El rito del café en el bar suele ser siempre el mismo. Llega la taza, se toman uno, dos, tres sobres de azúcar, se les amputa uno de los bordes para verter su contenido en la infusión. La acción es simple, mecánica, carente de sorpresas o aventuras. Sin embargo, a veces uno puede detenerse y descubrir que, en el dorso del sobre de papel, aparece dibujado a mano un paisaje conocido. Puede ser el Monumento a la Bandera, el Planetario del Parque Urquiza, la Catedral o el Centro Cultural Fontanarrosa. ¿Cómo llegaron estos rincones de Rosario a los sobres de una marca de café porteña? ¿Quién los dibujó?

La primera respuesta llega vía mail desde el departamento de Comunicación de Café Oyambre, la marca en cuestión. “La idea de los dibujos en los sobres de azúcar fue de los socios fundadores de la empresa hace más de 20 años”, explican. Los primos Velarde y González Lon, que habían llegado a la Argentina en su juventud, provenientes de España, querían “resaltar la identidad argentina bajo una misma estética”. Para ello, encargaron el desarrollo de bocetos de monumentos, paisajes, personajes y lugares característicos de Buenos Aires, La Patagonia, Rosario y Neuquén, entre otras ciudades.

La selección de las ciudades argentinas no fue caprichosa: la compañía cuenta con plantas industriales tanto en Buenos Aires como en Neuquén y sucursales (centros de distribución y servicio) en Rosario, Bariloche y la Costa Atlántica. Los dibujos, hechos a mano alzada, aparecieron en los sobres y se convirtieron en un símbolo característico de la marca. A tal punto, confían desde la empresa, que “hemos recibido consultas de coleccionistas para darles una mano en completar todos los motivos”.

Son cinco los motivos rosarinos en los sobres de azúcar de Oyambre: el escudo oficial de la ciudad, el Monumento, el Planetario, la Catedral y el Centro Cultural Fontanarrosa. Este último escone un detalle que delata la antigüedad del dibujo original: alrededor del emblemático edificio puede verse la fisonomía de lo que fue la antigua Plaza Pinasco, reformada y reconvertida en Montenegro a principios de los 90s.

Sin embargo, el otro enigma no puede ser respondido, y termina convirtiéndose en un auténtico misterio: nadie sabe quién fue el dibujante que tomó semejante tarea. El dato se perdió en medio de un cambio de manos en el comando de la empresa. “Infortunadamente se perdió contacto con el dibujante y los socios actuales no poseemos sus datos”, respondieron escuetamente. 

No va a faltar mucho para que estos particulares dibujitos rosarinos dejen de circular por los bares de la ciudad. Es que desde la empresa advirtieron que “estamos en un proceso de renovación de nuestra imagen que posiblemente pueda incluir nuevos diseños para los sobres de azúcar, con dibujos a mano también pero quizás con motivos un poco más asociados a la cultura del café”. Una buena oportunidad para rastrear cada uno de los sobrecitos y guardarlos en algún rincón de casa, antes de que se pierdan para siempre.