Efecto inflación: mejora el empleo pero sigue el drama de no llegar a fin de mes
Uno de los grandes problemas que tuvo durante estos tres años de gestión el gobierno nacional, fue no poder trasladar a la economía cotidiana las mejoras que logró en los índices macroeconómicos. Un testimonio de ello fue la sostenida recuperación en los datos de empleo, que no llegó a tener un impacto suficiente para solucionar la falta de dinero que afecta a trabajadores y trabajadoras a fin de mes.
Este fenómeno se ve sintetizado en una encuesta que publicó recientemente la consultora Tres Punto Zero, a cargo del politólogo Raúl Timerman. El gráfico muestra que a mediados de 2020 la desocupación era la segunda mayor preocupación para los argentinos encuestados (apenas detrás de la corrupción). En el transcurso de dos años y medio, esa variable pasó a ser la que menos preocupa a los consultados, mientras que la inflación pasó a ser la primera por consenso absoluto.
Los datos publicados esta semana por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) ratifican que la inflación es una de las dificultades más grandes para al gestión del Frente de Todos y será unos de los mayores condicionantes a la hora de defender los tres años y medio de gobierno durante la campaña electoral. El 6% de aumento durante enero y el acumulado de casi 100% para el índice de precios será además motivo de tensión para las negociaciones salariales que tendrán lugar durante los próximos meses.
Pero no todos los trabajadores tendrán el privilegio de resguardar su poder adquisitivo en negociaciones paritarias, ya que en Argentina sigue existiendo un alto porcentaje de informalidad o de personas que trabajan por cuenta propia. Los últimos datos oficiales del mercado laboral (3er trimestre 2022) expusieron que en Argentina hay un 37,4% de trabajadores no registrados (sin descuentos jubilatorios). En el mismo trimestre de 2020 ese universo representaba al 28,7% de asalariados.
Se trata de un sector de la población que trabaja en condiciones de informalidad o precarizado, sin obra social ni un respaldo gremial que le permita resguardar el poder adquisitivo de sus ingresos ante la inflación. Esas desventajas quedaron expuestas al comparar la evolución de sus ingresos con las de otros sectores de la población trabajadora.
Durante el año pasado el promedio salarial que elabora el Indec tuvo un crecimiento de 90,4%, quedando por debajo de la inflación, que arrojó un 94,8%. Más allá del promedio, cada sector tuvo su evolución en particular. Los privados y públicos lograron emparejar sobre fin de año, pero los no registrados apenas superaron el 65% de crecimiento salarial y quedaron muy lejos de la evolución del índice de precios.
Esto ratifica la tendencia de trabajadores que no llegan a fin de mes en Argentina y explica porqué la inflación aparece como la principal preocupación para los argentinos y argentinas.
¿Quién se la está llevando?
Parte de quienes integran la coalición gobernante explican este fenómeno como una deficiente redistribución de la riqueza generada en estos años. De hecho, fue uno los tantos motivos que profundizó la interna en el Frente de Todos. Desde el ala kirchnerista celebran la baja del desempleo, o el crecimiento de la actividad económica, pero cuestionan el deterioro del poder adquisitivo.
La propia Cristina Kirchner cuestionó ese escenario en distintas oportunidades y advirtió que los trabajadores están cediendo terreno en la participación de los ingresos, mientras los sectores empresarios se llevan cada vez más. Más allá de las internas y de las responsabilidades, los datos la avalan, ya que a fines de 2015 la participación de los trabajadores en la generación de ingresos era del 52%, mientras que los empresarios acaparaban un 48%.
Actualmente y a fuerza de un deterioro constante en ingresos durante los últimos años, la participación de los trabajadores cayó al 42%. Esa pérdida se compone de la erosión que sufrieron los sueldos de los trabajadores frente a la inflación durante estos años, particularmente los sectores no registrados, que fueron los que más crecieron en este último tiempo.
Mientras la generación de empleo siga teniendo un alto componente de trabajo informal o precario, la preocupación por la inflación seguirá escalando. En cuanto al sector privado, si los precios siguen por el sendero ascendente, no habrá recomposición salarial que alcance para que la inflación deje de ser la mayor preocupación y el mayor obstáculo electoral del oficialismo.