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Cuando asumió el nuevo gobierno, la deuda pública externa del Estado Nacional ascendía a 65 mil millones de dólares en situación regular y 11 mil millones de dólares en situación irregular (holdouts). Es decir que, sin una buena negociación, debíamos unos 76 mil millones de dólares.

Desde entonces, el gobierno de Cambiemos (UCR-PRO) tomó deuda externa por 27 mil millones de dólares, lo que equivale al 35 por ciento de la deuda externa total acumulada por el Estado Nacional hasta diciembre de 2015.

La nueva orientación política incluye, además, el endeudamiento externo de los gobiernos provinciales. Hasta la fecha, las provincias tomaron deuda externa por 4 mil millones de dólares, encabezados por la Provincia de Buenos Aires (U$S 2.250 millones), la CABA (U$S 890 millones) y Mendoza (U$S 500 millones). Como podemos ver, la mayor parte del endeudamiento externo de las provincias se da con gobiernos que forman parte de la alianza de gobierno UCR-PRO.

También YPF tomó deuda externa con el nuevo gobierno, por mil millones de dólares.

Con todos estos mecanismos de endeudamiento externo, el gobierno nacional logró el ingreso de 32,5 mil millones de dólares, de los cuales 12,5 mil millones se dedicaron al pago de los fondos buitre y demás holdouts. Es decir que, en términos netos, se incorporaron a las reservas 20 mil millones de dólares.

Sin embargo, desde el 10 de diciembre de 2015 hasta la fecha la reservas sólo crecieron en 9 mil millones de dólares, de los cuales 2 mil millones son producto de una maniobra especulativa por parte de las empresas del sector cereales y oleaginosas sobre el final del mandato anterior.

Sincerando ese punto, las reservas sólo crecieron en 7 mil millones de dólares contra un incremento neto de 20 mil millones de dólares en deuda externa. Es decir que en apenas un semestre, se produjo un drenaje de 13 mil millones de dólares para financiar la fuga de capitales.

Esa es la lógica del nuevo gobierno: endeudar todo lo que pueda ser endeudado, para ingresar los dólares que los dueños de la Argentina necesitan para poder fugarlos. Todo lo que pueda ser endeudado somos nosotros, los dueños de la Argentina son ellos.

Están gastando (fugando) más dólares de lo que pueden gastar, están viviendo una fantasía, una fiesta que se sólo se sostiene con endeudamiento externo. La cuenta de esa fiesta, de esa deuda, como la de la luz y la del gas, nos va a venir a nosotros.