El paraguas dado vuelta de Miguel Ángel Russo en plena lluvia frente a Talleres cuando el agua arreciaba en el Gigante es una foto perfecta de lo que es Rosario Central: no está bien, pero funciona.

Este domingo lo salvó de una tormenta difícil que era Talleres. Russo corriendo extasiado con el paraguas doblado por el gol de Jaminton Campaz le da un toque absurdo al cuadro renacentista entre el drama de los rostros, los fieles  y colaboradores doblados de alegría, y los colores de fondo como símbolo de belleza. 

Al paraguas le faltan algunas piezas, está descocido en algunas puntas, y hasta se da vuelta fácil. A veces no cubre bien y entra toda el agua, pero casi siempre que llueve en Arroyito, el que se moja es el rival. 

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