Brasil en campaña
Pese a que hay 9 candidaturas presidenciales en danza, la campaña presidencial brasileña continúa polarizándose y todo parece indicar que habrá balotaje.
Todo puede suceder en la política brasileña y a un ritmo vertiginoso. Con pocos días de diferencia, João Doria, uno de los candidatos con mayor renombre pero con escasa convocatoria electoral, abandonó la carrera por la presidencia. Lula da Silva se casó con una mujer 21 años menor. Y los generales que integran el gobierno de Jair Bolsonaro emitieron un documento reñido con la democracia.
¿Qué se elegirá y cómo?
El 2 de octubre la ciudadanía brasileña elegirá presidente, vicepresidente y renovará el Congreso Nacional, además de las autoridades de los 27 Estados que integran el país. Por primera vez los partidos políticos deben asignar parte de sus listas y tiempo de emisión durante la campaña electoral a candidaturas de personas afrodescendientes, en virtud de un fallo de 2020 del Tribunal Superior Electoral.
Un estimativo del mismo Tribunal calcula que habrá 148 millones de votantes, lo que sitúa al país como la segunda democracia más grande del hemisferio occidental y una de las más grandes del mundo. Pero en lo que a Latinoamérica se refiere, se trata de la mayor democracia de la región y es por eso que todo lo que suceda en Brasil resulta de capital importancia en estas latitudes.
Respecto del sistema electoral, debe señalarse que el voto en Brasil está permitido para personas mayores de 16 años y es obligatorio para quienes tienen entre 18 y 70 años. Quienes residen en el extranjero solamente pueden votar en las elecciones presidenciales.
Los cargos de presidente/a y vicepresidente/a se eligen mediante el sistema de segunda vuelta electoral o balotaje. Si un/a candidato/a recibe más del 50 por ciento de los sufragios totales, es elegido/a sin necesidad de una segunda vuelta. Pero si eso no sucede, se lleva a cabo un balotaje, en esta oportunidad, previsto para el 30 de octubre. En la segunda vuelta sólo participan las fórmulas presidenciales que hayan alcanzado el primer y segundo lugar en la primera vuelta.
Si bien la campaña comenzó oficialmente el 7 de mayo, los partidos políticos tienen hasta el 15 de agosto para registrar formalmente a sus candidatos/as.
En el caso de gobernadores/as y vicegobernadores/as de todos los estados y del Distrito Federal, el sistema electoral es prácticamente idéntico al presidencial.
Por último, en lo que se refiere al Poder Legislativo, se renovará un tercio de los 81 miembros del Senado y los 513 integrantes de la Cámara de Diputados.
La polarización se come el centro
El exgobernador de Sao Paulo, João Doria, el político que posiblemente más haya hecho desde el principio de la pandemia para que Brasil consiguiera comprar vacunas para combatir el Covid-19, abandonó hace pocos días la carrera para llegar a la presidencia. Doria, del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), formaba parte del grupo de aspirantes que pretendía construir un espacio electoral entre el presidente Jair Bolsonaro y el favorito en las encuestas, Luiz Inácio Lula da Silva. Su renuncia es una muestra de la creciente polarización política e ideológica que sufre el país y que torna casi imposible la aparición de terceras alternativas. Doria y el resto de los aspirantes del centroderecha tradicional no lograron reunir ni el 2 por ciento de intención de voto.
La única candidatura que mantiene viva la idea de una “tercera posición” es la del veterano de centroizquierda, Ciro Gomes, que se niega a retirarse de la campaña para allanar el camino a Lula, con quien mantiene antiguos enconos. Gomes reúne un nada despreciable 9 por ciento de intención de voto, y en las presidenciales de 2018 obtuvo ya el tercer lugar, el cual busca mantener y hacer valer. Duro de roer, el actual diputado parece haberse convertido en el garante de que habrá una segunda vuelta electoral, pese a que tampoco existe la seguridad de que, si se retirase, sus votos se reconducirían inexorablemente a la candidatura de Lula.
Por su parte, el expresidente que fue cuestionado por no haber elegido a una mujer como compañera de fórmula y haber optado por Geraldo Alckmin para captar votos del centro, sorprendió al casarse por tercera vez con una mujer 21 años menor llamada Rosángela da Silva, una socióloga, feminista y ferviente militante del Partido de los Trabajadores. ¿Será ella el vehículo para conectar a Lula con el electorado más joven y progresista?
Hacia un balotaje favorable a Lula y una amenaza militar
Si se observa la intención de voto de los dos candidatos que representan los dos polos ideológicos antagónicos, se llegará a la conclusión de que habrá, casi con seguridad, un balotaje. Bolsonaro no logra sumar hasta el momento más del 32 por ciento y Lula parece estancado en torno a los 40 puntos porcentuales. Con las proyecciones de una segunda vuelta en la cual ambos candidatos se enfrentarían mano a mano, todos los sondeos invariablemente le dan la victoria final a Lula.
Ante ese panorama, días pasados se conoció un inquietante documento suscripto por los generales que integran el gobierno de Bolsonaro, que propone “refundar” la nación. El documento, de 93 páginas, aborda 37 temas considerados “estratégicos” por los militares y expone un “nuevo proyecto de nación” para Brasil desde ahora y hasta 2035. El texto conlleva una gravedad añadida, dado que revela subliminalmente que los militares están dispuestos a apoyar la reelección de su jefe independientemente a los malos presagios de las encuestas ante una segunda vuelta.
La amenaza de una intervención militar ante un triunfo de Lula está puesta ahora sobre la mesa. No es descabellado preguntarse entonces si Brasil seguirá siendo una democracia después de octubre.