El influencer Santiago Maratea vivió un tenso momento en el norte salteño, cuando referentes de la comunidad wichí de Misión Chaqueña, en la localidad de Embarcación, cuestionaron el destino de dos camionetas y otras donaciones que obtuvo mediante una campaña que inició hace dos semanas por las redes sociales.

“Estoy contento. Fue un día intenso y nada más”, explicó Maratea en sus historias de Instagram, donde contó lo que le sucedió cuando concurrió a la comunidad wichí de Misión Chaqueña, ubicada en la localidad de Embarcación, que está 280 kilómetros al norte de Salta Capital.

Maratea comenzó hace dos semanas una campaña para que sus seguidores de la red social Instagram donaran dinero para comprar una camioneta y convertirla en ambulancia, con el fin donarla al pueblo wichí de Misión Chaqueña.

En pocos días, a través de una cuenta del referente local Omar Gutiérrez, Maratea logró reunir más de tres millones de pesos, con los que compró una camioneta marca Ford, mientras que la firma Chevrolet le donó otro rodado similar.

Ampliar contenido
Entrega - @santimaratea


El fin de semana largo, el joven se trasladó a Embarcación y entregó los dos vehículos, que quedaron a cargo de Gutiérrez y de la fundación Pata Pila.

Estando en ese lugar, se le presentaron miembros de la comunidad de Hickman, que le “expresaron sus necesidades”, y "cinco minutos después de retirarse, llegaron otras cinco personas que dijeron que eran la nueva comisión de Misión Chaqueña”.

“Hablando con ellos me entero que hay personas dentro de la comunidad que no están contentas con que se le dé una camioneta a Omar y la otra a la fundación Pata Pila”, apuntó el influencer, que tiene más de 684.000 seguidores en Instagram.

En ese marco, “se empezó a juntar bastante gente, les explicamos cómo habíamos llegado ahí, cuál era el proyecto y que la idea era que ambas camionetas se usen para la comunidad wichí”, dijo.

Maratea detalló que el objetivo era que Omar se haga cargo de uno de esos vehículos, “no solo por haber tenido la iniciativa sino porque vive en la comunidad y así nos aseguramos de que la camioneta va a estar siempre a su disposición”.

En tanto, la idea era que el otro vehículo quedara a cargo de la fundación “Pata Pila, porque tiene la espalda para bancar una camioneta de esas características”, y hacer un centro de nutrición móvil para asistir a los niños de la región.

“Entiendo la desconfianza. Hablamos de todo esto y terminó todo bastante bien, a pesar de los momentos tensos, con aplausos y sonrisas, pero apareció una persona que empezó a hablar wichí y a incitar a la violencia”, indicó.

El joven comentó que enseguida “el lugar se llenó de gente” y un miembro de la comunidad le dijo: “estamos en total desacuerdo con los que estás haciendo, pero muchas gracias”.

“No me sentí muy bien, pero los respeto”, manifestó el joven, al tiempo que precisó que antes de salir hacia la localidad de Embarcación, “un policía nos advirtió que no fuéramos en las camionetas porque esta gente había hecho una especie de piquete en la ruta para frenarnos, con la intención de sacárnoslas”, reveló.

Por ello, “fuimos con la Policía”, mientras que “a Pata Pila no le gustó como terminaron las cosas y decidieron bajarse del proyecto”.

“Quedamos intentando resolver esto, un lunes a feriado, en el piso de la plaza de Embarcación, viendo qué hacer para que no se nos caiga todo”, concluyó.