Queso y vino, un matrimonio indivisible y complejo a la vez
Abrir los sentidos a esta bella combinación culinaria es un desafío de largo camino. Existen maridajes estándar, pero quienes transitan estas sensaciones aconsejan ir por más y hacer nuestros propios análisis.
Los comensales y sommeliers han estado emparejando vinos y quesos durante cientos de años, y en consecuencia, un arte culinario complicado y matizado se ha desarrollado a partir de esta antigua práctica. En la actualidad sigue siendo uno de los mayores placeres culinarios de la vida, y las posibilidades de combinación son infinitas.
Por lo tanto, antes de tu próxima degustación, tómate un momento para aprender qué tipos de queso combinan con las diferentes variedades de vino, haz tus propias combinaciones y encuentra tu propio gusto personal.
Sobre este tema, Matías Galluccio, sommelier que asesora en la tienda de vinos y charcutería De Buena Madera, señaló en diálogo con RosarioPlus.com que estos dos productos “son aliados perfectos que suelen aparecer en buenos momentos”.
“Uno puede decir muchas cosas sobre el maridaje que es un punto algo delicado porque no todos opinamos igual, lo que si sobre quesos y vinos nadie puede objetar nada, más allá de que tengamos muchísimos estilos de queso, como también muchas cepas y estilos de vinos, por ello cualquiera que se siente a tomar una copa de vino y comer un trozo de queso la va a estar pasando muy bien”, expresó el sommelier.
Explicando las uniones entre quesos y vinos el especialista dijo que es muy importante saber de qué leche está hecho el queso, en Argentina priman los quesos vacunos, pero también a caprinos y de oveja, no tan comunes por estos lares, pero sin muy vistos en Europa y distintos, tanto en aspecto como sabor a los quesos vacunos.
En cuanto a la clasificación explicó que están los de pasta dura, pasta media y blanda, cada uno de ellos encaja muy bien con determinados vinos, igualmente remarcó, es desde una mirada muy personal. “uno va viendo la consistencia que tiene el queso y de esa forma va viendo cuál es el vino ideal, además es importante destacar el tenor graso de esos quesos porque allí buscaremos, para los quesos más grasosos, vinos más estructurados ya que esa grasa suele funcionar como una berrera de paladar no permitiendo saborear las tonalidades del vino que debe tener más tanicidad para barrer esa grasa y se genere presencia”, ejemplificó.
“Por eso en este tipo de quesos, generalmente de pasta dura, consumidos con un vino ligero hacen que la bebida pase a segundo plano y allí se rompe el maridaje, hay mucha presencia de queso y el vino patina en el paladar”, abundó Galluccio y dijo que más allá de pensar cepas para combinar con quesos es más valioso hablar de estilos y estructuras de los vinos.
Algunas combinaciones desde una mirada subjetiva, pero altamente recomendables
- Queso Cheddar- Colby – Gouda
Una mezcla del argentino Cabernet Sauvignon con la textura de estos tres quesos es una opción de maridaje ineludible, al igual que con un Blend tinto, un Burdeos o Merlot. Por otra parte, una buena botella de Riesling seco con sus aromas, tiene una gran facilidad para armonizar con este tipo de queso. La naturaleza rica y bulliciosa de estos vinos se sostiene bien contra la fuerza de quesos de fabricación tradicional, como lo son el Cheddar, el Colby y el Gouda.
Estas combinaciones tienden a funcionar muy bien para una amplia gama de quesos duros clásicos como: Gruyere, Gorgonzola, Comté, Lancashire, Wensleydale, que pueden encajar fácilmente en la misma categoría, con resultados fantásticos.
- Brie y Camember
La grasa asa natural, cremosa y densa del estos quesos, invocará a un vino con una acidez decente, el cual es perfecto para cortar su carácter pesado y redondeado. En este contexto, puedes optar por un buen vino argentino como el Torrontés o el francés Chardonnay, ambos de estilo moderno para un efecto ideal. Por otro lado, un buen Chenin Blanc nunca es una mala opción cuando se trata de Brie y Camembert.
Para un maridaje menos obvio, prueba un Albarino español. La ligera salinidad de este vino funciona muy bien con la cáscara de sal de estos quesos, o si deseas centrarte en los sabores terrosos de un Camembert fuerte, un Pinot Noir argentino, logra un efecto especial en el paladar.
- Queso Italiano Duro
Los quesos Parmesanos y Gran Padano duros son escamosos y picantes, una característica que todos los aficionados aman. Ya sea que se mezclen con una salsa, se recorten sobre una ensalada o se rallen sobre la pasta, estos quesos son uno de los sabores por excelencia de Italia, reconocidos en todo el mundo.
La primera opción es combinar la textura y el delicado sabor de estos quesos, con los taninos dulces del excelente vino argentino Malbec; pero tampoco debes dejar a un lado la suavidad de un Merlot.
La intensidad y profundidad del sabor de estos quesos, debe combinarse con vinos tintos. Algunos clasicistas insistirían en seguir con las opciones tradicionales, como una mezcla de Sangiovese o Toscano rojo, pero la ventaja es que el sabor de estos quesos, te permite ser bastante audaz con tus combinaciones, por lo que te sugerimos probar Aussie Shiraz, que resulta genial con el queso parmesano.
Sin embargo, si estás disfrutando de tu queso parmesano o Gran Padano recién cortado como parte de una ensalada César, opta por un Chardonnay ligeramente empapado, es un emparejamiento probado realmente difícil de superar.
- Queso de cabra
Todos los quesos de chèvre duro, como los suaves y cremosos, poseen ese sabor profundo, herbáceo e intenso que combina perfectamente con los tomates untados en una tostada o saboreados con una copa de vino.
La elección obvia de vino para maridar con queso de cabra es Sauvignon Blanc, ya sea Sancerre o uno de Nueva Zelanda, ambos tienen ese sabor verde y vegetal que combina a la perfección.
Otra opción fabulosa, es la combinación con Chablis, Pinot Grigio, o incluso, un rojo afrutado como Gamay. Pruébalo, porque seguramente encontrarás excelentes resultados.
- Quesos azules
Este queso colorido, comúnmente llamado azul, agrega un toque de elegancia a su color, tiene un olor bastante picante y un sabor regularmente salado, por lo que a veces, las combinaciones poco convencionales con los quesos azules son las mejores. Por ejemplo, Roquefort o Danés Azul con una copa de vino botrytised dulce como Sauternes o Tokaji, u otros vinos dulces como Riesling de cosecha tardía o Icewine y te enfrentarás a una sensación de sabor que supera a muchos otros. Los taninos fuertes y el sabor frutal del Cabernet Sauvignon, también se mezclan a la perfección con los quesos azules.
Este tipo de queso también resulta perfecto para combinar con Jerez y Oporto, una opción verdaderamente sofisticada para sorprender a los invitados.
- Quesos frescos
En pleno verano, los quesos frescos y jóvenes como el Mozzarella, Ricotta y otros similares, son un verdadero agrado para saborear. Sin embargo, si vas a combinar estos ejemplares con un vino, se requiere un toque delicado, ya que no tienen la audacia del sabor que le otorga el proceso de maduración.
Un Pinot Grigio, especialmente los del norte de Italia, es la combinación clásica probada para este tipo de quesos, especialmente cuando se presentan como parte de una selección de ensaladas o picnic. La fresca acidez del sabor inigualable del vino argentino Torrontés, en combinación con estos quesos frescos, ofrecen una verdadera fiesta al paladar.
El Sauvignon Blanc es otra gran aleación con los quesos frescos, al igual que el Mosel Riesling, con el cual pueden obtenerse resultados sorprendentes, ya que posee el equilibrio perfecto de dulzura y sequedad para hacer maravillas.