Una obra teatral invoca las voces de Juana de Arco, La Loca, Azurduy y la Papisa
Las vidas de ocho mujeres históricas bautizadas bajo el mismo nombre, fueron puestas en cuerpo y escena por Agustina Toia, luego de más de cinco años de investigación a uno y otro lado del charco latino-europeo, y finalmente en octubre “Las Juanas” tiene su estreno en Rosario.
Juana Manso (Argentina), Juana La loca (España), Juana de Arco (Francia), Juana Azurduy (Bolivia), La Papisa Juana (Alemania), Giovanna Marturano (Italia), Juana de Ibarboreau (Uruguay) y Sor Juana Inés de la Cruz (México) son las protagonistas invocadas en esta obra, cuatro latinas y cuatro europeas. Todas mujeres que comparten además de un simple nombre, sus enormes ideales y su lucha incansable en busca del propio deseo de mujeres. El estreno de esta producción de Toia & Callaci será este sábado 2 de octubre en Cultural de Abajo (Entre Ríos 579) a las 20hs, y sigue en cartel todos los sábados hasta noviembre incluido. Reservas al 341 5992991.
Una obra que promete ser del género ‘herejía cósmica’, donde las ocho historias se relacionan con lo espiritual “por su vínculo con la iglesia, con la poesía, la política y el territorio”, adelantó su creadora y actriz Agustina Toia, en diálogo con Rosarioplus.com.
Las Juanas, todas ellas, entre el 1600 y poco antes del 2000, vivieron la prisión y el convento, fueron a la guerra, liberaron a sus pueblos, escribieron sus pensamientos, fueron sepultadas bajo otro nombre, siguieron su instinto y murieron en la pobreza absoluta. Amaron locamente, se hicieron pasar por hombres para escapar a su rol social, sufrieron violencia doméstica, adicciones y abuso de poder, fueron procesadas y condenadas, y esta obra las reúne para escuchar lo que tienen para contar.
Los años de invocar e indagar 'juanamente'
La obra Las Juanas consistió en un trabajo de indagación histórica y también íntima personal que Toia viene realizando desde 2015, pero que asegura siempre haber tenido pendiente: “Me identificaba en las ganas de transformar la cultura que hemos mamado, y sentí que ellas tenían esa fortaleza que me marcó en mi identidad. Desde chica siempre seguí sus historias, en la hoguera, en la torre en el encierro, en las guerras de liberación. Yo me crié en un pequeño pueblo, y siempre me identifiqué con Juana de Arco en su vínculo con el campo y la naturaleza”.
Toia residió muchos años en Europa, donde vivió un momento de creación y cambio personal “muy fuerte”, y ahí se le hizo palpable pensar “cómo mujeres al otro lado del continente se llamaban igual, y cóomo Juana de Arco y Juana Azurduy tenían esas similitudes de guerreras. Sabía que es un proyecto que iba a llevar tiempo, pero las leí en sus idiomas y traduje, y visité el museo de la Juana uruguaya, la plaza donde la quemaron a De Arco en Ruan, y a la única que vio con sus propios ojos fue a la partisana Marturano, que murió en 2013, una anciana que estuvo en los comités comunistas hasta los 100 años".
En estos años Toia dictó talleres y seminarios para investigar la vida de cada una de las juanas, sobre las cuales aseguró que “cada cual buscó llevar su mensaje, luchar por sus ideales, a costa de que las declaren locas y encierren o incineren. En mi pueblito el ‘deber ser’ era fuerte, y desde chica a mí nunca me importó. Sentía la necesidad de seguir el propio camino, incluso dentro de mi oficio teatral”.
Una obra desde el encierro hacia lo cósmico
La escritura de esta obra finalmente sucedió durante el encierro: “La pandemia nos hizo viajar hacia adentro, y con Severo, que en esta obra es el director, trabajamos y ensayamos, leíamos un texto, todo encerrados durante la pandemia. Aunque era un proceso mío personal desde antes, Severo acompañó esta creación con mucho amor y respeto. Pudimos unir nuestras poéticas, del teatro popular y físico, de lo íntimo personal. Severo es un hombre con mucha sensibilidad y conectado con lo profundo y pudo entender lo que yo estaba latiendo con esta obra, una interpretación para acompañar”.
Es una obra que busca evidenciar sobre “las mujeres silenciadas durante tantos siglos, estamos aprendiendo a decir las cosas y la búsqueda nuestra es sin violencia, sin que nadie sea más que el otro. Esto busco decir con la obra”.
Por eso, al posicionar un género teatral, Toia y Callaci sentaron posición con el término creado por ellos: herejía cósmica. Y el propio Severo contó: “A mi este universo me interesa muchísimo contarlo, sobre todo para que podamos vivir en un universo más justo, más armónico. Aunque lo haya la obra no se queda en el rencor o en el dolor, es liberadora, buscamos con la artesanía, la sanía en la creación. Los artistas percibimos el mundo roto, y el impulso creativo es como poder reparar el mundo para poder repararnos nosotros y nosotras, decía Juan José Saer en una entrevista”.
Agustina aseguró que Las Juanas “es una oda, un regalo a todas las mujeres para seguir pensándonos a lo que se viene en el futuro que nos toca”. Y recapituló sobre cada una: “La Maturano era una partisana, comunista, antifachista, iba cada día de la liberación de Roma hasta sus 103 años. Hoy en día Juana de Arco que es la santa patrona en Francia, pero en su momento fue asesinada en hoguera por la santa inquisición como una hereje. Azurduy murió en la pobreza absoluta en una fosa común y hoy le levantan un monumento".
Continuó: "Ibarboreau encarna a la que vive cosas más cercanas a hoy, ella sufrió la violencia doméstica, escribía a escondidas y sentía que la poesía la salvaba, y yo muchas veces siento lo mismo que ella al escribir. La papisa fue la única Papa mujer de la Iglesia Católica, pero se escondió su historia y la enterraron como Juan. Ella falleció producto de un aborto, y después fue olvidada. A Juana la que le decían La loca era porque decía lo que pensaba, la encerraron y no la dejaron gobernar su reinado. Sor Juana se encerró a escribir su poesía porque estaba prohibido escribir, y se enamoró de un hombre y de una mujer, era muy profana. Le sacaron sus pertenencias porque no le permitían amar. Y yo entre la reescritura de todas, hice una relectura de un tratado sobre la emancipación de la mujer que escribió Juana Manso, que dice ‘como que me llamo Juana Manso, pero de Manso no tengo nada’, era increíble”.
De esta manera, Agustina Toia busca contarle al mundo algo que todas ellas no pudieron decir, y consultada sobre lo que le dirían ellas, no dudó: “Creo que estarían agradecidas. Las traigo a la vida para sanar cada una de sus vidas y el mundo con ellas”.
Ficha artística
Dramaturgia y actuación: Agustina Toia
Dirección y puesta en escena: Severo Callaci
Vestuario: Laura Perales - Kitty Di Bartolo – Rosa Arena
Escenografía – objetos – dispositivos escénicos: Lucas Comparetto
construcción de máscara: Cristian Medrano
Fotografía: Pane Marucco
Arte gráfico: Adriano Di Mauro
Voz en off: Neli Famello
Montajes sonoros: Ernesto Figge
Música original: Sol Gabetta
Coro: Coro Casa Veneta
Producción general: Toia&Callaci
Género: herejía cósmica