Juguemos al “gallito ciego” con la escuela
En los últimos años, las instituciones sociales han podido dar una vuelta de tuerca hacia su interior en concordancia con los cambios socioculturales. A modo de ejemplo basta mencionar la familia, la cual tuvo un modelo determinado, pero, sin embargo, en estos días, a partir de las condiciones de época, se fueron dando distintas configuraciones, tales como familias ensambladas, monoparentales, entre otras. No obstante ello, la escuela no ha podido aún romper su estructura y ha permanecido con características similares en las últimas décadas. Y, si bien hay cambios que se han venido implementando en los últimos años, sigue vigente un modelo un tanto tradicional.
La sociedad, en general, y los docentes, en particular, piden a gritos soluciones o estrategias para poder afrontar situaciones para las cuales los maestros no fueron formados. Hay temáticas muy fuertes y graves que la atraviesan y que requieren de un abordaje rápido y eficaz, tales como el embarazo adolescente, las tecnologías, los problemas interpersonales, entre otros.
Sin embargo, pareciera que se está jugando al gallito ciego con el sistema educativo, este juego infantil en el cual un jugador, con los ojos vendados, debe atrapar a alguno de los participantes, quienes, a su vez, empiezan a darlo vueltas hasta marearlo, mientras todos corren a su alrededor. El gallito ciego pretende atrapar al otro jugador, así como la escuela intenta asir la realidad cotidiana que le demanda otros contenidos, más allá de los puramente académicos.
Temas relevantes en la escuela
En estos tiempos, desde distintos ámbitos se le está pidiendo a la institución educativa que deje de dar vueltas y que tome algunos de los tópicos que le preocupa a la gente.
Hace un año, el diputado provincial Paco Garibaldi presentó un proyecto de ley de educación sexual. En ese momento, el legislador planteó a los medios que, si bien Santa Fe ya venía implementando la educación sexual en las escuelas, era necesaria una ley que acompañe ese trabajo y otorgue sustento a las políticas que se llevan adelante. Sin embargo, aún sin promulgación, hoy se habla de integrarla a la Ley provincial de educación.
Otro tema que interesa es la incorporación de las TIC, pero no sólo para aplicarlas a la vida cotidiana o para el uso de la redes sociales, sino, por el contrario, para aprender a programar. Ya hay mesas de debate respecto de un proyecto de ley, presentado por el Diputado Joaquin Blanco, en el cual, en virtud de lo establecido en la Resolución 263/15 del Consejo Federal de Educación, fomenta la Programación, entendida como un proceso pedagógico a través del cual se promueve la creatividad y la resolución de problemas. Al legislarse, se podrá garantizar que todos los establecimientos educativos incluyan la Programación en su proyecto institucional.
La resolución de conflictos es otro tópico urgente e importante de abordar a la brevedad posible debido a la violencia explícita y/ o simbólica con la que se convive a diario en la institución educativa. Capacitar a los docentes en mediación, negociación y otras herramientas, podrá ayudar a prevenir situaciones de riesgo para alumnos y docentes.
Otra Ley que está intentando quedarse en la escuela es la Ley de educación tributaria, a través de la cual se pretende concientizar sobre el cuidado de los bienes públicos y el rol social de los impuestos.
Estos temas tocan por la espalda a una escuela un tanto cristalizada y ella, mareada por la vorágine del devenir diario, apenas si puede con algunas cuestiones, no todas las necesarias para afrontar los problemas reales que tienen los estudiantes.
Un debate profundo acerca de la estructura de la escuela secundaria podría ser el puntapié para que resulte más significativa y útil a los jóvenes de hoy. Lo profesores, con alumnos más entusiasmados, agradecidos.