Hay más de mil chicos en conflicto con la ley penal
Según un informe de la Defensoría de niñas, niños y adolescentes de Santa Fe, en 2014 se traspasó la barrera de los mil casos de menores de edad involucrados en causas penales. Se registró un crecimiento del 6% respecto al 2013
El informe tiene 304 páginas y una rigurosa metodología en lo que respecta a la obtención y difusión de la información. Se trata de un relevamiento (un “observatorio”) sobre las políticas públicas destinadas a la niñez y la adolescencia en Santa Fe. Fue elaborado por la Defensoría de Niñas, Niños y Adolescente de la provincia, un organismo estatal creado en 2012 que busca garantizar y supervisar los derechos humanos de los más pequeños. El trabajo aborda la realidad de los jóvenes que se encuentran comprendidos en la órbita de la Justicia Penal Juvenil. Revela que 1070 adolescentes transitaron en 2014 por las instituciones del sistema, 6% más que en 2013.
La Dirección Provincial de Justicia Penal Juvenil funciona dentro del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. Es el organismo del Poder Ejecutivo que se ocupa de los adolescentes de entre 16 y 18 años que son parte del sistema penal por la presunta comisión de un delito. Este organismo representa la faz ejecutiva de las medidas ordenadas judicialmente sobre los menores de edad. Actualmente, existen tres programas y dispositivos con modalidad diferentes: ambulatorio (participación de programas educativos y recreativos), semiabierto (se incrementan los permisos de salidas en forma progresiva) y cerrado.
La provincia tiene hoy un total de 26 instituciones a la que asisten los jóvenes en conflicto con la ley penal, 12 son ambulatorias, 5 semiabiertas y 9 cerradas. El Instituto de Recuperación del Adolescente de Rosario (Irar) forma parte de este último grupo. Este establecimiento recibe el 51% del total del dinero que aporta el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos en materia de justicia penal juvenil. En 2013, el Estado desembolsó 43 millones de pesos en el encierro de los jóvenes y apenas 6 millones a aquellos institutos alternativos a la privación de la libertad
Respecto de los motivos de ingreso, 60% fue por delitos contra la propiedad, el 19,7% por delitos contra las personas (homicidio, tentativa homicidio, lesiones y abuso de armas) y 7,9% por delitos contra la seguridad pública. En cuanto a la población en institutos de justicia penal según sexo, el 95% de los adolescentes son varones y el 5% mujeres.
Del total de jóvenes encerrados en 2014, el 22% ya había transitado alguna otra institución, mientras que el 68% no contaba con ningún ingreso previo (del otro 10% no hay datos). En lo que hace a permanencia, el promedio indica que la mitad de los chicos pasa menos de 30 días en las instituciones penales.
La relación entre escolaridad y delito también aparece reflejada en el informe: el 53% de los jóvenes encerrados en 2014 se encontraba cursando el nivel primario, el 35% el nivel secundario y 2,2% sin escolaridad. Se resalta un “cambio en el perfil educativo de los jóvenes”, ya que la mayoría de ellos posee niveles de escolarización más altos --primaria completa y primeros años de secundaria-- que lo que se constataba en años anteriores.
Cuando los chicos “ponen el cuerpo en nombre de otros”
El informe de la Defensoría de Niñas, Niños y Adolescente de Santa Fe contó con el respaldo de Unicef Argentina. En la ceremonia de presentación del trabajo, Analía Colombo, titular de la dependencia, pidió un Estado “comprometido con las historias de los pibes que centralice las políticas públicas de infancias para descentralizar tareas en los barrios, en los centros de salud, en las escuelas”. Santa Fe tiene 931.037 niños y adolescentes, el 28% del total de la población.
La delegación Rosario de la Defensoría atendió el año pasado 557 casos de niños y adolescentes con “derechos vulnerados”. El 37,8% de las consultas fue por situaciones de violencia. El informe reflexiona sobre los efectos del “neoliberalismo” en el aumento de este indicador.
“Remiten a los efectos de las mutaciones que han tenido lugar en las instituciones productoras de subjetividad infantil (familia y escuela) en la época en que el Estado ha sido el mega articulador simbólico. Esto es a partir de la economía neoliberal, el mercado como regulador, el avance desregulado de la ciencia y la tecnología, marcos jurídicos poco efectivos en lo real, impuestos en nuestro país en las últimas décadas del siglo XIX”, se lee en el trabajo.
La relación de los niños con las economías delictivas también aparece reflejada en el documento. Dice el texto: “Es frecuente ver en territorios signados por la precariedad y la vulnerabilidad la irrupción de autos de alta gama, con vidrios polarizados, que ingresan a los barrios en busca de sus recaudaciones. Gran parte de los niños y adolescentes son tentados y captados para intervenir en dichas disputas o protagonizarlas, es decir, “poner el cuerpo en nombre de otros”, situaciones donde se juega la aspiración a un reconocimiento social y económico frente a un limitado horizonte para otras oportunidades”.
Según el relevamiento estadístico, en Santa Fe mueren 7 adolescentes cada 10 mil habitantes. Los homicidios y los accidentes viales son las principales causas de los decesos. Otro guarismo indica que 11 de cada 100 homicidios en Rosario tienen como víctimas a menores de 18 años.
Frases en el encierro
Muchos de los datos del informe surgen a partir de entrevistas, observaciones participantes, grupos focales y recorridas dentro del Irar. Algunas de las frases y reflexiones de los jóvenes aparecen transcriptas en el trabajo impreso.
“Agarré este camino porque tenía 12, 13 años y mis hermanos más grandes estuvieron presos toda la vida. Ellos hablaban del choreo delante de mí, se drogaban delante de mí y yo era un guachín que quería hacer lo que hacían ellos. Como toda criatura, como todo chico quiere hacer lo que ve en las personas más grandes con quienes se cría” (Taller de Cine-Irar)
“La envidia, el orgullo, porque uno quiere ser más que el otro, no sé cómo explicarte, más fuerte, algo así. Uno piensa que es más que el otro y golpeándolo se va a ganar el respeto, pero no es así. Es como en la calle, vos tenés un arma y te hacés respetar como hacen muchos pibes. Acá adentro lo mismo” (grupo focal adolescentes varones Irar).
“Antes de llegar acá escuchábamos cosas feas del Irar. Se escuchaba que era una cárcel de menores. Y yo decía voy a terminar ahí” (grupo focal adolescentes varones Irar).
“Ya es la cuarta vez que estoy acá. Ya había dejado la escuela cuando llegué” (grupo focal adolescentes varones Irar).
“Yo nunca pensé que iba a estar tanto tiempo, estuve la primera vez en 2013. Un mes. Después volví y acá estoy, hace once meses” (grupo focal adolescentes varones Irar).
“Querés saber cuándo te vas y no te vas más. Pasan los meses y no sabés. El día acá no pasa más” ((grupo focal adolescentes varones Irar).