__tadevel:head__

El reciente levantamiento por bajo rating de Fanny La Fan en Telefé generó una fuerte polémica en la industria de la televisión argentina. Luego de los duros comunicados por parte de algunos de los protagonistas y de Argentores, los trabajadores del ámbito televisivo salieron a expresar su preocupación por un escenario que luce cada vez más preocupante.

Rosarioplus.com conversó con Pablo Lago, ganador del Martín Fierro por el guión de La Leona, sobre el presente televisivo que por estos días mantiene únicamente una ficción al aire. 

-¿Por qué los canales prefieren apostar por las latas extranjeras?

-El costo de una ficción en Argentina es de 10.000 dólares por capítulo, mientras que la lata extranjera la comprás entre 3.000 y 5.000 dólares, entonces los canales, basándose en los costos, obviamente van a optar por la lata. Amén de eso, con la merma que ha habido, con la gente que se ha ido al streaming o a otras plataformas, hace que los programadores solo miren la cuestión económica. Es algo lamentable, uno se está quedando sin la idiosincrasia o cosmovisión del argentino y empezamos a ver otras culturas u otras formas de expresiones, que son muy interesantes en sí mismas, pero que no tienen nada que ver con nosotros. Uno las puede ver porque le causa curiosidad, porque son productos bien hechos, porque tienen una inversión costosa como las latas turcas o brasileras, pero que no tienen nada que ver con nuestro día a día. Eso lastima mucho al espectador común que no tiene referentes propios

-¿La tira argentina tiene que reinventarse en el actual escenario de enlatados extranjeros y creciente presencia del streaming?

-No sé, es una buena pregunta. No sé si hay una fórmula. Creo que nadie tiene la verdad. Todos tenemos que intentar hacer el producto más atractivo para el espectador. El espectador es muy amplio. Hoy tenemos un espectador muy formado en la cultura de series. Para ese público solían estar los unitarios. La tira siempre estaba asociada a un espectador menos exigente en cuanto a calidad televisiva respecta. Asimismo, ese espectador también está mucho más formado, por eso la tira merece una exigencia mayor en todo sentido: mayor rigurosidad en los libros, calidad de producción en los costos, actuaciones reales y no el morcilleo del actor que improvisa. Todos los sectores de la industria tenemos que hacer una autocrítica y un replanteo cada uno en su función para ver cómo podemos mejorar al contar el cuento de la manera más atractiva posible. Además creo que tiene que haber un apoyo muy importante desde el estado en cuanto a tener una cuota de pantalla nacional donde los canales estén obligados una cuota X de producción nacional, sea 40% u 80%. No me molestaría que haya un 20% de latas, veamos una turca, veamos una brasilera pero veamos ocho argentinas, entre esas habrá dos que estén mal, dos flojas, pero también cuatro o cinco que estén bien. La industria es un músculo y se ejercita. En la medida que vos la ejercitás, los actores actuando, los editores editando, yo escribiendo, en la medida que cada uno ejercito su músculo, lo vamos a hacer mejor. Si no lo hacemos y tenemos un solo programa como hay en este momento, difícilmente la producción nacional vaya a ser buena más adelante.

Luego de años de intensa producción nacional, tanto en tiras como en unitarios, se redujo considerablemente la producción. ¿Cuánto se redujo la producción hoy? 

Estamos prácticamente en cero. Al levantar Fanny, La Fan queda un 50%. Sería lindo decir que en ese porcentaje hay diez productos argentinos, pero es sólo un producto nacional. Eso es lamentable y desesperante. Va de la mano del momento actual que estamos viviendo en todos los órdenes. La administración anterior, para bien o mal, fomentaba un montón de estímulos a la creación y de ahí surgieron programas buenos y malos, pero había un catálogo de producción.  Prueba de eso es que en la televisión pública actual han venido pasando, todos estos meses, ficciones surgidas en la gestión anterior. El Estado es un importante gestor cultural. Es necesario el apoyo del Estado, conjuntamente con el sector privado, para desarrollar una cultura que nos represente. Si nos guiamos únicamente por los números vamos a terminar y consumiendo cultura extranjera.

¿Cómo es el ánimo de los trabajadores de la industria?

Muy tristes y desesperanzados. Muy angustiados. Los que escribimos estamos apuntando a escribir para afuera. Yo estoy escribiendo para afuera. Estoy intentando vender afuera las cosas que escribo porque sé que acá no hay lugar. El tema es que los autores tienen la suerte de inventarse su trabajo en la cabeza, bajarlo a la máquina y mandarlo afuera, pero el actor no. Para los actores argentinos es muy difícil irse a Colombia, México o Estados Unidos. Yo puedo apretar “send” y listo, mandé el guión por mail. Pero toda esta otra gente queda sin trabajo y eso solo genera malhumor y conflicto social, a la larga.