La originalidad del circuito profesional de tenis no se limita sólo a los coloridos conjuntos deportivos de los competidores, las viseras cada vez más estridentes o las zapatillas acordes al último grito de la moda.

La innovación llegó también a las premiaciones, y de este modo terminó con el tradicional trofeo o la clásica medalla. Levantar una copa pasó de moda, pero sin duda a quien le toque levantar una vaca se la va a ver complicada.

Las excentricidades se ven reflejadas en los galardones que levantan con orgullo los campeones. Para mantenerse en la vanguardia, el torneo suizo de Gstaad, por ejemplo, entrega al ganador un pesado trozo de roca y regala una vaca. En cambio el de Hamburgo un ventilador, el de Stanford un gigantesco oso de peluche y el de Acapulco premia al mejor con una pera.

Estos son algunos de los curiosos casos aunque en las imágenes se pueden ver muchas más.