Georgina Orellano, secretaria general de la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (AMMAR), publicó recientemente su libro "Puta feminista: Historia de una trabajadora sexual", donde describe con brutal honestidad los códigos de la calle, los vínculos con los hombres y la violencia derivada de la clandestinidad. "Las que venimos de sectores populares somos las más castigadas, perseguidas y criminalizadas", aseguró en Hoja de Ruta.

"El libro fue pensado para que sea una herramienta más de aporte a la gran lucha que llevamos adelante con el sindicato hace 27 años. Ahí explico los procesos que hemos atravesado cuando nos empezábamos a acercar a espacios feministas y recibíamos rechazos, cuestionamientos y deslegitimación. Hoy por hoy, las compañeras no lo viven de manera hostil sino que, por ejemplo, tienen un taller que se llama Trabajo Sexual (en los Encuentros Plurinacionales) y hay una agenda de discusión que la definen las propias trabajadoras, algo que hace una década atrás no sucedía".

Al respecto, agregó: "En los talleres se debatía bajo una mirada abolicionista y nosotras no nos sentíamos protagonistas de eso sino como testigos de la expulsión. Negaban nuestra identidad como trabajadoras y nos pensaban únicamente como victimas. Si alguna compañera había sufrido una situación de violencia para muchas era el motivo de haber terminado 'paradas en una esquina'. No había ninguna posibilidad de dialogo o intercambio".

"Hay un sector que siempre revictimiza nuestros testimonios reduciéndonos meramente a sujetos pasivos e infantiles porque piensan que nosotras no podemos elegir porque nadie nace para ser puta. Hay un gran desconocimiento sobre el trabajo sexual, un cruce de prejuicios y moral y falta de perspectiva de clases. Piensan que todos tenemos las mismas posibilidad a nuestros alcance y no es así. Algunas tenemos las opciones muy acotadas: trabajos feminizados, muy precarios y de cuidado. Las que venimos de sectores populares somos las más castigadas, perseguidas y criminalizadas", subrayó Orellano.

Legislación punitivista

"En el libro cuento algunas estrategias de cuidado que tenemos que son propias de la informalidad y que compartimos por ejemplo con manteros y vendedores ambulantes. Si quieren legislar con una mirada punitiva, estas redes van a ser consideradas siempre redes delictivas por la Justicia porque hay una lejanía total en relación a cómo subsisten los sectores populares en la cotidianeidad de su precariedad", indicó Orellano al tiempo que remarcó que "no existe una legislación ideal porque los marcos jurídicos que implementan los gobiernos están muy alejados de los deseos y demandas del movimiento de trabajadores y trabajadoras sexuales".

Violencia institucional

"La violencia institucional ha aumentado en el ultimo tiempo. Las fuerzas de seguridad se amparan en la normativa vigente en casi todo el territorio nacional, lo que posibilita que haya detenciones totalmente arbitrarias, situaciones de hostigamiento permanente, de discriminación y expulsión del espacio publico. A muchas compañeras la policía las corren de la zona y les dicen que si las llegan a volver a las van a llevar detenidas por averiguación de antecedentes. Eso habilita el pago de coimas porque cuando una compañera viene y nos cuenta lo que le pasó y nosotras no logramos resolverlo en un corto plazo, esa compañera va a terminar arreglando con la policía porque lo que quiere es trabajar tranquila" contó.

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