Rosario será tomada como modelo para políticas nacionales de ahorro energético, ya que en la ciudad desde hace tres años los constructores deben cumplir parámetros que tiendan al ahorro energético. A la fecha en la ciudad ya fueron habilitados permisos de obra por más de 350 mil metros cuadrados que cumplen con diferentes aspectos que tienden al ahorro de luz y gas una cantidad de m2, un equivalente a 350 edificios de siete pisos bajo este sistema.

El Gobierno nacional busca desarrollar un sistema de etiquetado de inmuebles para categorizar casas y departamentos según su comportamiento en iluminación y climatización, y tomará el modelo rosarino como ejemplo.

El proyecto de la Casa Rosada busca parecerse al llamado ‘etiquetado de electrodomésticos’, especialmente en heladeras y equipos de refrigeración donde se distinguen letras A, B, C, D, E, F, G, H, I y J con colores verdes, amarillo, naranja y rojo.

Los inmuebles serán categorizados en todo el país tendiendo al ahorro de energía eléctrica y gas, y Rosario será tomada como ciudad prototípica para la implementación de políticas de eficiencia energética en edificaciones.

El efecto que cualquier persona puede verificar es que desde que se implementa este sistema, las edificaciones, por ejemplo, no pueden contener aberturas con vidrio simple y sin protección, deben protegerse con cortinas de enrollar o con postigones, las paredes y los techos deben contener aislantes térmicos para que tanto el calor como el frío puedan ser controlados, de esta manera, el comportamiento de las viviendas tiende a amortiguar las diferencias de temperatura; para ser más frescas en verano y controlarán el calor en invierno.

En este sentido la norma está orientada a paliar la problemática actual sobre la creciente demanda de consumo de energía de las construcciones. Los altos consumos de energía (gas y electricidad), en su mayoría no renovables, implican a su vez la producción de gases efecto invernadero que contribuyen al calentamiento global del planeta.

Esta posibilidad se da como consecuencia de la sanción y posterior reglamentación de la ordenanza 8757/11, que creó el Programa de Construcciones Sustentables y Eficiencia Energética, que puso en marcha un mecanismo de exigencia a los constructores sobre el cumplimiento de indicadores que evalúan el rendimiento de los edificios en cuanto a su envolvente (las fachadas, cubiertas y muros límites de las edificaciones).

Además del ahorro de energía, teniendo en cuenta los elevados costos y el incremento en la demanda de servicios, la aplicación de la ordenanza también beneficia las condiciones de habitabilidad con la disminución de patologías por condensación de humedad.

La disminución de estas patologías en la construcción implica, además, la reducción de inversión en el mantenimiento de las construcciones a lo largo de la vida útil de las mismas.

El procedimiento que se acordó con todas las instituciones que representan a las actividades de la construcción (Colegios Profesionales, Facultades, Cámaras y Asociaciones Empresarias y Organismos de Control) fue el de ir incrementando las exigencias a medida que se cumple con diferentes etapas. Es así que en el año 2013 la exigencia recaía sobre los proyectos que superaban los 4000 m2, en 2014 los de 3000 m2, en 2015 los de 2000, 2016 los de 1000 y el próximo años los proyectos de más de 500 m2 para culminar en 2018 con la totalidad de los proyectos de obra.