Si tenés plata, alquilate un hacker
Los piratas informáticos ya no trabajan sólo con bandas criminales o grupos de poder, desde ahora, una web pone en contacto a gente común con hackers profesionales
La página web Hackers List dispone de una sección de ofertas, donde cualquier persona pude contratar a un pirata informático para resolver un problema particular.
Desde la mujer celosa que quiere entrar en las cuentas de Facebook y correo electrónico de su pareja para ver si la engaña, hasta el empresario que quiere saber quién está detrás de los comentarios que achacan su reputación: todos necesitan la ayuda de un hacker profesional.
El negocio de la piratería ya no es exclusivo de las agencias de inteligencia o las bandas criminales. En un momento en el que los grandes ataques a compañías como Sony o JP Morgan atraen la atención de los medios de comunicación, pasa casi desapercibida una novedosa y creciente industria “artesanal” que permite a cualquiera contratar los servicios de hackers para llevar a cabo pequeños actos de espionaje.
Hackers List no se esconde tras un complicado dominio, no tiene una estética oscura ni agresiva. La web te invita a alquilar de forma "segura y rápida" un profesional a tu medida. Incluso se compromete a devolver el dinero si el cliente no queda satisfecho.
El negocio, que está disponible en internet desde noviembre, cuenta con clientes dispuestos a pagar servicios por cantidades de dinero que van desde los 100 dólares hasta los 5.000. Por ejemplo, una persona de Australia ofrece hasta 2.000 dólares para obtener la lista de clientes de la base de datos de un competidor, y lo que les están cobrando. Otros tienen peticiones menos malignas, como eliminar fotos embarazosas de Internet o recuperar una contraseña perdida.
"Los piratas de alquiler pueden hacer que personas con nula capacidad técnica puedan lanzar ataques cibernéticos, reduciendo las barreras de entrada a este tipo de delincuencia online", comentó a The New York Times Thomas GA Brown, especialista en delitos contra la propiedad intelectual.
Actualmente, la página, que está registrada en Nueva Zelanda, cuenta con más de 800 peticiones de intervención, mientras que sólo se han inscrito 40 piratas. El sitio web incluye amplios textos de términos y condiciones a aceptar, entre los que se encuentra la prohibición expresa del uso "del servicio con fines ilegales".