Carta abierta y urgente del biocombustible al gobierno
La Cámara Santafesina de Energías Renovables (Casfer) difundió un comunicado de profunda alarma acerca de la viabilidad del sector. Las empresas pymes que producen biocombustibles en Santa Fe aseguran que están condenadas al cierre inminente, y reclaman al gobierno nacional una reacción en su favor. El sector pide al presidente Alberto Fernández que haga honor de la ley de biocombustibles que se promulgó durante la gestión de Néstor Kirchner, y que proteja a las pymes respecto de los negocios que hegemonizan los popes de la industria petrolera, incluso hasta con la importación de gas oil.
Este sector en el país se compone de unas 50 plantas distribuidas en 10 provincias. Más de 40 son pymes, y su primer reclamo es el precio congelado que mantienen hace meses y, según aseguran, en un 20 por ciento por debajo de los costos. En Santa Fe afirman que emplean a unos 3000 trabajadores.
La carta que divulgó Casfer se define como "un último llamado de auxilio al Gobierno nacional" e interpela al jefe de Estado.
"Señor Presidente de la Nación, Alberto Fernández:
Como Ud. sabe la industria de biocombustibles es hija de una Ley impulsada por Néstor Kirchner, quien tuvo el honor de tenerlo a usted como Jefe de Gabinete. Con profundo dolor hoy las industrias del sector nos vemos obligadas a cerrar las plantas en nuestro país y dejar a varios miles de personas sin sus fuentes laborales.
No hay ley en lo que va del siglo 21 que haya creado un desarrollo industrial nacional tan importante como ésta.
Por una ley promovida por un peronista como Néstor Kirchner, durante su gobierno, peronista de verdad, y que hace una semana todo el Senado aprobó prorrogar, se crearon miles de puestos de trabajo y más de 50 industrias en 10 provincias. Ese mismo Néstor Kirchner cuyas primeras acciones fueron poner a la Argentina profunda y federal de pie, rescatando provincias del peor olvido y la más humillante exclusión. Así las cosas, y con esta decisión carente de la más mínima justificación técnica, una producción vital para casi la mitad del país, garante de un federalismo genuino -ese mismo que Néstor Kirchner pregonó-, esa producción con industrialización de la ruralidad será borrada de un plumazo. Ni con Macri, unitarista por excelencia, odiador serial de una Nación industrial, nos pasó lo que está por venir. Hoy, en un país cuyo interior tiene 44% de pobreza y 14% de desocupación, destruir empleo a propósito en nombre del peronismo es casi una nueva categoría criminal, inhumanidad cínica, agravada por la traición al vínculo.
Porque de nada sirve una Secretaría de Energía en Neuquén si desde allí se atenta contra las demás provincias integrantes de esta extraordinaria Nación, en defensa de un unitarismo petrolero, sectario y sin control alguno.
Hoy no tenemos opción, tenemos que cerrar y dejar a miles de familias sin trabajo con lo que eso implica en este contexto. Hemos sido ignorados desde el año 2016 y lamentablemente esa situación se extendió durante este año 2020, cuando el sector tenía enormes expectativas con la vuelta al gobierno del sector que lo impulsó.
En el caso del biodiesel de soja, mientras el país importa gas oil con dólares que escasean, millones de toneladas de soja se encuentran acopiadas sin liquidar que se podrían transformar en biodiesel para sustituir ese gas oil y en harina de exportación generando miles de millones de dólares que Argentina necesita con urgencia.
Está el concepto de que el gas oil importado tiene menos costo que el biodiesel nacional. Nos preguntamos con el mayor de los respetos: ¿A cuál valor del dólar hay que analizar el verdadero costo del gas oil importado? ¿Al oficial de $80 que es muy difícil de acceder, o al de contado con liquidación de $150 que es el costo de oportunidad para muchas empresas que deben recurrir para cumplir sus obligaciones e importaciones porque no logran acceder al tipo de cambio oficial?
A este análisis hay que adicionarle que por cada tonelada de biodiesel que se deja de producir van a posponerse la liquidación de 4 toneladas de harina de soja. Además el gas oil se paga con dólares por adelantado y el biocombustible con pesos a lo largo de toda la cadena industrial, y a plazos que van hasta los 60 días.
Lamentablemente, está el concepto de que el gas oil importado paga impuestos específicos y acá nos preguntamos cuáles son los impuestos genuinos de Argentina... ¿Los impuestos como el IVA y Ganancias que pagan las industrias nacionales de biocombustibles, o los impuestos específicos que Argentina le cobra a un gas oil que se produce en el extranjero?
Nosotros, con el mayor de los respetos, pensamos que Argentina necesita urgente dólares que respalden la moneda nacional y no cobrar impuestos específicos en pesos a productos importados.
Mientras las importaciones de combustible presionarán las reservas del Banco Central, la industria de biocombustible estará tristemente cerrada y no será por culpa de la pandemia.
El Presidente Alberto Fernández pidió al pueblo argentino se le haga saber cuando, sin quererlo por supuesto, se desviaba del peronismo que sabemos él profesa. Y enfatizamos por lo expuesto: peronismo y kirchnerismo que ÉL profesa. No perdemos las esperanzas ni la fe en sus promesas de campaña ni en su firmeza actual para poner a la Argentina de pie y reconstruirla. Pues bien, no se pone de pie a la República, ni se la reconstruye, empujando al mar, con topadoras manejadas por empresarios del petróleo que vuelven a creer que el país les pertenece, a las decenas de pymes de los biocombustibles y sus miles de pymes asociadas.
No queremos un precio que nos garantice rentabilidad mientras el país no logra recuperar la economía.
Ayúdenos Señor Presidente! Confiamos que ud no permitirá que otra industria desaparezca ni que miles de personas se queden sin trabajo!"