Central siguió de fiesta con una goleada en el Gigante

Hay fiesta en Arroyito. Los Canallas festejaron la victoria obtenida la semana pasada en el clásico con otra igual de importante. Rosario Central se llevó puesto a Racing con varios rendimientos para destacar pero fundamentalmente con una gran actuación colectiva. La mala: Damián Musto salió lastimado.

Minutos a minuto

Como suele suceder con Central, no hubo especulaciones a la hora de buscar el arco de enfrente. Y la primera situación no tardó en llegar. Iban apenas dos minutos y medio cuando Javier Pinola probó desde fuera del área con precisión, pero su remate que parecía tener destino de red finalmente impactó en el travesaño. Fue clarita.

A los 23, la apertura del marcador. El protagonista de la jugada fue Hernán Menosse, quien sorprendió a todos cuando se decidió a pasar al ataque con pelota dominada para asistir a Teo Gutiérrez, que con toque preciso marcó el 1 a 0. Un golazo por la jugada y la definición del colombiano. 

Parecía que Central lo tenía controlado, pero un error infantil en la última línea le costó caro. Burgos sujetó a Lisandro López ante los ojos del árbitro que no dudó en sancionar penal. Fue el propio "Licha", el encargado de cambiarlo por gol a los siete minutos del complemento: 1 a 1.

Que el fútbol da revancha es una frase hecha, pero lo ocurrido este domingo le da la razón a ese viejo dicho. Apenas tres minutos después de fallar en el área propia, Burgos convirtió el segundo para Central y lo gritó con todo. No jugaba desde diciembre del año pasado. 

A los 15 minutos, el tercero de Central. Washington Camacho, de gran semestre, marcó de cabeza y a la salida de un corner. El uruguayo, que ya había mostrado sus condiciones para rematar desde larga distancia, consiguió el 3 a 1 mediante un recurso que hasta acá no había mostrado.

En el tramo final Central decidió aguantar y apostar por el contragolpe. Y tuvo premio. A los 42 Teo controló una pelota con maestría, tocó para Colman que encaró a la defensa rival y antes de perder la pelota asisitió a Lovera. El pibe, que había ingresado momentos antes, definió con sutileza y estableció el 4 a 1. 

Central se floreó ante su público, que desde temprano preparó una fiesta especial en las tribunas. Lejos de relajarse tras ganar el clásico, el Canalla fue por más y lo consiguió ante un equipo bien plantado pero que tambaléo sobre todo en defensa. Otro examen aprobado por Montero y los suyos, que ahora sí piensan definitivamente en clasiifcar a una copa internacional.