Hacia un nuevo paradigma donde los medios ya no tienen poder de agenda
El autor de libros sobre el presente de la comunicación masiva y sus soportes actuales reflexiona sobre los cambios recientes en la forma de producir y consumir radio.
José Luis Fernández, autor de libros como Postbroadcasting. Innovación en la industria musical" y "Plataformas mediáticas. Elementos de análisis y diseño de nuevas experiencias", analiza algunos de los cambios registrados en las formas de producir y consumir radio, en un contexto en el que, tal como explica en su reciente trabajo "Vidas mediáticas", la llegada del smartphone plantea nuevas posibilidades y alcances.
—Analizás dos radios como Futurock y Vorterix y cómo al presentar sus contenidos proponen intercambios distintos...
—Ahí hay algo de este ecosistema de época que llamamos post-broadcasting donde convive un sistema de pocos emisores para muchos, donde lo importante no es que sean muchos sino que es indeterminado, con otros nuevos. Se pensó que el networking iba a sobrepasarlo y lo que está pasando es que conviven. No parece que vayan a desaparecer los medios masivos lo que si pierden es la fuerza de agenda. Por ejemplo, Vorterix y Futurock tienen oferta de radio pero si vas a sus páginas estás en una comunicación de tipo gráfica que convive con la escucha radio. Mientras Vorterix te ofrece una masa de contenidos que es imposible de jerarquizar, Futurock te ofrece un contenido organizado, enseguida te das cuenta de toda la oferta. Son los dos modos de interacción complejos que las teorías sobre las nuevas mediatizaciones no tienen en cuenta, solo se preocupan por las mediaciones mediante clicks o intervenciones directas. Esto no lo hacen solo Vorterix y Futurock, hay muchos sitios así, con contenido gráfico muy diferente y donde no te están pidiendo tu opinión, lo único que van a tener es tu recorrido pero no saben porque elegís una pantalla u otra. Eso requiere que la plataforma tenga una teoría sobre lo que publica. Las interacciones no son el megusteo, el subo, el comparto, comento. A los adultos que les resulta misterioso lo que hacen los jóvenes, les sugiero que busquen esos contenidos, modos, interacciones no solo las que se considera que están en el centro de la escena.
Por ejemplo, lo que hace Vorterix de generar recitales y llenar un teatro ¿es una revolución? No, los primeros shows en vivo cuando hubo amplificación fueron en la calle y los generaron las radios, sacaban a la gente de sus hogares y la radio tenía sus propios auditorios donde había shows en vivo. Pergolini, que compara la radio con el VHS, en realidad viene de la tradición de la radio.
—¿Qué novedades introdujo el smartphone en nuestras formas de consumir radios?
—La movilidad en la radio viene de la década del 30 cuando los autos norteamericanos tenían modelos que ofrecían radios. Se pensaba que uno en un auto quería seguir conectado con esa mediatización que era hegemónica. Desde la década del 60 con los transistores, la miniaturización se dio primero con la radio porque la televisión era el mueble de la casa, mientras que la radio era el mueblecito que te acompañaba. En los 80 vino el walkman, los aparatos para escuchar CDs, los Discman, mantuvieron la radio. La movilidad de la transportabilidad viene desde hace décadas, la novedad es que con el smartphone además de tener acceso a audio, tenés acceso a textos visuales y aparece el problema de que no todo lo que te llega lo podés ver haciendo cualquier cosa y ahí aparece la divergencia de la movilidad. Cuando un chico está atento mirando al celular está presentado atención a algo que no sabemos: puede estar participando de un sistema de intercambio mucho más complejo. Es importante entender que ante quienes están abstraídos, a veces una pareja en la que cada uno mira el celular, no se sabe lo que están haciendo. Se habla de desconexión y quizás están intercambiando mensajes sensuales entre ellos y se divierten privadamente en un mundo abierto. Cada vez que abrís uno de estos teléfonos abrís la posibilidad de emisoras de radio, diarios, la sucursal bancaria.
Son complejidades de fenómenos que están compuestos de entrada por muchas partes y esas partes no se ven juntas tan fácilmente, no sabés si un usuario en un smartphone está jugando un juego o mandando mensajes de amor.