Acindar, Euro, Vicentin, usina Sorrento: impacto de la crisis económica y avance del conflicto laboral
Distintas firmas de la región que pertenecen a diversos sectores no acusaron recibo de la mejora en indicadores macroeconómicos que celebran desde el gobierno nacional. Con realidades diferentes, pero con el parate productivo como trasfondo, el conflicto laboral recrudece en reconocidas fábricas de la región.
Despidos, suspensiones, medidas de fuerza o conciliaciones obligatorias, son algunos de los términos que resuenan en el mundo laboral del Gran Rosario y alrededores. Cada una con sus matices, pero ninguna ajena a una realidad atravesada por la crisis económica que se profundizó durante un 2024 de pérdida en el poder adquisitivo, derrumbe de consumo e impacto directo en la producción. A esto se suma el encarecimiento en dólares para exportar y la apertura importadora que pone en jaque la producción local.
La metalúrgica Acindar de Villa Constitución, el frigorífico Euro de Villa Gobernador Gálvez, la Usina Sorrento en Rosario o la agroexportadora Vicentin con sede en Ricardone y San Lorenzo, fueron noticia los últimos días por conflictos entres sus respectivas patronales y los empleados ¿Qué está pasando en cada caso?
Los trabajadores de Acindar comenzaron esta semana con la novedad de que 60 de ellos no pudieron ingresar al establecimiento de Villa Constitución. Como respuesta, el gremio inició una medida de fuerza que paralizó por completo la producción de la planta siderúrgica, en reclamo por la situación laboral. Por la tarde mantuvieron una reunión y acordaron que los despedidos se reincorporen este martes.
El conflicto involucra a trabajadores que venían con sanciones factibles de despidos, pero las diferencias entre empleados y la patronal se intensifican en medio de la discusión paritaria y mientras la fábrica pretende avanzar en achiques y nuevas metodologías, según informaron desde el gremio.
En tanto, Vicentin sigue sumando capítulos a su saga. En este caso, y en medio de un extenso proceso judicial todavía en suspenso para la agroexportadora, sus trabajadores sorprendieron con un paro en las plantas de Ricardone, San Lorenzo y Puerto General San Martín. Denuncian que la empresa incumplió con la fecha de pago de un bono anual, acordado en 2024.
Ante este escenario, desde el directorio solicitaron la conciliación obligatoria y publicaron un comunicado en el que prometen a sus empleados el pago del bono (que debía ser liquidado la semana pasada) en dos pagos, a realizarse el 21 de enero y el 5 de febrero. En el texto, el directorio sostuvo que el pago no se concretó ya que “no cuenta con los recursos para poder hacerlo” y concluyeron: “Si no trabajamos, no cobraremos los fazones y no podremos pagar las próximas remuneraciones regularmente”.
El caso de Euro, el frigorífico de Villa Gobernador Gálvez, resonó la semana pasada en toda la región ya que fueron 75 los despidos. Los trabajadores se encontraron una mañana con la sorpresa de que no podían ingresar a la planta tras haber sido despedidos. La drástica medida desató una protesta frente a la empresa, situada en San Diego al 1900, a espaldas del arroyo Saladillo.
Según explicaron los empleados, la empresa ya venía realizando acuerdos individuales de retiros voluntarios. Esa misma tarde hubo una audiencia en la que se dictaminó el retorno a las tareas habituales en el frigorífico y hasta el 23 de enero mantendrán negociaciones para evaluar quienes continúan y como sigue el futuro de la firma.
Por su parte, en usina Sorrento el año también comenzó caldeado luego de la decisión del grupo Taselli de proceder con los despidos (la mitad del personal) de trece empleados, que por ahora siguen vinculados en suspenso por la conciliación obligatoria. Sin embargo, la negociación está en stand by y la empresa no propone alternativas, solo esgrime dificultades por la situación económica que atraviesa el país.
Este jueves habrá una audiencia de conciliación, pero el gremio no se fía dados los antecedentes de la patronal. A esto se suma que el contrato de generación eléctrica que tiene la vieja central térmica con el Estado vencerá dentro de dos años, y el temor de fondo es que Taselli haga su juego, liquide la empresa y vire su valioso emplazamiento frente al río Paraná a un negocio inmobiliario de valor incalculable.