Unos 14 años después de iniciar sus primeros contactos para abrir un parque temático en China, Disney está de fiesta. Es que finalmente abrirá este jueves, tras sucesivos retrasos y casi media década de construcción, el que finalmente se llamará Complejo Disney Shanghai.

Será el séptimo y el más pequeño de los parques que la compañía tiene en todo el mundo, aunque en esta ocasión no estará totalmente bajo su control, ya que Disney tuvo que aceptar crearlo mediante una empresa mixta controlada al 57 por ciento por Shengdi, un conglomerado de empresas estatales del Gobierno de Shanghai.

De hecho, el parque se pliega en muchos aspectos a costumbres chinas: casi toda la comida que se sirve en el parque es de estilo oriental, hay zonas temáticas inspiradas en el imaginario cultural chino, y uno de sus dos hoteles, ambientado en la película "Toy Story", tiene forma de ocho, cifra de buen augurio en el país.

"Queríamos construir algo que fuera auténticamente de Disney, pero distintivamente chino", dijo este miércoles a medios locales el presidente ejecutivo de la compañía, Bob Iger, que ve a este parque, que tendrá el castillo de la marca más alto del planeta, "más como el Disney de China que como el Disney en China".

Sea como sea, la compañía parece haber cedido a varias exigencias de las autoridades y tras años de negociaciones que estuvieron a punto de fracasar varias veces, Pekín dio visto bueno. Tampoco fueron pocas las adecuaciones en el territorio para que se pueda instalar el parque.

Fue necesaria la reubicación forzosa de más de 2.000 familias de cuatro poblaciones, así como de 297 empresas y de más de 1.200 tumbas de un cementerio local, que tuvieron que ser trasladadas en 2011 con una compensación económica para las familias de 300 yuanes por cadáver (40 dólares entonces).

Lo que se abre es una primera fase de 1,16 kilómetros cuadrados de parque y 2,74 de aparcamientos y zonas de hostelería, pero hay otros 3 kilómetros cuadrados ya despejados para ampliar más adelante el recinto, que ha costado hasta ahora unos 5.500 millones de dólares.

De todos modos el debate y la resistencia a la compañía continúa. De hecho coincidiendo con la apertura, la ONG China Labor Watch publicó un informe de investigadores infiltrados que denuncia condiciones de trabajo decimonónicas en varias fábricas de productos y juguetes oficiales de Disney en este país, con horarios sin pausa de 11 horas seguidas, pagas de 1,3 dólares por hora e higiene inadecuada.

(EFE)