Hace más de 60 años la Municipalidad recibió la donación del denominado “legado Deliot”, pero durante mucho tiempo no prestó atención a los terrenos en las islas que pasaron a ser de su propiedad. Por diferentes cuestiones, ninguna gestión local puso los ojos en serio sobre los más de 22 kilómetros cuadrados que en la década del 50 fueron cedidos a Rosario por decisión del filántropo Carlos Deliot, hasta que el grupo de autoconvocados denominado “El Paraná no se toca” descubrió algo que todavía los indigna.

Las tierras son 2.204 hectáreas situadas en la isla El Charigüe, detrás de la isla Del Espinillo, a la altura de la costa central de la ciudad.

Vanesa Pacotti, integrante de la agrupación, recordó el comienzo de la historia en diálogo con Rosarioplus.com e hizo su denuncia: “Con este tema estamos desde 2013. En ese momento nos enteramos de que el empresario agricultor ganadero Enzo Mariani había cortado el arroyo De La Cruz y protestamos por eso”.

“Resultó que ese arroyo estaba dentro del legado Deliot, lo que hacía que la situación fuera mucho más grave”, narró la integrante de una de las tantas agrupaciones que desde entonces luchan por terminar con la ocupación ilegal en las islas.

Semanas después, los miembros de El Paraná No Se Toca celebraron la decisión de la Municipalidad “de ocuparse del tema de las islas”, y aunque en julio de 2013 se intimó al empresario a abandonar los terrenos, por estos días la historia parece haber dado un giro en favor de Mariani, quien en su momento aprovechó las tierras para, por ejemplo, construirse una casa con pileta.

“En la última reunión nos dijeron que los expedientes del legado se habían extraviado del Juzgado Civil y Comercial N° 3 a cargo del juez Hernán Gonzalo Carrillo y los tenían que reconstruir ¿Cómo se van a perder? Es raro. Nosotros pedíamos que echen a este empresario pero sin los papeles no se puede. Es un okupa VIP, un tipo que se quedó con mil hectáreas y lo dejan. Si alguien hace lo mismo en una plaza lo echan enseguida”, denunció, indignada, Vanesa.

Ante el temor de que todo quede en la nada, los integrantes de El Paraná No Se Toca pretenden hacerse visibles e insistir con la denuncia. “Este tipo está haciendo estragos ambientales y si nadie lo frena seguirá expandiéndose”, protestaron. 

 
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