edilas de la ciudad ha vivido situaciones de violencia política por razón de género.
El dato se desprende de un estudio realizado entre marzo y junio de este año a todos y todas las integrantes del Palacio Vasallo. El estudio, llamado "Violencia política por razones de género", da cuenta de que es amplio el camino recorrido a nivel local pero que aún queda mucho por hacer.
"Por primera vez contamos con información objetiva y sistemática sobre las formas que asumen estas prácticas de violencia en la vida política, más allá de testimonios y de conversaciones informales", señaló a Rosarioplus.com Mariana Caminotti, secretaria de Género y Derechos Humanos de la Municipalidad de Rosario. El estudio fue llevado adelante por esta Secretaría y por ELA (Equipo Latinoamericano de Justicia y Género) y contó también con el apoyo institucional de la presidencia del Concejo Municipal de Rosario.
A nivel local, se buscó que participarán tanto concejales varones como mujeres para conocer con profundidad cómo son percibidas estas situaciones. "Permite la comparación y ver qué prácticas están vinculadas a la desigualdad de género. Valió mucha la pena esta comparación porque realmente vemos contrastes muy importantes", explicó Caminotti.
Son diversas las situaciones que las edilas experimentan a diario en el ámbito político y que menoscaban el ejercicio de su actividad. En ese sentido, un 44% de las concejales aseguró que les impiden asistir a reuniones donde se toman decisiones. El 38% señaló que se les cuestiona su capacidad de liderazgo y al 19% se les ha restringido la palabra en reuniones, sesiones u otros eventos. Los números son abrumadores y contrastan con las respuestas de sus pares varones, que no se ven afectados por estos puntos.
"Si esto sucede a personas que hacen política en una ciudad de Rosario donde tenemos un camino ganado es posible pensar que en otros lugares estas situaciones seguramente son incluso más crudas", reflexionó la funcionaria municipal.
Obligadas a demostrar más
Las situaciones referidas por las concejalas en el estudio se refieren no sólo a su participación en el cuerpo legislativo local, sino también a toda su trayectoria política. Son moneda corriente también reuniones, sus propias fuerzas partidarias y diversos ámbitos de discusión.
Muchas veces existe el preconcepto de que los varones logran acceder a cargos jerárquicos por estar más preparados, pero los datos muestran una realidad distinta. Las mujeres que actualmente integran el Concejo Municipal de Rosario tienen en promedio más años de militancia política y mayor nivel de estudios universitarios y de posgrado finalizados. Sin embargo, la brecha entre los años de militancia y el acceso a un cargo electivo es mayor en las mujeres que en los varones.
"Los varones tienen que hacer un recorrido más corto hasta poder acceder a ejercer un cargo, cuando para las mujeres es un camino más largo, donde atraviesan una cantidad de obstáculos que no atraviesan sus compañeros varones. Por ejemplo, la mayoría de las concejalas reconoce que además de su función política sigue a cargo de la responsabilidad principal de las tareas de cuidado", recordó Caminotti.
Los estereotipos de género y la división sexual del trabajo también afectan
Más del 80% de las concejalas manifestó dificultades a la hora de conciliar las responsabilidades domésticas con la participación política. En cambio, menos de la mitad de los concejales consideró esto una dificultad para su vida política.
Para las mujeres en política, del mismo modo que en otros espacios laborales y de participación, la inserción no es acompañada por una reducción de las responsabilidades de cuidado. Esta realidad es percibida de manera distinta por los varones, lo cual sugiere desventajas de tiempo, energía y oportunidades de desarrollo entre unos y otras.
"Ser política, que implica muchas veces una jornada laboral muy larga, muchas horas de trabajo y mucha exposición. Además deben estar atentas a lo que pasa en sus casas, a qué comen sus hijos, a una serie de cuestiones que si bien hay otras personas físicamente allí para ocuparse no puede desentenderse, mientras muchos de varones sí lo hacen. Eso afecta la energía, el tiempo disponible para hacer política y cualquier actividad profesional", argumentó la secretaria de Género.
La necesidad de discutir la violencia política en los partidos
Si bien hay muchos partidos políticos que tienen protocolos sobre violencia de género, es necesario que se garantice su correcta activación e implementación. "El espacio político es fundamental porque es donde tomamos decisiones que afectan al conjunto y donde la violencia ha estado mucho más tiempo invisibilizada", resaltó Caminotti en comunicación con este medio.
En ese sentido, pidió "el compromiso de las autoridades" con esta temática. "Pareciera que la violencia de género está muy extendida en nuestra sociedad, pero no atraviesa a los ámbitos de decisión", cuestionó. Y aclaró que hay "gama enorme" de tipos de violencia contempladas en la Ley de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres.
"Hay algo que en el ámbito político es muy nocivo que es la violencia simbólica. No es inocua por ser simbólica, todo lo contrario. Tiene efectos concretos en la vida, la carrera política y los vínculos de una persona. Si yo te muestro como inferior, te acuso de llegar por ser la mujer de, la amante de, te desvarolizo, es una gota que va horadando y horadando y produce mucho malestar y daño psicológico", remató la funcionaria.
Por último consideró que la "formación y la capacitación" también son primordiales. "La ley Micaela es una herramienta fundamental que podría expandirse también a las dirigencias y militancias de los partidos políticos", mencionó.
Asimismo, destacó que también hay que pensar resoluciones desde la Justicia Electoral. "Ver de qué manera detectar y penalizar situaciones de violencia política cuando ocurren en época electoral contra candidatas", ejemplificó.
Por lo pronto, Rosario cuenta por primera vez con información y datos certeros para poder avanzar hacia una sociedad más igualitaria. El desafío será qué hacer con los resultados de este estudio y que todos los actores de la vida política local trabajen para garantizar el bienestar y la seguridad de las mujeres involucradas.