Una historia de reyes magos y agroexportadores
“Trabajamos todos los días para que al país le vaya bien” es una de las frases hechas, de manufactura duranbarbista, que se puede escuchar en cualquier discurso o entrevista a cualquier integrante del gobierno nacional. Sin explicar qué significa “que al país le vaya bien” o en qué consistiría ese trabajar.
Están trabajando, eso es cierto. Para la política económica no hay vacaciones, ni retiros espirituales. Entre los primeros regalos del año, casi como un anticipo de los reyes magos, el gobierno decretó un cronograma de reducción gradual de las retenciones a la soja y sus derivados. Una “tablita” que anticipa que a partir de enero de 2018, se reduce en medio punto de retenciones de soja cada mes.
Recordemos que antes de asumir el gobierno de la Alianza Cambiemos, las mismas estaban en 35 por ciento para la soja y tres puntos menos para los derivados como el aceite. A días de asumir, redujeron las mismas a 30 por ciento y 27 por ciento, respectivamente. Ahora, se decreta que el enero de 2018 serán de 29,5 por ciento y 26,5 por ciento. En febrero, 29 por ciento y 26 por ciento. Así, mes a mes, hasta llegar a final del 2019 con retenciones en 18 por ciento para la soja y 15 por ciento para el aceite.
Por una parte, la reducción de retenciones funciona como un elevador del precio interno de los productos primarios, que se traslada a toda la cadena productiva con consecuencias nocivas para la actividad económica y los precios de los alimentos.
Por otra parte, se incentiva la especulación de las grandes exportadoras contra el Estado y contra los pequeños productores. Si el impuesto va a bajar, conviene aplazar las exportaciones y pagar menos al Estado. A su vez, como los productores menores no tienen la misma capacidad financiera, venderán a las exportadoras pagando el impuesto actual. Estas últimas, aplazarán unos meses la exportación y pagarán al Estado mucho menos impuestos, quedándose con la diferencia.
Las grandes agroexportadoras lo saben desde hace mucho tiempo: los reyes magos no existen, son los padres (del modelo neoliberal).