Mariano Ruggeri, el piano del jazz rosarino, se presenta en el D7
Con un formato de trio el referente local abrirá el juego este miércoles con nuevas canciones en un ciclo denominado Club de Jazz que intenta emular a los reductos jazzeros donde se celera este género.
Este miércoles desde la 19.30 con entradas al sobre, Distrito 7 (Ovidio Lagos 790) iniciará un nuevo ciclo de jazz con músicos locales de primera línea. Buscando emular el espíritu del icónico de los ciclos acústicos que se realizaron durante varios años en la sala Amigos del Arte, ubicada en 3 de Febrero al 700 que fue demolida a finales de 2019.
Esta serie de conciertos propone un formato hasta ahora inédito en la ciudad: dos sets por noche en los cuales un mismo grupo pueda repetir o variar el repertorio en un lugar de encuentro para entusiastas del jazz y de las expresiones contemporáneas. La falta de espacios con predisposición para programar grupos del género, sumado a la crisis que acarreó la pandemia es el motivo del comienzo del ciclo, según detallaron sus organizadores.
La primera noche será para el excelentísimo pianista Mariano Ruggeri que estará acompañado por Jorge Palena en contrabajo y Sebastián Mammet en batería, presentado en su mayoría nuevas canciones que formarán parte de su nuevo material de estudio.
Ruggeri grabó en 2018 "Huellas", que sucede al destacado "Simple". Además, durante los meses más crudos de la pandemia en 2020, se presentó junto a su hermano y baterista Luciano Ruggieri, vía streaming en el marco del Ciclo de pianistas del Centro Cultural Atlas con el disco Lento camino a casa, editado por el sello local Blue Art Records.
A pocas horas de subirse al escenario mantuvo una charla intima al aire de Si 98.9 con Coki Debernardi y Fede Fritschi en Hoja de Ruta. Ruggeri habló sobre sus gustos musicales y dijo que disfruta escuchar cosas de rock y folclore. “Suelo poner el Payador perseguido de Yupanqui y escucharlo entero, es muy variado lo mío”, explicó.
“El jazz es una preparación un poco académica, un poco oral y otro poco con la escucha, a veces no están los tres componentes, y sin embargo hay gente que lo hace maravillosamente, pero creo que el camino es ese. Otro secreto es las horas de vuelo, el tiempo que uno le dedica”, argumentó.
Junto con su hermano son dos referentes del jazz local, además comparten una sala de ensayos propia donde pasan muchas horas dedicadas a la música. “Tocamos desde chicos, nunca lo hicimos de manera profesional, pero grabamos un disco con temas nuestros que arreglamos juntos. Para nosotros ponernos a tocar es un juego. Ahora lo hacemos con horarios y es otra responsabilidad”, destacó.
Sobre tocar en pandemia, aseguró que es otra historia y un privilegio poder hacerlo: “La posibilidad de este tiempo me sirvió para estudiar y darle prioridad a cosas que tenía ganas de hacer y no podía”. En continuado Ruggeri definió al jazz como un lenguaje minoritario, que siempre se tocó en clubes. En este contexto dijo que se disfruta igual con los protocolos. “Se va a tocar sin escenario con las mesas en semicírculo emulando a los viejos clubes de jazz”, adelantó sobre la fecha de este miércoles.
En cuanto a los músicos con impronta jazzera que hoy conviven en la escena artística de Rosario acotó que cada era tiene su tendencia, y que estas son como mareas que cada cinco años salen por distintas influencia, con músicos que pegan fuerte y repliegan en cualquier lugar del planeta. En el caso del funk, muy relacionado con el jazz y en auge en estos tiempos, sostuvo que el mundo de hoy contiene fuertes referencias y que los chicos escuchan esas cosas aunque la esencia es lo que atraviesa todas esas cosas.
Al menos en el instrumento que interpreta, el piano, aseveró que el sonido es otro camino, y que después, lo que tiene que ver con el lenguaje del jazz siempre evoluciona, siempre y cuando se mantenga el espíritu que está en muchos músicos. “Para tener un buen sonido en el piano es un trabajo de muchos años y debes tener muy claro como querés sonar y eso es físico, auditivo y sentimental. Son muchas cosas, y cuando escuchamos pianistas muy desarrollados, entendemos que eso aparee con los años”, insistió.
“El jazz nunca se agota, como decíamos al principio, es por toda esta preparación que uno tiene para después poder improvisar dentro del lenguaje. Uno puede tocar lo que quiere y siente, después hay ciertas corrientes que para entrar en ellas hay ciertos parámetros y caminos. Basándose en eso uno puede hacer su sello, pero con ese espíritu que se encuentra escuchando y observando”, definió sobre el final.
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