Inés Kreplak: "La infancia puede ser dolorosa pero tiene la potencialidad de lo porvenir"
Una niña de cinco años que debe volar sola para ver a su padre, que no va por ella al aeropuerto, otra que recuerda a la niñera que le enseñó a rezar y sufrió una crisis mística, o las niñas que son arrojadas a una laguna por un padre que quiere "templar su carácter" son algunas de las protagonistas de "Mirar al sol", primer libro de cuentos de Inés Kreplak, quien asegura que "la infancia puede ser dolorosa pero tiene la potencialidad de lo porvenir".
Inés Kreplak nació en Buenos Aires en 1987. Es licenciada en Letras y Magister en Derechos Humanos. Fue curadora de Leer es Futuro y fundadora de la primera Biblioteca al Paso. Publicó la novela "Confluencia" (Alto Pogo, 2017) y un libro de poemas "La ilusión de la larga noche" (Santos Locos 2019). Además, dicta talleres y su amor por la poesía la llevó a armar el podcast "Mostras: maestras de la poesía argentina", donde recuerda a "grandes poetas argentinas que marcaron una diferencia. Por ser voces disonantes, monstruosas para su época", como dice. Allí están Alfonsina Storni, Alejandra Pizarnik, Olga Orozco, Diana Bellessi, entre otras.
Pero había historias que en su interior pugnaban por salir y encontró en la editorial EME el camino para publicar su primer libro de cuentos "Mirar al sol", título que surge de una frase que una joven le dice a otra y remite al mundo de los miedos y mandatos de los adultos que contrastan con las realidades que deben enfrentar esas niñas o jóvenes que quedaron marcadas por infancias solitarias o violentas, como la niña que se hizo popular entre sus compañeros por la precisión de su trompada, la cual aprendió a aplicar al defenderse de un compañero abusador.
Las protagonistas de los siete cuentos de Inés Kreplak miran al mundo adulto con una expectante desconfianza, saben que, como el sol puede enceguecerlas u obligarlas a bajar la cabeza abrumadas por su brillo disciplinador, no se amilanan y toman sus restos chamuscados para reinventarse y seguir.
- Habías escrito una novela y un libro de poesía ¿cómo llegas al cuento?
- Inés Kreplak: Siempre escribí cuentos, solo que publiqué primero una novela y un libro de poemas. De hecho lo primero que escribí con pretensiones literarias- desde chica- fueron cuentos. Hay una fuerte tradición en Argentina ligada al género cuento que tiene su peso también en cualquier trayectoria escolar. Si es lo primero que leés seguramente también sea lo primero que escribís. Pero, más allá de eso, creo que es un género muy complejo que necesitó, en mi caso, de cierta maduración en la escritura.
- "Mirar al sol" parece tener como uno de sus ejes la desromantización de la infancia, mostrar que la infancia no es siempre la edad dorada sino que tiene mucha oscuridad. ¿Fue algo consciente, intencional, es un tema que te moviliza?
- I.K: Simplemente abordé los temas sobre los que, supongo, tengo algo para decir. No tuve una infancia de revista Hola. Me parece difícil definir la infancia porque es muchas cosas a la vez . Es un tópico recurrente, muy literario porque la infancia tiene la potencia de lo porvenir y hay muchas opciones y salidas. Si bien es el momento en que se forjan las personalidades hay todo un camino por delante que recorrer donde esas personalidades pueden tener distintas derivas, por eso me parece literario en si mismo y es un tópico en la literatura y en textos de iniciación.
Para mi hay cierta fascinación con la infancia porque es un terreno que como otros puede ser doloroso y difícil de transitar pero donde hay mas herramientas, mas potencialidad de posibilidad de cambio y eso esta bueno, siempre.
- En el cuento "Mona", aparece esa niña que aguarda que su padre la vaya a buscar al aeropuerto y que comienza a molestar también al personal de la línea que trata de contactar al padre ¿cómo la concebiste a Sofía?
- I.K: Je est un autre, Sofía c´est moi. (traducción: "Yo soy otra, Sofía soy yo"). Fuera de broma, necesitaba construir una ficción que apagara cierto dolor en mí. Ese dolor puede no ser estático pero intenté construir un relato que pudiera tener una salida más luminosa.
- Los adultos, en general, aparecen como padres o madres abandónicos, ocupados, atrapados por sus mundos laborales, o son algo perturbadores como el padre de Lobo con piel de cordero. Pienso en esa pregunta de Antonio Di Benedetto que inicia el libro: "¿Te acordás de todo lo que se rompió cuando eras chica?". Tus cuentos también invitan a pensar qué habrán perdido en su infancia esos adultos ¿no?
- I.K: Sí, está bueno ese punto de vista porque también esos adultos que deberían proteger o cuidar se ponen a la par o tienen actitudes que llevan a las niñas y los niños a tener que sobreadaptarse, defenderse o inventar recursos para zafar.
La infancia es un tópico, los viajes también. El dolor, las heridas y esos adultos no protectores también están y la fortaleza. Esas niñas que aparecen ahí no tienen una actitud de víctima. Se agencian de su destino en algún punto y pueden sortear situaciones y, en ese sentido, el personaje o los personajes van creciendo a medida que pasan los relatos y esa niña que espera que el papá la venga a buscar (al aeropuerto) es esa mujer que después decide irse a encontrarse con su jabalí, con su fantasma, con su zona de trauma con la libertad de hacer de su destino lo que ella desea.
Al final de todo esas niñas no son víctimas, o sí, pero no tienen pasividad sino que tienen la posibilidad de definir su destino y libertad.
- ¿Estás trabajando en tu próxima obra? ¿Seguirás con cuentos?
- I.K: Estoy trabajando un libro de poemas y una especie de novela episódica, digo así porque no sé cómo clasificarla, en cada capítulo hay un relato que empieza y termina pero siempre son los mismos personajes. Espero terminarla alguna vez.