Por Ernesto Rega

Una gran bandera de los amantes del running es “viajar para correr”. Participar de una carrera en otro punto del mapa es la excusa perfecta para conocer esa otra geografía. Estos dos rosarinos tenían todo listo para viajar cuando los sorprendió el covid-19 y tuvieron que adaptarse a la “nueva normalidad” trayendo sus carreras a la ciudad. Corrieron las maratones de Londres y Chicago pero acá, a orillas del Paraná.

La pandemia hizo que se suspendieran las actividades deportivas en todo el mundo, pero este runner de 55 años no se quedó de piernas cruzadas: “Yo había decidido correr Londres, que iba a ser en abril, entonces yo ya el año pasado empecé a entrenar para esta carrera. Era un objetivo importante. Se pasó a octubre, seguí entrenando para eso en medio de la pandemia. Paré el tiempo que no pudimos entrenar al principio, como dos meses, pero apenas pude empecé a correr con la incertidumbre siempre de si se podría o no. Hasta que en un momento tomé la determinación de correr la virtual”, relató Marcelo Alesso que corre hace mucho, pero entrena en un grupo running hace 6 años.

Algo parecido le pasó a Isaías Salvatierra, que recuerda que “una semana antes de que nos manden a cuarentena el profe Pablo Caputi (entrenador de Grupo Sacchi) nos pasaba el programa de entrenamiento para los 42 km de Rosario. Estábamos tan entusiasmados, hasta que no quedó otra que quedarse en casa. Nadie esperaba eso, pasaban los días y todo empeoraba. Después de rutinas de fuerza dentro de casa, correr en el garaje del edificio, todo se volvía monótono y ya no era lo mismo”. Este 2020 iba a hacer el maratón de Rosario y el de Chicago, así que unificó esas pruebas forzado por la pandemia: “Decidí hacer la maratón virtual de Chicago para volver a estar en actividad. La cuarentena empezaba a pasar factura, costaba mantenerse activo”, aseguró. Chicago fue solo virtual, a diferencia de la carrera en la capital británica de la que sí pudieron participar de manera presencial los atletas de élite. 

Eran las 7 de la mañana del 4 de octubre en Rosario, las 11 AM en Londres, cuando Marcelo inició la carrera con el número 371 en el pecho en Necochea y Pellegrini. La ruta fue Pellegrini, Oroño, 27 de Febrero, Alem, Rueda, San Martín, 27 de Febrero nuevamente para tomar Circunvalación hasta a Belgrano pasando por el Monumento a la Bandera, y desde ahí hasta el puente Rosario-Victoria, y vuelta hasta Pellegrini y Belgrano finalizando en el Parque Urquiza. Ahí estaba la meta en la que Marcelo imaginaba seguramente la embanderada The Mall, luego de haber pasado por el Westminster Bridge, y a la derecha el Buckingham Palace. Esa postal quedará seguramente para 2021.

Una semana después, también en la Chicago argentina Isaías daba los primeros pasos de la Bank of America Chicago Marathon con el número de dorsal 36.953. La largada no fue en el Loop del Grant Park de esa ciudad del estado de Illinois, sino el Monumento Nacional a la Bandera. La experiencia virtual de esta prueba empezó a las 06:25, y el recorrido continuó en por la costanera hasta Oroño, Parque Independencia, Pellegrini, Parque Urquiza, por Belgrano hacia zona sur para luego retomar la misma calle hacia el norte: “El km 30 nos encontraba en la bajada Puccio, para ahí pegar la vuelta hacia el Parque Escalabrini Ortiz, la última curva de la carrera. Una vez pasada ya solo quedaba la recta final hacia el Monumento, donde imaginás toda la gente alentando en el final, gritando sin parar, mientras vos empezaste a hacer tu sprint para llegar al arco de la meta, aunque sin estarlo ese día. Se te pone igual la piel de gallina, y sí, ahí se terminaba una nueva maratón”, describió a Rosario Plus.

Isaías Salvatierra y el grupo que lo bancó en su largada del maratón de Chicago, pero en el Monumento a la Bandera de la Chicago argentina.

“Personalmente muy bien, la hice en un tiempo no muy exigente. Físicamente no la pude preparar al cien por ciento, pero desde el corazón sí la había preparado de punta a punta, la pude disfrutar muchísimo rodeado de amigos y familia”, opinó sobre sus 26,2 millas alcanzadas en 3 horas 56.

Ambas carreras forman parte de las “Six Majors”, una serie de seis maratones de las más importantes del mundo y que son como la gran meta a alcanzar para los corredores. Completan la lista los 42 kilómetros de Tokio, Boston, Nueva York y Berlín. No importa en qué lugar se llegue, lo importante es correrlas.

Londres

“La verdad que para los que corremos siempre es importante tener un objetivo. Decidí siempre seguir para adelante. Tuve muchos meses de preparación, por eso el desempeño también considero que fue bueno”, contó Marcelo, que se mostró muy feliz por la experiencia en la que fue acompañado por corredores y amigos que se turnaban en el recorrido. Completó los 42 kilómetros 195 metros del Maratón de Londres en 4 horas 13 minutos. Fue la 6ta vez que Marcelo hizo esa distancia después de haber recorrido las calles de Buenos Aires, la propia Rosario, Nueva York, Viña del Mar y Río de Janeiro. Una lesión en una carrera de montaña en 2018 lo alejó de la distancia y este año tenía prevista la vuelta en la Mayor de la capital británica, que la pandemia hizo que fuera en Rosario. 

La experiencia fue positiva, pero hacer una carrera virtual, y nada menos que un maratón no es nada fácil. Para Marcelo fue “medio estresante porque en las carreras uno de lo único que se tiene que preocupar es de empezar la carrera y terminar. Acá tenés que hacer el circuito y 42km es muy complicado porque tenés que ver por qué lugares pasar, en qué horario para que no haya tránsito. No hay nada cortado, tenés que procurarte la hidratación que en 42 es fundamental, tenés que buscar a ver si te puede acompañar alguien, cuántos kilómetros, a dónde te encontrás. Organizar toda la logística, una tarea bastante complicada. La verdad que me sentí muy bien, muy cómodo y contento. El entrenamiento que me brindaron mis profesores del Grupo Merrell es muy importante y también el apoyo de mis compañeros”.

La remera y la medalla finisher le van a llegar en unos días. Para la jornada de la carrera sí tenía toda la información, recomendaciones, y una app que se le envió desde la organización que no solo le hacía el seguimiento para verificar que cumpliera la prueba, sino que también tenía música que ayudara a generar un clima especial para que el corredor se sienta dentro de la London Marathon. Pero… “Ese día puse el start, comenzar, y no me arrancó nunca la app. En ese momento tenés que decidir qué hacer, y la organización te decía de arranque que lleves un medio alternativo por si te pasaba algo con la app. En este caso yo había llevado mi reloj, el que uso siempre para correr”. Más allá del mal trago, la meta se cumplió. Marcelo trajo Londres a Rosario, y el año que viene el rosarino espera poder largar allá en Greenwich. 

Más allá de lo que implica económicamente movilizarse a alguna de estas carreras, para participar hay que tener una marca de tiempo determinada, que varía de acuerdo a la carrera, o salir sorteado entre decenas de miles de inscriptos. De esa manera cualquiera de nosotros puede correr en la misma competición con, por ejemplo, el record del mundo en maratón, Eliud Kipchoge, o la record woman Brigid Kosgei. 

Chicago

“Nos tocó un día magnífico para correr. Increíblemente no había humedad en Rosario. Había viento pero dejaba correr, por momentos un poco de sol pero no estaba nublado. Salimos bien temprano para evitar problemas de tránsito ya que no hay calles recreativas”, dijo por su parte Isaías sobre su Chicago Marathon local que hizo como siempre con guantes y, esta vez, con tapabocas.

“Con mi mujer estuvimos pegando los carteles de los kms hasta las 20:30 hs del día anterior, poniéndole onda al circuito”, contó Isaías, para mantener la magia de la madre de las distancias. “Toda la carrera me la imaginaba corriendo por las calles de Chicago, lugar al que nunca fui, no conozco... Será la próxima. Los que ya tienen maratones encima saben muy bien lo que ayuda el entorno, la llegada, la salida, la hinchada, toda la gente gritando, no es lo mismo que mandarse solo a hacer un fondo de 42. Yo por suerte tuve mucha compañía, amigos del running y familia que me siguieron de punta a punta, en auto, en bici, corriendo. Me sentía un privilegiado”, continuó este corredor que también hizo los 42 km de Paris, y el año pasado en Buenos Aires alcanzo la meta en 3 horas 14.

No llegó a tiempo desde Estados Unidos el kit con la remera y la medalla por demoras en el correo pero “es secundario, no debe hacerte decaer, es algo simbólico, Hay que disfrutar de la actualidad, enamorarse del proceso y motivarse con la futura mejora”.

“Este año más que nunca aprendí que aquello en lo que ponés tu energía crece, y que atraés lo que siempre pensás”, continuó Isaías explicando qué lo motiva a correr y trazarse metas: “Las decisiones pueden edificarnos o destruirnos, y no importa cuánto nos aferremos a culpar al destino, la familia, el laburo, los amigos o al gobierno de turno. Nuestro círculo da forma a nuestros estados de ánimo, lo que pensamos, lo que soñamos. No hace falta ser adinerado para que en casa nos falten flores, buenos aromas, buena música y buena compañía, es más, creo que todo esto nos hace millonarios. ¿Qué sería de la vida si no tuviéramos el valor de intentar, de experimentar, de ir tras nuevos desafíos cada día? Una versión chata y aburrida segurísimo”. El Maratón de Chicago en Rosario para este corredor terminó a los pies del Monumento junto a compañeros de su grupo de entrenamiento brindando con algunas cervezas para reponer energías. “Una experiencia distinta esta vez, totalmente diferente a lo que estamos acostumbrados o a lo que esperábamos vivir. Lo importante es que se pudo hacer”, resumió.

Estos rosarinos no fueron los únicos que hicieron esta dura prueba con las dificultades de la virtualidad. La realidad de la pandemia todavía nos mantiene alejados de la posibilidad de viajar para este tipo de eventos. Para estos casos vale reformar el dicho: Si Mahoma no va a la montaña, entonces la montaña viene a Mahoma.