Un periodista rosarino produjo un podcast sobre la historia de un joven músico que protagonizó –como víctima– un caso de estigmatización y discriminación social que terminó de manera trágica: la historia de Javier Mesina, conocido en la calle como Dios Punk. La historia hizo eclosión entre 2018 y 2019, y hoy ha sido Nicolás Maggi el cronista que la recogió y armó las partes de un documento periodístico que incluye el escrache social, los audios virales y su tratamiento en los medios, el rol de la Justicia y de la policía, los prejuicios, los temores de género en la sociedad actual.

Maggi, periodista de La Capital y Radio Universidad, es el autor de La segunda muerte del Dios Punk, material que contó con la producción de ERRE Podcast y que se lo puede escuchar en Spotify. Aquí habló con RosarioPlus.com sobre este caso de un hombre joven y manso, que sufrió escraches virtuales y físicos por error, acusado por haber drogado a una joven estudiante universitaria con burundanga cuando le vendía un fanzine en un colectivo. Y la historia culminó de la peor manera.

Todo comenzó en 2018, cuando corrió en redes sociales un audio de una chica que denunciaba que habían intentado secuestrarla en el colectivo usando burundanga. Javier, un músico callejero conocido en el macrocentro por vender fanzines, había sido señalado como el responsable de drogarla. Un feroz escrache en redes terminó un día con un ataque a golpes en la calle y el muchacho preso, aunque a las pocas horas liberado por ausencia de cargos en su contra. Un año después de esa sucesión de escenas, el hombre de 38 años se quitó la vida.

La segunda muerte del Dios Punk es una miniserie de podcast de nueve episodios de 10 minutos, que bajo el tono del True Crime, indaga en los intersticios de los casos policiales que quedan sin reflejar en los periódicos. Y el autor de esta serie sonora reflexionó sobre la cocina de todo lo que movilizó a crearla. Primero buscaba un tema para su tesis de Licenciado en Comunicación Social de la UNR, cuando armó su primera nota en La Capital, y recordó, en diálogo con Rosarioplus.com: "Me enteré de su muerte y me apareció el recuerdo de cuando se viralizó el audio. Yo lo había conocido en un programa de cable donde trabajaba, y ahí surgieron las ganas de echar luz sobre la historia", recordó.

Sobre las tendencias de estos tiempos, reconoció que la gente mira Netflix, con documentales que están tan bien contados que sin darnos cuenta pasamos los episodios uno tras del otro. Y eso es porque en el tiempo libre buscamos historias para sobrevivir aunque sean escabrosas como el policial". 

Muchas cosas quedaron sin responder en ese tiempo, y Nicolás pensaba cómo cuadraba el hecho de conocerlo con la información que había sobre lo que pasó con esta chica: "Cuando entrevisté al papá de Javier Mesina vi que tenía mucho potencial, sobre todo por los detalles que me iban mostrando que había una situación de profunda injusticia. Sentía que había ahí algo grande, que me iba a quedar corto con las doscientas líneas de una página del diario. Recuerdo hice una doble página donde sumé una mirada de la psicóloga Alexandra Kohan, a quien luego sumé a participar en el podcast. Vi que me iba a quedar corto, y que quería seguir investigando, era un informe especial pero de una sola semana. Había mucho más que escarbar".

Nicolás Maggi, autor de "La segunda muerte del Dios Punk".

Entonces Nicolás pensó qué hacer con toda esta información y era un tema que lo motivaba. "Hacía 10 años que había rendido la ultima materia de Comunicación y no encontraba mi tema de tesina. Martin Parodi, mi director de la tesina, me decía que para recibirme hiciera un podcast, y yo venía escuchando muchos podcast de no ficción, el formato True Crime", aseguró.

De esta forma encontró la narrativa perfecta para recibirse y a su vez contar una buena historia, indagando e intentando responder preguntas importantes de la sociedad, que enumeró: "Sobre como impacta en una persona ser el blanco de una situación tan violenta como es sufrir un escrache, y siendo inocente, la salud mental, la viralización que hacen las personas sin chequear el contenido. Son preguntas que tiene esta modernidad, y el formato podcast tiene todo por explorar, es un excelente recurso para contar una historia porque se adapta a la realidad de escuchar mientras caminas, haces tareas del hogar. Me despierta el entretenimiento y educación a la vez".

A esto sumó la estética sonora del punk, género que identifica al periodista: "El protagonista tocaba y tenía una vida de ese estilo, un género que me encanta y que siempre consumí en recitales de la ciudad".

El tono policial se fue dando naturalmente, ya que la historia para Maggi "siempre fue lúgubre, no deja indemne a nadie, es entretenimiento en la reflexión en una historia muy trágica. Y no pensaba hacer algo muy judicial pero así se fue dando, cuando busqué el expediente y hablé con la fiscal de la causa, Gisela Paolicelli. Y luego la cortina de Santiago Sietecase le dio un mood más lacónico y nostálgico, gótico en un punto, por el dejo punk de los años ’90, entre el grunge y Marilyn Manson".

En la compilación del material para su proyecto, Nicolás Maggi dedicó un buen tiempo en hacer una revisión de redes sociales y portales de noticias de ese momento, y de qué se comentó después, donde se decía que la burundanga es una droga que se aplicaba de esta manera para aspirar, así como aseveraciones de que Javier era un loco y se mató por eso, en vez de que se reconociera que fue por el escrache social, lo que pasó con la Justicia en la causa, las cosas que quedaron flotando busqué comprobar como se dieron, y de quién era Javier antes y cómo le afectó el escrache después".

La banda sonora del podcast es nada menos que las canciones que tocaba Javier Mesina, con el permiso de los demás miembros de su banda, llamada Sueños Punk Rock, quienes no descartan también participar de una presentación en vivo que tienen en carpeta: "Javier tenia 38 años cuando murió, y cuando arrancó la banda tenia 27 y los otros chicos eran muy pibitos, y para el podcast me acerqué a hablar con ellos y busqué saber cómo era Javier para ellos, reconstruir su perfil. Lo quieren mucho, destacaron su sensibilidad, generosidad, su estilo casi aniñado, sencillo (elegía vivir con poco en una familia pudiente) y emocional: me contaron que en un recital le increparon ‘el punk no tiene dios’, es un movimiento ateo, y eso lo afectaba. Buscaba sustentarse vendiendo sus fanzines y tocando punk, siempre acompañado de su perro Ciro".

El equipo del podcast

Producción integral: Nicolás Maggi

Música original: Santiago Sietecase

Edición artística: Juan Ignacio Isern y Martín Parodi

Temas musicales: Sueños Punk Rock

Diseño gráfico: Yemina Paz Menis

Arte: Dimas Nota