¿Se puede recuperar el olfato tras un cuadro agudo de Covid-19?
Jimena Ricatti, Médica y Doctora en Neurociencias de la Universidad de Buenos Aires (UBA), donde también se desempeñó como docente universitaria, conversó telefónicamente con el programa Ponele que si en el aire de Si989 sobre la pérdida del olfato y el gusto, uno de los diez síntomas menos frecuentes que deja el virus, según estableció la Organización Mundial de la Salud (OMS), a diferencia de la fiebre, tos y dolor de garganta, síntomas comunes de la enfermedad.
Se cree que la pérdida del olfato por Covid-19 afectaría directamente las neuronas del bulbo olfatorio. Según Ricatti no hay que preocuparse ya que esta dolencia se puede recuperar, y la mayoría de los pacientes lograr volver a la plenitud, como mucho, dos meses después de haber contraído la enfermedad. Después hay un pequeño porcentaje que lo recupera a los tres meses, aunque también algunos, sin ser los casos más frecuentes, “quedan con una alteración a largo plazo”.
“Pensemos que en esta pandemia dos de cada tres casos de Covid-19 tiene alguna manifestación que sea al nivel del olfato y el gusto ya sea porque sienten menos, no sienten o sienten distorsionado”, explicó la especialista que también dijo que en algunos casos la recuperación es naturalmente, pero se recomienda para evitar las secuelas, “un entrenamiento olfativo”.
Ricatti aclaró que este entrenamiento puede hacerse en la casa. El método que ella utiliza “es muy simple y sirve para controlar como se va evolucionando”, pero en otro lado si eso no es favorable, “sirve para reeducar la función olfativa”. Luego contó cómo se lleva a cabo en entrenamiento que consiste en oler distintos aromas cotidianos. “Estos aromas representan como grandes familias de aromas, por ejemplo la pasta de dientes que representa los aromas mentolados. Después están otros aromas como el laurel o el orégano que son más herbáceos. Hay otras series de aromas, en total son seis familias”, precisó.
Igualmente, afirmó la médica, puede pasar que uno sienta un olor desagradable, pero que ese aroma no lo tenga nadie, no exista. “Eso es algo que puede pasar, que la precepción esté alterada. Ocurre porque el virus lo que hace es dañar a las neuronas que están en la parte profunda de la nariz, pero a medida que esas neuronas se van regenerando, se reconectan con el cerebro y es ahí cuando podemos oler de vuelta”, puntualizó.
Entonces el entrenamiento es como una forma ejercicio para facilitar el mecanismo de las neuronas, acelerarlo para reestructúralo y que la “reconexión sea como era originalmente”. Para ejemplo Ricatti puso como evidencia el ejercicio físico que si se hace periódicamente se obtiene mejor masa muscular y elasticidad. “De la misma manera ocurre con las neuronas”, reitero.
En cuanto a los fumadores que al dejar el hábito recuperan una mayor sensibilidad en el gusto y el olfato dijo que es similar pero en el caso del Covid son otras las alteraciones y “es más dañino” porque en algunos casos ese daño puede ser permanente” y eso tiene que ver si esa persona fue fumadora o los años que tiene, además si cuenta con una enfermedad de base.
“Convivir sin olfato es una historia aparte”, expuso Ricatti. Fundamentalmente porque el olfato permite muchas cosas en la vida diaria, no solo como alarma para detectar peligros, como un escape de gas o fuego, sino también, más allá de la comida “nos permite reconocer a nuestros seres queridos y elegir a nuestras parejas”.
“Somos animales después de todo. En otros tiempos el olfato era más importante que la vista porque nos permitía saber si la comida estaba en mal estado. Nuestros ancestros primitivos muchas veces más que por la vista se guiaban por el olfato y de hecho todavía hay tribus que se basan en el olfato y no en lo visual como nosotros”, narró la galena.
Por ultimo advirtió que al tema del olfato y el gusto no se le dio nunca gran importancia en la investigación científica, sobre todo en argentina. Para la científica es un problema que a quien pierde el gusto o el olfato no se los considere como una discapacidad. “Yo lo viví desde el otro lado, como investigadora porque no es una prioridad en Argentina. Como hay un bajo nivel de pacientes anósmicos se priorizan otras investigaciones más redituables”, sostuvo Ricatti, y agregó: “Si no fuese por esta pandemia no estaríamos hablando de esto”.
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