Un recorrido por el cine provocador y eterno de Pasolini
El multifacético artista e intelectual Pier Paolo Pasolini, que hoy hubiera cumplido 100 años, dejó tras su asesinato en 1975 una nómina de poemas, novelas, ensayos periodísticos y pinturas que acompañan su reconocido trabajo cinematográfico, marcado por un estilo provocador que dio una segunda vida al neorrealismo italiano y que incluye cintas como "El Evangelio según San Mateo" y "Saló o los 120 días de Sodoma".
Nacido un 5 de marzo de 1922 en Bolonia, Pasolini vivió su infancia y adolescencia entre mudanzas constantes y rodeado por la agitada realidad política de un país testigo del lento e irreversible ascenso de Benito Mussolini al poder y la difusión del ideario fascista.
Abiertamente cercano al ateísmo y al comunismo, el entonces joven volcó su creatividad en principio en la escritura, puesta al servicio del dialecto friulano -influencia fundamental en sus inicios en el arte- en el compendio de poesías que le dieron notoriedad en los círculos intelectuales del país mediterráneo.
A su condición de poeta le siguió la exploración en el terreno de las novelas, las obras de teatro e incluso la pintura, hasta que en 1961, a sus 39 años, dio el primer paso en el mundo del cine.
Su debut ocurrió con "Accattone", filme dramático en clave neorrealista que contaba con Franco Citti -quien se convertiría en uno de sus actores fetiche- en el protagónico como un proxeneta de poca monta de los suburbios de Roma.
Ese primer paso en el rubro ya marcaba los tropos que Pier Paolo exploraría más adelante en lo que sería una continuación del auge del neorrealismo: la pobreza y la delincuencia presentes en la Italia de posguerra observadas con una lente por momentos irónica y miserable poblaron, con mayor o menor dimensión metafórica, su trabajo cinematográfico.
En 1962 le siguió "Mamma Roma", con una destacada interpretación de Anna Magnani en el rol de una prostituta que busca una vida alejada de la marginalidad para ella y su hijo, y dos años después "El Evangelio según San Mateo", una de sus obras más emblemáticas.
Allí, el director y guionista presentó ese pasaje de la Biblia sobre la vida, muerte y resurrección de Jesús -encarnado por el español Enrique Irazoqui- con una lectura marxista que le valió dos galardones en el Festival Internacional de Cine de Venecia y tres nominaciones en los premios Oscar.
Luego, en 1966, Pasolini estrenó "Pajaritos y pajarracos", una de sus películas mejor recibidas por la crítica que obtuvo una candidatura a la Palma de Oro en el Festival de Cannes, en la que el popular actor cómico Totò y su colega Ninetto Davoli daban vida a un padre y un hijo que, durante un viaje en los alrededores de Roma, desenvuelven una profunda y humanista conversación con un cuervo parlante y marxista.
Su primer filme con guion no propio fue "Edipo Rey" (1967), basado en la legendaria obra de Sófocles con Citti y Silvana Mangano y que fue la antesala a la trascendencia internacional y masiva definitiva del realizador, que alcanzó ese estatus con "Teorema" (1968), una provocadora y sensual historia protagonizada por Laura Betti y el actor inglés Terence Stamp.
Ya etiquetado como uno de los más escandalosos cineastas de su tiempo, el italiano concluyó la década de los 60 con el lanzamiento de "Pocilga" (1969), una descarnada superposición del nazismo y el canibalismo, y "Medea" (1969), una revisión de la obra griega con la icónica diva Maria Callas en el elenco.
La década del 70 vio el inicio de la conocida como "Trilogía de la vida", conformada por "El Decamerón" (1971), "Los cuentos de Canterbury" (1972) y "Las mil y una noches" (1974), tres cintas con un excelente pasar por los circuitos comerciales que también llegaron a los festivales de Cannes, Berlín y Venecia y que mostraban como pocas la superposición de temas como el sexo, la violencia, la existencia y la muerte con un trasfondo medieval y agudamente chabacano.
Así todo, la máxima expresión de su estilo llegó en 1975 con "Saló o los 120 días de Sodoma", su última película, estrenada en cines tres semanas después de su todavía irresoluta muerte.
El filme, que incomodó y asombró a las audiencias en partes iguales, era una adaptación sumamente libre del libro homónimo escrito por el marqués de Sade en 1785 y ambientada en la Segunda Guerra Mundial, que Pasolini examinó con cierta autocrítica sobre su obra previa y plasmó con brutalidad y una enorme libertad creativa.
"Saló" rompió por completo con las estructuras convencionales del cine y explotó los tópicos de la pornografía, el erotismo, el sadismo y la degeneración humana, y se transformó en su último mensaje a una sociedad que siempre intentó transformar, cuestionar y estimular con el abanico de herramientas creativas que cultivó en sus casi 35 años como artista.
El 2 de noviembre de 1975, el cuerpo de Pasolini fue hallado en un balneario de la región de Ostia, con múltiples fracturas, quemaduras y lesiones producto de un homicidio que, si bien nunca fue resuelto, quedó en la memoria colectiva como un cruel castigo que el poder italiano infligió sobre quien supo ser uno de sus mayores críticos.