La conquista humana del fuego en una peli y en El Rayo
En el marco de su Ciclo de cine antropológico, este miércoles Teatro El Rayo invita a una función de “La guerra del fuego” (Canadá, 1981), un film franco-canadiense dirigido por Jean-Jacques Annaud, se podrá ver este martes a las 21:30 con entrada gratis en el Teatro del Rayo, Salta 2991. Se puede adquirir reservas al 0341/155842730.
Una historia sobre la Prehistoria de Europa cuando de la lucha de los humanos primitivos era por el control del fuego.
La tribu Ulam es atacada por un grupo de homínidos hostiles, y los supervivientes huyen a través de un pantano, pero entonces el fuego que guardan celosamente en una jaula de huesos y al que alimentan constantemente cae al agua y se apaga.
Los Ulam no saben producir fuego por sí mismos y su pérdida supone su condena. Pero el sabio de los Ulam decide enviar a tres hombres, Naoh (Everett McGill), Amoukar (Ron Perlman) y Gaw (Nameer El-Kadi), en una desesperada búsqueda de un nuevo fuego.
Basada en la novela de título homónimo, traducida al español como La guerra del fuego o La conquista del fuego escrita en 1911 por J. H. Rosny, pseudónimo de los hermanos belgas Joseph Henry Honoré Boex y Sheraphin Justine François Boex.
Contó con la actuación de Everett McGill, Ron Perlman, Nameer El-Kadi y Rae Dawn Chong.
La superproducción, principalmente franco-canadiense, aún hoy da que hablar por su impecable puesta en escena y su muy inteligente facturación, con un lenguaje gutural inventado por el escritor Anthony Burgess y un lenguaje corporal diseñado y supervisado por Desmond Morris.
La calidad del film fue consagrada con varios premios, entre ellos el Oscar de 1983 al mejor maquillaje, los premios César de 1982 a la mejor película y al mejor director, el Premio BAFTA de 1983 al mejor maquillaje, el Premio Saturno de 1982 a la mejor película internacional, y 5 premios Genie en 1982.
La película fue rodada en diversos lugares de Canadá, Escocia y Kenia, y cuenta con la fotografía de Claude Agostini, que intensifica los colores de tal manera que da la sensación de que saltan de la pantalla.
Entre todas las características positivas del film, destacan el buen pulso narrativo de Annaud, con su acostumbrado enfoque hacia los hermosos paisajes y a la sexualidad sin pudor, la poderosa música de Philippe Sarde, el excelente diseño de producción y la actuación del trío formado por Everett McGill, Nameer El-Kadi y Ron Perlman (asiduo colaborador del director francés).
Según sostienen sus propios productores, las situaciones y soluciones de la puesta en escena no se apartan de los conocimientos científicos contemporáneos suyos. Sin embargo, hay muchos puntos de desacuerdo, a veces profundos, con los datos disponibles en el momento de hacer la película.
La acción tiene lugar hace 80.000 años, y combina especies humanas, con muy distintos grados de evolución, que habitan en bosques de hoja caduca que recuerdan a los de Europa.
Los Ulhamr y los Kzamm presentan características anatómicas con reminiscencias de los neandertales, mientras que los Ivaka evocan un Homo sapiens anatómicamente moderno. Si bien está demostrado que ambas especies coexistieron en la Europa del Pleistoceno y el Eoceno, se considera un anacronismo la presencia de los hombres llamados en la película Wagabou, grupo correspondiente a otro tipo humano más arcaico (H. erectus) del que se sabe que no habitó en Europa.
La importancia del fuego como agente de la supervivencia del grupo, supuestamente por el calor y para mantener alejados a otros animales, es más bien un cliché de la imaginación que una realidad: el género Homo apareció hace unos 3 Ma, y sus representantes sobrevivieron sin fuego en Europa unos 400.000 años. La etapa de conocimiento del fuego sin control de su producción es teórica, y es poco probable, ya que las técnicas para producir fuego por fricción o por percusión son muy simples, y son compatibles con el conocimiento técnico que se evidencia por los utensilios de piedra.