Un año en que los trabajadores de la cultura la tuvieron complicada
Este 2020 fue un año complejo para los trabajadores de todo el mundo, en el rubro que sea. Sin embargo, en la ciudad de Rosario, merecen un párrafo aparte los trabajadores de la cultura que con la pandemia y el consecuente aislamiento vieron potenciados déficits ya presentes.
En diálogo con Rosarioplus.com la concejala Alejandra Gómez Saénz fue bastante crítica del acompañamiento llevado adelante desde el ejecutivo municipal a este sector. “La pandemia puso al descubierto las enormes deudas de nuestra ciudad con los trabajadores de la cultura. Esto no es una crisis de ahora, sino una situación de precarización y de vulneración de los trabajadores de la cultura que se vio agravada en este contexto”, manifestó la edila.
En este mismo sentido Gómez Sáenz sostuvo que “son uno de los sectores más afectados por el Covid ya que desde el inicio de la pandemia siguen sin poder realizar sus actividades plenamente y la verdad es que las iniciativas que se vieron desde el ejecutivo municipal para acompañar esta situación son pocas”.
“La ciudad tiene una deuda histórica con los trabajadores de la cultura, no solo por no generar condiciones favorables para su desarrollo, sino que sostiene una modalidad de contratación de los trabajadores de la cultura con el cual los precariza de manera sistemática, con contratos de renovación anual durante varios años consecutivos sin brindar estabilidad laboral”, detalló la edila.
Esta situación saltó por los aires en el marco de la crisis por el Covid-19. Un caso que lo ilustra es el de los trabajadores de la Banda Infanto Juvenil de Villa Hortensia. El proyecto cultural con 19 años de historia y por el que pasaron buena parte de los niños y adolescentes de la zona norte de la ciudad, este año atravesó uno de sus momentos más críticos cuando gran parte de su plantel docente dejó de percibir sus salarios por siete meses, hasta que la administración municipal definió regularizar la situación.
En su momento, los trabajadores afirmaron que el abandono al que los sometió la administración municipal y la dilatación de la resolución por parte de la Secretaria de Cultura Carina Cabo, evidenciaba no sólo un desinterés por sus trabajadores, sino también por la contención comunitaria que desde estos espacios se brinda.
Una situación similar, con resolución reciente, fue el de los trabajadores del Tríptico de la Infancia. Los artistas callejeros tampoco encontraron buenas respuestas y los protocolos para su regreso a los espacios público se hicieron esperar. En el mientras tanto, hubo poco y nada. Situaciones similares en distintos espacios muestra que el problema es sistemático. “Son varias las situaciones que se replican hacia adentro del área de cultura municipal en relación a la precarización de los trabajadores, en buena parte una herencia de la gestión anterior pero que la gestión actual no termina de resolverlo con políticas públicas reales de inclusión”, añadió Gómez Sáenz.
Si bien es cierto que festivales se hicieron y se trataron de sostener algunos eventos de importante anclaje en la ciudad, como es el caso del Festival de Poesía que se hizo de manera integral de manera virtual, con el apoyo de la Provincia. Sin embargo, muchos otros quedaron en el camino.
El caso del Encuentro Metropolitano de Tango es uno. Este fin de semana los trabajadores del tango realizarán de manera autogestiva la edición 2020 ante la cancelación por parte de la Municipalidad y la posibilidad de su no continuidad el próximo año. El objetivo de la Asamblea de Músicxs Rosarinxs de Tango es visibilizar la situación de los artistas del género e instar a las autoridades municipales a su desarrollo.
En diálogo con Rosarioplus.com Leonel Capitano, uno de los integrantes de esta asamblea manifestó que “fueron quince ediciones consecutivas en las cuales a fuerza de voluntad de los trabajadores del tango se hizo crecer el encuentro en cunato a calidad, cantidad, presupuesto e identidad rosarina. Sin embargo, este año no estuvo la voluntad de continuarlo.”
La decisión, según sostienen desde la Asamblea, fue previa a la Pandemia cuando llegado febrero aún no tenían definiciones, cuando en años anteriores en enero se tenía ya todo bastante cocinado. “Es cierto que hubo un cambio de gestión, pero no vimos la voluntad de sostener el espacio. Tuvimos una serie de reuniones que a la luz de los hechos fueron dilatorias, porque cuando pedimos un nuevo encuentro para empezar a producir lo prometido no se nos respondió más”, añadió.
“Nosotros decidimos hacer el Metropolitano de todas maneras, y que esta edición autogestiva sea la decimosexta. Nosotros bancamos con nuestro esfuerzo, nuestro trabajo, nuestro presupuesto este encuentro para que el próximo año se pueda hacer y sea la edición número diecisiete. Que se considere esta lucha nuestra, como la continuidad una política cultural de la cual no ha participado el Estado por lo menos en este su primer año de gestión”, concluyó Leonel.
“La cultura es un patrimonio de la ciudad que debemos proteger, y la cultura no es una entelequia, es el trabajo de las personas que resguardan el arte, las danzas, el canto y lo cultivan y lo trasmiten. Debemos proteger a nuestros trabajadores de la cultura ofreciéndole condiciones favorables para su desarrollo, más si luego una de las cosas que destacamos de nuestra ciudad es su capital cultural”, sentenció la concejala Alejandra Gómez Saénz.