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La consigna es mirar la imagen rápidamente y decir qué es lo primero que se diferenció. Claramente son dos animales los que pueden verse, pero uno siempre prevalecerá. Y en función de esto se puede definir algunas características personales en las relaciones amorosas.  

Un zorro

Si lo primero que se visualizó es un zorro, quiere decir que se trata de una persona solitaria. El zorro no es un animal de manada, confía mucho más en su instinto y en su inteligencia, que además no es poca. Por eso, siente que no necesita de otros para sobrevivir, cosa que es cierta.

Sin embargo, aquellas personas en las que prevalecen estas características, tienen algunos problemas a la hora de establecer una relación ya que le cuesta salir de su estado de soledad. Han logrado desarrollar su autoestima, son persona seguras de sí, y les cuesta encontrar puntos en común con otros.

No siempre logran hacerse el espacio que necesitan y entender que una relación no tiene por qué ser una jaula. Son personas que requieren de tiempo para sí y las relaciones que no les funcionaron, seguramente no tuvieron de ese oxígeno fundamental.

Un conejo

Si lo primero que se vio fue un conejo, la cosa cambia. Quienes visualizaron a este animal son personas a las que no les cuesta demostrar su afecto y que suelen ser sumamente agradables y demostrativas. Además, claro, que son del tipo de personas que se enamora fácilmente.

El inconveniente con el que se encuentran es que se apegan tanto a la otra persona, que se olvidan de ellos mismos. Son de la clase de persona que cree que sí se puede vivir de la relación con una pareja, y las cosas no son tan así. 

Se trata de encontrar un equilibrio entre los proyectos y la realización personal. De este modo, descubrirán la fuerza que tienen por sí mismos y entender que la pareja es una parte más de la vida y no todo.