__tadevel:head__

A veces, hay que ser muy entendido en el tema para reconocer si el diseño vestuario es bueno o malo en una película. Es que, junto al maquillaje o el diseño de producción, son ese tipo de aspectos que escapan al ojo inexperto. En algunas oportunidades, las ropas son tan destacadas que hasta el más distraído distingue la excelencia. En otras, aparecen errores tan groseros que tampoco hace falta ser ningún experto para notarlo. 

Más que malos o pobres diseños de vestuario, este top ten recopila algunos pifies en el departamento de las pilchas: errores de continuidad, de edición, de producción o incluso de cámara, que hicieron que algún personaje vista atuendos imposibles o incorrectos.

El Mago de Oz

Una de las cosas más recordadas de la devenida peli de culto de Victor Fleming, son los brillantes zapatos rojos de Dorothy. En este plano en particular, donde el Espantapájaros termina despatarrado por el suelo, se puede ver a la protagonista usando calzado... ¿negro?



Los 10 Mandamientos

No, no es la película nueva basada en la serie de Moisés. ¡Es el clásico de 1956 dirigido por Cecil B. DeMille! Pero bueno, no hay jerarquía que vacune a un director contra la posibilidad de cometer errores. En este caso, historiográfico: Nefertiti nunca podría haber usado un vestido azul porque en esa época no era posible teñir la seda de ese color. Bueno, che, ¿no era que el color era cuestión de percepción?


Casi Famosos

Otro clásico total del cine hollywoodense. En la cinta de Cameron Crowe que tiene a la música como eje narrativo central, cometió un error garrafal: aunque la película está ambientada en 1970, en un momento uno de los personajes aparece usando una remera de la Gira de 1973 de Black Sabbath.

Amadeus

Otra peli de culto con algún que otro error de vestuario. Acá, se pueden detectar cierres en los trajes del equipo de bailarines. Pero, detalle: estos se inventaron en 1913, es decir, recién 120 años después de la muerte de Mozart. Otro pifie de época.


Singing in the Rain

De clásico en clásico, aparece uno indiscutible: "Cantando Bajo la Lluvia", de 1952. A pesar de que la peli está ambientada en el Hollywood de final de la década el 20, en esta imagen se la puede ver a Debbie Reynolds usando un vestido que sólo estuvo de moda a partir de 1950.


Corazón Valiente 

El vestuario es una parte muy menor de todo lo que está historiográficamente mal en la película protagonizada y dirigida por Mel Gibson. La lista de quejas del pueblo escocés hacia la cinta que muy poca justicia les hace a su libertador, William Wallace, es bastante extensa. Por ejemplo: aquí se lo ve al San Martín escocés usando en el año 1300 una pollera que se volvió tradicional recién tres o cuatro siglos después. Lo irónico es que esta peli sí gano el Oscar a Mejor Vestuario. Ay, ay, ay, Academia... la próxima un poco más atención antes de revolear estatuillas al mejor postor.

Dirty Dancing 

Otro musical que quedó en la historia, pero que también cosecha su cuota de errores. En la imagen, el personaje protagónico de Baby usa unos muy copados shorts... con la salvedad de que ese tipo de diseños, para mujeres, aparecieron recién en los 80 y la película está ambientada en los 60.

Django

La celebrada película de Tarantino se tomó alguna que otra licencia histórica, pero completamente a propósito. Ahora, el hecho de que el protagonista esté usando en 1858 un par de lentes de sol cuando en esa época no existían... posiblemente sea un error más que una elección estética y narrativa.

Gladiador

Claramente, los pifies en las películas de época son más fáciles de cometer. En la famosa escena de Gladiador en al que Russell Crowe se enfrenta al tigre, usa esa especie de bermudas de lycra bajo su armadura. No hace falta aclarar que no existían las prendas de lycra en la Antigua Roma.

Piratas del Caribe

Uno muy específico para especialistas en vestimenta oficial británica. En la peli, George I es rey de Inglaterra, o sea que refiere a algún momento entre 1714 y 1727. Peeeero, al Ejército Naval se lo usando los uniformes que recién aparecerían en 1747. ¡Veinte años no es nada, che!